El cada vez más debilitado presidente de Brasil reiteró hoy que no piensa renunciar a su cargo, a pesar de haberse convertido ayer en el primer mandatario en funciones en ser acusado formalmente por corrupción. "Crearon una trama de novela. Digo sin miedo de errar que la denuncia es una ficción", subrayó Temer respecto a la denuncia que presentó ayer el procurador general de Brasil, Janot.

El mandatario brindó una declaración pública en el Palacio de Planalto, rodeado por numerosos asesores y diputados. Apuntó directamente a Janot como el artífice de una "infamia de naturaleza política". "Quieren parar al país, quieren parar al Congreso. Atacan a la presidencia de la República", insistió el golpista, quien dijo: "No sé cómo Dios me puso aquí", en referencia a su cargo. No fue Dios, sino una trama política que terminó con el golpe parlamentario contra Dilma Rousseff el año pasado.

La Fiscalía General acusó a Temer de haber cometido el delito de corrupción pasiva. Puntulamente, Janot afirma que Temer recibió un soborno de 500.000 reales (unos 150.000 dólares) de parte de la empresa JBS, la mayor procesadora de carne del mundo. La policía fotografió a Rodrigo Rocha Loures, exdiputado y estrecho asesor del presidente, recibiendo una valija con el dinero de parte de un ejecutivo de esa compañía.

El dueño de JBS, Joesley Batista, entregó a la justicia el audio de una conversación que mantuvo con el mandatario en marzo, en la que Temer señala a Rocha Loures como el indicado para resolver los inconvenientes que tenga la empresa. En esa grabación el presidente también aparece avalando el pago de coimas al detenido ex diputado Eduardo Cunha, involucrado en el Lava Jato y artífice del golpe parlamentario a Rousseff.

"No permitiré que me acusen de crímenes que jamás cometí", proclamó Temer en su primera declaración tras conocerse la denuncia. "En el foco jurídico, mi preocupación es mínima", agregó y preguntó: "¿Dónde están las pruebas concretas de la recepción de esos valores?". Al mismo tiempo, calificó la acusación como un "atentado contra el país".

La denuncia de Janot fue entregada al juez del Supremo Tribunal Federal (STF) Edson Fachin, que tramita las causas contra funcionarios federales (con fueros), englobadas en el Lava Jato. Fachin deberá ahora pedir autorización al presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia -aliado de Temer-, para que el STF evalúe si la denuncia es procedente.

El juez debe luego remitir la solicitud a la Cámara, aunque antes podría optar por escuchar a la defensa del mandatario y la respuesta de Janot, lo que podría insumir hasta 20 días más. Luego Diputados comenzará a tratar la denuncia en la Comisión de Constitución, Justicia y Ciudadanía, de 66 miembros, que deberá emitir un dictamen. El pedido de autorización deberá ser enviado entonces al pleno de 513 diputados, donde la denuncia debe ser respaldada por 342 diputados (dos tercios de los escaños) para que pueda activarse. De lo contrario, será archivada.

Si llega a la Corte Suprema, la acusación será tratada por el plenario de 11 jueces, quienes definirán si abren un juicio o la descartan. En caso de que se pronuncien a favor de un juicio, Temer será suspendido de su cargo por un máximo de 180 días, lapso durante el cual el ultraconservador Maia asumiría la presidencia.