En su editorial, Cynthia García reflexionó sobre el audio de la conversación mantenida por dos efectivos de la Policía de la Ciudad luego de que se consumara el asesinato de Lucas González y responsabilizó al gobierno de la Ciudad por los casos de gatillo fácil.

La revelación como confirmación. Nuevos avances en la investigación del caso de gatillo fácil que terminó con la vida de Lucas González, ratifican lo que venimos diciendo y denunciando sobre el accionar criminal de la policía de Horacio Rodríguez Larreta. 

Los que cargan las armas y los que la disparan trascienden largamente la lista de nombres de uniformados involucrados en el asesinato del joven futbolista de Barracas central. Por el caso ya hay 16 detenidos, tres acusados por el homicidio, el resto por encubrimiento. 

Sucede que Lucas y tres amigos suyos fueron interceptados por agentes de la policía de Rodríguez Larreta mientras compraban un jugo a la salida de un entrenamiento en las inmediaciones de la Villa 21-24 en noviembre pasado. Los policías llegaron a bordo de una Nissan Tida sin patente.

Los cuatro jóvenes no podían saber que era el nombre de la fuerza de seguridad y trataron de escapar en el Volkswagen Surán azul del padre de uno de ellos. Es importante repasar este recorrido tema. En ese momento los policías balearon a sus víctimas y Lucas, que viajaba en el asiento del acompañante, recibió dos impactos de bala con orificio de entrada en la nuca. 

¿Por qué contamos esto con este detalle?

Porque el audio que se conoció en las últimas horas revela el diálogo de dos policías mentando, justificando, narrando la forma de encubrir los hechos.

Los policías se lamentan porque no hay forma, no hay manera de tapar la verdad con relatos que versan sobre un enfrentamiento de los jóvenes con los agentes. No pudieron, por más que quisieron, construir la foto del enfrentamiento como dijeron algunos medios.

Uno de ellos es el comisario Rodolfo Ozan, quien advierte que hay que llamar al comisario inspector Daniel Santana, jefe de la zona donde ocurrió el asesinato. El otro es el comisario Fabián Du Santos. La narrativa de este audio revela la impunidad de una fuerza policial con una conducción política que permite el gatillo fácil.

"¿Qué pasó, Rodo? ¿se mandaron un moco?". Las preguntas las hace Du Santos a las 9.59 del miércoles 17 de noviembre, según estableció la Dirección General de Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal. A esa hora, el hombre a cargo de la Comisaría Vecinal 4D de Barracas llamó a Ozan a través de WhatsApp. La conversación no llega a durar dos minutos, pero alcanza para atar cabos de la trama de encubrimiento. "Un re mocaso (sic) boludo", responde "Rodo", como tenía agendado Du Santos a Ozan, según reconstruyeron los peritos.

"Le dije a Inca que está como subcomisario que vaya y busquen lo que tengan que buscar para justificar esto", agrega Ozan dentro del período de tiempo en que el fiscal y el juez sostienen que, después de difundir la versión del "enfrentamiento", los policías plantaron una réplica de arma de fuego en el auto de los chicos. Ozan se refiere al subcomisario Roberto Inca, también ya detenido, segundo a cargo de la División Sumarios y Brigadas de la comuna, a la que respondían los tres agentes procesados por el homicidio. 

"Yo ahora lo llamo a Santana. ¿Por qué no lo llamas al 'perro' y le decís que venga para emprolijar esta cagada?", suma Ozan. El "perro", según expresó el fiscal en su pedido de detenciones, es Juan Romero, comisario a cargo de la División, también detenido. Du Santos entabló cuatro conversaciones con el contacto agendado como "Perro Romero" entre las 10.01 y las 10.20 de ese día. 

Este es un relato del armado de una escena. Este caso de gatillo fácil se dio una semana después que las protestas de vecinos en Ramos Mejía que atacaron una comisaría por el crimen de un quiosquero y posteriormente también a un reclamo de vecinos en Quilmes contra la inseguridad. 

Las demandas que surgen al calor de estos fenómenos de jacobinismo vecinal en defensa de sus bienes, suelen incluir el pedido de más policías. En el imperio de cierta inhibición ideológica el Frente de Todos hace que nadie discuta esas propuestas mientras se cargan más armas y se siega más vidas y surgen los Bernis de este proyecto. 

¿Por qué decimos que la salida no es con más policías en la calle? Hay un dato de Naciones Unidas que dice que lo ideal sería que hubiera 250 agentes cada cien mil habitantes. Argentina tiene el doble de eso. Está claro que con más policías no se resuelve nada.