Una noticia tenebrosa confirmó sospechas y abrió otras en una causa que tomará nuevo vuelco a partir de ahora: las pericias ordenadas por el fiscal madariaguense Walter Mércuri acaban de confirmar que los restos humanos hallados hacia dos meses y medio por un pescador en el Partido de la Costa corresponden a Marcelo Medina, el muchacho de 19 años que se había ido de su casa en Villa Gesell a principios de mayo pasado sin dejar rastros sobre su paradero. La carátula cursada por la UFI 8 perteneciente al Departamento Judicial de Dolores cambió de “Averiguación de antecedentes” a “Averiguación de causales de muerte”.

Desde ese momento, Medina era buscado a través de distintas diligencias compartidas entre la policía geselina, la Bonaerense, Prefectura Naval y otros cuerpos especializados, aunque ninguna de ellas con resultados positivos.

El 8 de mayo pasado, Marcelo Medina abandonó su casa familiar en paseo 112 y avenida 15 de Monte Rincón, el mismo barrio geselino donde en octubre de 2010 la joven Agostina Sorich, de entonces doce años de edad, dejó su vivienda en circunstancias similares y nunca más se volvió a saber sobre ella.

Las cámaras de seguridad de las que se jacta el Municipio solo lo vieron pocas horas después en Boulevard Silvio Gesell y paseo 126, a casi veinte cuadras de su hogar. Medina lucía en ese momento un short deportivo, un buzo con capucha verde y zapatillas de lona negras. Es lo último que se supo de él con vida.

Sus padres había dicho que padecía brotes psicóticos con delirios místicos y que en las horas precedentes a su desaparición decía cosas inconexas acerca de Dios y Jesús. La familia había pedido la intervención de la policía local y del hospital municipal, aunque el joven se habría resistido. Finalmente indicaron que se fue de su casa en la madrugada del domingo 8, escapando por una ventana.

Entre las pesquisas posteriores fue encontrada una sábana quemada por paseo 114 y avenida 4, a solo una cuadra de la 3 y a pocas del centro comercial, que la madre de Marcelo Medina reconoció como propia de su hijo. Tiempo después se iniciaron rastrillajes en Mar Azul, al sur del Partido de Villa Gesell, donde un sujeto aseguró haber visto a un hombre con el torso desnuda por esa zona. Encontraron un colchón, ropa de abrigo, un balde y restos de una fogata, aunque nada de aquello pudo ser vinculado a Medina. En simultáneo, el gobierno bonaerense ofreció recompensas por toda información relacionada al joven: una de dos millones y medio de pesos y la otra por el doble de ese valor.

Mientras tanto, la familia, desesperada, salió en su búsqueda por Pinamar, el Partido de la Costa e incluso Mar del Plata, donde pegaron carteles caseros con el rostro de su hijo.

El 28 de mayo, y mientras en el entorno de Medina cundía la desesperación, un pescador encontró en el Partido de la Costa un torso superior con un brazo, la escápula y la clavícula, además musculatura en la zona del antebrazo y la mano, lo cuál daba cuenta de que los restos eran recientes. Cuando la Policía Científica acudió al lugar, halló a pocos metros un rosario.

Los detalles divulgados sobre este hallazgo son confusos. Es que en principio se señaló que los restos aparecieron a la altura de Mar de Ajó, precisamente en playa y Avenida Espora (pleno centro marajense) pero luego se señaló a Mar del Tuyú, cabecera del Partido de La Costa, al lado de Santa Teresita y a unos veinte kilómetros del primer lugar. Finalmente, la referencia se corrigió hacia Nueva Atlantis, localidad lindera a Mar de Ajó.

Con todo, Verónica Zamboni, titular de la Ayudantía Fiscal de Villa Gesell, pidió la extracción de sangre a los padres de Marcelo para hacer un cotejo de ADN con los restos humanos que habían arrojado las playas del Partido de la Costa. Pero pocas semanas la familia Medina solicitó su recusación, descontenta con el curso de una causa que entonces cayó en manos de Walter Mercuri. Zamboni es quien dirigió la investigación a causa de la muerte del joven Fernando Báez Sosa a principios de 2020 en el boliche Le Brique, de Villa Gesell.

Confirmados los resultados de la pericia que se hicieron sobre los restos humanos en Junín, Walter Mércuri ordenó un allanamiento en la vivienda de los padres de Medina, pero también en la de su abuela, cerca de allí. El fiscal asegura que estos procedimientos son de rutina y no implican la imputación de los padres en la causa, a la que permanecen vinculados como particulares damnificados.

Curiosamente, mientras se realizaban estas tareas, un vecino de Villa Gesell que caminaba por la playa se encontró con un maxilar a la altura del paseo 150, en el sur de la localidad. El hallazgo fue enviado a La Plata para el estudio de antropología forense. Si allí estiman que la pieza ósea puede pertenecer a un varón de veinte años, será entonces remitida a Junín para el cotejo genético con las muestras de sangre extraídas a los padres de Marcelo Medina.

Además se ordenó un segundo estudio en Mar del Plata, donde la investigación intentará avanzar para conocer la gran duda que ahora se impone: cómo es que murió Marcelo Medina, el joven que desapareció de su casa en Villa Gesell hace tres meses y sus restos fueron encontrados setenta kilómetros al norte por la caña de un pescados, sin ningún de momento indicio alguno sobre el trágico desenlace.