PáginaI12 En Brasil

Desde Brasilia

Desopilante. “Tengo el orgullo de ser presidente (pero) no sé cómo Dios me colocó aquí” se planteó, casi metafísico, Michel Temer al hablar en el Palacio del Planalto donde despacha desde hace 13 meses gracias a la expulsión de la mandataria electa Dilma Rousseff. La intención del gobernante fue dotar de un aire de solemnidad una frase que acabó convertida en el hazmerreír de las redes sociales donde fue reproducida en forma de memes.

Ayer Temer se dedicó el día a elaborar una estrategia para permanecer en la presidencia a pesar de la grave denuncia de corrupción presentada en su contra por el procurador general de la república Rodrigo Janot, al que intimidó públicamente durante su pronunciamiento transmitido en vivo a todo el país.  

“No huiré de la batalla, ni de la guerra que tengo por delante (..) no me falta coraje” dijo, o mejor amenazó, Temer dirigiéndose directamente a su enemigo Janot. Y seguidamente, para demostrar que guerra es guerra,  insinuó que el jefe de los fiscales federales fue sobornado por el empresario arrepentido Joesley Batista, propietario del frigorífico JBS el mayor exportador mundial de carne vacuna.

Esta fue la primera aparición pública de Temer luego de que el procurador recomendó al Supremo Tribunal Federal que lo separe del cargo debido a los “graves delitos” cometidos sobre los cuales existe “harta evidencia”.

Junto con la acusación el procurador aportó pruebas que parecen irrefutables.

Entregó al Supremo la grabación de una reunión entre el imputado y el magnate Batista en la que se registró el aparente acuerdo para el pago de sobornos, la intimidación de jueces y el aval para que el enlace entre ambos sea Rodrigo Rocha Loures. Además presentó un video en el cual Rocha Loures, alias “el hombre del maletín”, fue filmado transportando 500 mil reales en billetes (165 mil dólares) que el fiscal asegura eran parte de la coima que JBS destinaba al presidente.

Políticamente moribundo, sin condiciones de reencauzar un país a la deriva Temer, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), se dedica a gobernar en causa propia. Convirtió al Planalto en un buffet de abogacía cuya única misión es garantizarle la impunidad a través de la intimidación de Janot y la cooptación de legisladores para impedir la apertura del proceso.

La ley establece que luego de haber recibido la denuncia el Supremo Tribunal Federal tendrá que enviarla a Diputados donde se requiere de una mayoría especial, de 342 sobre 513 legisladores, para que se inicie el juzgamiento. El oficialismo cuenta, en hipótesis, con una mayoría holgada en la Cámara baja para obstruir el juzgamiento gracias a la coalición que tiene como principales fuerzas al PMDB y el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), del expresidente Fernando Henrique Cardoso.

Ocurre que el desgaste del mandatario comenzó a contaminar la alianza que le da sustentación y a carcomer la lealtad de sus aliados de otrora como Cardoso que le recomendó que renuncie pese a respaldar las reformas neoliberales en curso.

Luiz Inácio Lula da Silva afirmó ayer que Temer, luego de ser imputado formalmente, y con un apoyo de sólo el siete por ciento, no le queda otra opción que renunciar. El “golpe insensato” hundió al país en la “mediocridad” que sólo puede ser superada con elecciones directas anticipadas para poder “conquistar la paz y la democracia” planteó el jefe del Partido de los Trabajadores (PT) que según una encuesta de este fin de semana encabeza las intenciones de voto con el 30 por ciento, casi el doble de su principal oponente, el militar retirado y apologista de la dictadura Jair Bolsonaro.

Respaldando a Lula el bloque de diputados del PT anticipó que dará una dura “batalla” para que se apruebe el juicio a Temer en Diputados donde se avecinan días intensos.

Los sobresaltos relativos políticos no causan gran conmoción en el mercado  dedicado a optimizar sus tasas de ganancias actuales y futuras. Ayer la Bolsa de Valores de San Pablo bajó menos de un punto y el dólar se encareció el 0,5 por ciento, una oscilación modesta ante el sismo que supone la inédita denuncia de corrupción contra un mandatario por un delito común.

Lo que hace mover el sismómetro de banqueros y especuladores son las eventuales amenazas al nuevo pacto social surgido con el régimen de excepción en vigor. En la infraestructura de esta remodelación del país está la enmienda constitucional que en diciembre del año pasado congeló el gasto público real por 20 años, es decir, durante los próximos cinco mandatos presidenciales. Para completar el legado del golpe restan las (contra) reformas laboral y previsional.

La semana pasada el mercado se sobresaltó cuando en la Comisión de Asuntos Sociales del Senado el proyecto de la oposición, con el PT a la cabeza, derrotó a la reforma del gobierno que eleva a 12 horas la jornada laboral y prácticamente termina con las negociaciones colectivas.

Hoy volverá a ocurrir una disputa en la Comisión de Constitución y Justicia entre la propuesta “modernizadora” del Planalto, apoyada por las cámaras empresariales, y el proyecto petista que tiene el respaldo de la Central Unica de los Trabajadores y otras organizaciones sindicales.

Mientras dirigentes de la CUT se reunían en San Pablo para tratar temas relativos al paro nacional del próximo viernes, en Brasilia el titular de esa organización, Vagner Freitas, habló ante los senadores que debaten la nueva legislación laboral. “Modernidad no es demoler los derechos de los trabajadores (...) ¿qué credibilidad tiene el proyecto de un gobierno que está cayendo?”.