Israel y la Yihad Islámica Palestina iniciaron el domingo por la noche una precaria tregua que pondría fin a una escalada de violencia de tres días que dejan al menos 43 muertos palestinos, entre ellos 15 niños, y más de 360 heridos. A pocos minutos del inicio del alto el fuego, obtenido gracias a la mediación egipcia, el Ejército de Israel llevó a cabo ataques contra posiciones de la Yihad Islámica en el enclave palestino "en respuesta a los cohetes disparados" hacia el sur del territorio israelí, donde sonaron las sirenas de alerta.

Agradeciendo a Egipto "sus esfuerzos" para mediar, la oficina del primer ministro israelí, Yair Lapid, señaló: "Si se viola el alto el fuego, el Estado de Israel se reserva el derecho de responder con firmeza". El acuerdo de tregua incluye "el compromiso de Egipto de actuar a favor de la liberación de dos prisioneros, Basem Al Saadi y Khalil Awawdeh", afirmó en un comunicado Mohamed Al Hindi, jefe del brazo político de la Yihad Islámica.

En medio de una tensa calma, se espera que este acuerdo marque el final de tres sangrientas jornadas de intercambios de fuego, iniciadas el viernes por una "ofensiva preventiva" israelí en Gaza. Después de múltiples intentos fallidos, las negociaciones de un cese de hostilidades llegaron a buen puerto con la visita de una delegación egipcia a la Franja, donde se ultimaron los detalles. De esta manera, Egipto vuelve a tener un rol decisivo como interlocutor entre Israel y las milicias palestinas, al igual que en ocasiones pasadas, como durante la escalada bélica de mayo del año pasado.

Al menos 15 niños muertos

El ministerio de Sanidad de Gaza precisó que entre las 43 víctimas mortales de estos tres días hay 15 niños y cuatro mujeres. Además informó de que más de 360 palestinos resultaron heridos por los bombardeos israelíes. La Yihad Islámica, por su parte, identificó al menos a nueve de los muertos como milicianos del grupo, incluyendo a los dos principales comandantes de su brazo armado: Taysir al Yabari y Jaled Mansur. Del lado israelí no se registraron muertes y se contabilizaron unos 40 heridos leves.

Durante los tres días de escalada, la Yihad Islámica lanzó más de 930 cohetes desde Gaza hacia Israel, según estimaciones del Ejército, que detalló que la gran mayoría cayeron en áreas despobladas o fueron interceptados por el sistema de defensa antiaérea Cúpula de Hierro.

Los bombardeos israelíes, por otra parte, atacaron más de 160 objetivos presuntamente pertenecientes a la Yihad. Entre estos incluyeron instalaciones donde dijeron que se fabricaba y almacenaba armamento, sitios desde donde se lanzaban cohetes y una red de túneles presuntamente utilizados por el grupo. Los ataques israelíes alcanzaron también torres residenciales, viviendas y otras estructuras civiles, agravando aún más la crisis humanitaria en el enclave bloqueado.

En el terreno, la vida diaria en Gaza se paralizó y la única central eléctrica tuvo que cerrar el sábado por falta de combustible, debido al bloqueo de las entradas del enclave por parte de Israel desde el martes pasado. La agencia humanitaria de las Naciones Unidas, OCHA, advirtió del "grave riesgo" para la "continuidad de los servicios básicos esenciales".

Las claves del acuerdo

Uno de los elementos clave de esta desescalada fue la decisión del movimiento islamista Hamás, que gobierna de facto en Gaza y cuenta con un poderío armamentístico muy superior al de la Yihad Islámica, de no sumarse a la respuesta armada ante la ofensiva israelí del viernes. Además los proyectiles lanzados por la Yihad fueron en su mayoría de corto alcance, con excepción de una serie de cohetes lanzados en dirección a las ciudades de Tel Aviv y Jerusalén.

Según informó este domingo Mohamad al Hindi, que encabeza al departamento político de la Yihad Islámica en Gaza, entre las condiciones del acuerdo de alto el fuego figuran la flexibilización del bloqueo israelí sobre Gaza, la entrada de combustible para la reactivación de la central eléctrica y la liberación de un miembro del grupo encarcelado por Israel.

Este prisionero es Bassem Saadi, cuya detención por parte de Israel en Cisjordania ocupada el lunes pasado marcó el inicio de la tensión que culminó con la escalada de violencia. Su detención generó una amenaza de represalia por parte de la Yihad Islámica, que llevó a Israel a cerrar los cruces fronterizos con Gaza e interrumpir la circulación en las comunidades fronterizas.