Ante los constantes aumentos en las facturas de electricidad y luz en el Reino Unido, una organización local lanzó una campaña de desobediencia civil para instar a la población a no pagar los servicios.

El grupo No Pagues Reino Unido aspira a poner a las empresas en "serios problemas". "Queremos traerlos a la mesa de diálogo y obligarlos a poner fin a esta crisis", afirma en su página web.

Desde el Gobierno ya condenaron la iniciativa, a la que han calificado de "muy irresponsable" porque "solo causará un incremento de los precios y afectará a la valoración crediticia personal", según un portavoz oficial citado por el diario 'The Guardian'.

Además, subrayan que "ningún gobierno puede controlar el precio global del gas", aunque "estamos prestando ayudas por 37.000 millones de libras para los hogares, incluidas las 400 libras de descuento en las facturas de energía y las 1.200 libras de ayuda directa a los hogares más vulnerables para paliar el aumento de los precios".

El 1 de octubre está previsto que se eleve el tope máximo del coste de la energía en Inglaterra, Escocia y Gales, lo que provocará aumentos de las facturas para millones de usuarios. La suma de las facturas habituales de gas y electricidad podría alcanzar las 3.358 libras interanuales en octubre, según la consultoría Cornwall Insight, casi el triple de las 1.400 libras de octubre de 2021.

La consecuencia es que muchos hogares tendrán que ahorrar en comida u otros gastos esenciales para poder pagar estas facturas.

Por eso, muchos de ellos han decidido que no pagarán las facturas de energía, como miles de activistas que se han sumado ya a la campaña de desobediencia civil pese a los riesgos como el aumento de las deudas, los cargos extra o, en casos extremos, el corte del suministro.

No Pagues Reino Unido comenzó a funcionar en junio y asegura que tiene más de 75.000 adhesiones a su campaña de insumisión al pago de las facturas que pondrá en marcha si el Gobierno no toma medidas "drásticas".

Según el grupo, cuenta con más de 21.000 activistas "de toda procedencia" que se están organizando utilizando canales de la red Telegram para coordinar el reparto de panfletos y concienciar a la gente. Hasta ahora aseguran haber repartido más de 1,6 millones de panfletos.

Los organizadores se mantienen en el anonimato por miedo a posibles represalias, pero aseguran que son solo un grupo de amigos en el que surgió la idea tras "convencerse de la necesidad de hacer algo por el aumento del coste de la vida".