En su editorial, Cynthia García reflexionó sobre la unidad del Frente de Todos de cara a las elecciones presidenciales del 2023.

El editorial de Cynthia García

El peronismo empieza a reencontrarse consigo mismo porque reapareció Macri y porque todos nos asomamos al abismo. El abismo está ahí a tres pasos. Este martes por la noche, un grupo importante de intendentes e intendentes de la primera y la tercera sección electoral se reunieron y sacaron un comunicado ratificando la unidad del espacio que triunfó en 2019 y exigiendo acción de políticas para que la mesa de los argentinos esté abastecida.

Asomó Macri, volvió el pánico y se ordenaron los melones. O por lo menos hay un intento de ello. La vicepresidenta se reunió con Hebe de Bonafini como lo hace habitualmente para esta época.

Consultada por el debate epistolar de los intelectuales, la senadora Juliana Di Tullio reivindicó la política por encima de la producción de dialéctica de periodistas y pensadores. Sin desmerecer la reflexión, pero llamando a la acción y la necesidad de tomar medidas urgentes.

Todes les actores políticos, sociales, culturales, en este momento están llamando a la acción. Por eso no se trata ya tanto del discurso, sino de cómo ese discurso se convierte o no en acción.

La última encuesta de Zuban Córdoba da cuenta de que la crisis genera una desafección política. Esto no es una novedad. Sobre un total de 1.500 consultados en todo el país, esta encuesta dice que un 58,7 por ciento reconoce que votaría por un candidato opositor si las elecciones fueran hoy, mientras que un 27.8 por ciento votaría por un candidato del Frente de Todos. Así estamos.

La coalición oficial ha perdido volumen social. Eso es evidente en las bases electorales. Según este trabajo un 24 por ciento de los que optaron por la fórmula del Frente de Todos en el 2019 ya no lo harían si fueran hoy los comicios.

En tanto, un 19 por ciento no sabe o no contesta si volvería a elegir Alberto y Cristina. De todas maneras, estos pronósticos siempre son relativos cuando no es el año electoral pero son datos de la opinión pública que sirven para repensar los caminos de la acción.

Tal vez lo más preocupante de este cúmulo de información estadística sea que dentro del 57,8 por ciento que hay votaría a un opositor, un 18 por ciento que votaría por candidatos libertarios. Crece la antipolítica, porque votar a los libertarios es votar a una derecha fascista.

¿Qué estamos haciendo tan mal dentro del campo popular para que crezca la anti política convertida en derecha fascista? Hace unos días, en el canal de televisión donde trabajo, en medio de un debate un economista libertario me dijo "ustedes sigan peleándose que nosotros seguimos creciendo". Todavía me duele como un cross a la mandíbula.

La tan mentada tensión o ruptura del oficialismo alimenta la insatisfacción social en un país castigado por el macrismo y la pandemia. Por eso se agota el tiempo de las deliberaciones, los anuncios y hasta la rosca.

Hay que estar donde hay que estar. Hay que hacer lo que hay que hacer. Sin acciones concretas se diluirá la oportunidad histórica de demostrar que el campo popular es la salida contra el neoliberalismo. Ese es el abismo.

Si el campo nacional y popular pierde la base electoral y pierde las elecciones tenemos que hablar de un largo período neoliberal y una larga y dolorosa situación no para tantos y tantos argentinos y argentinas.

Bajo esa comprensión, quizá si aquiete un poco las aguas por estos días, nadie quiere romper y todos se relamen con la posibilidad de que la derecha tenga que tragarse las celebraciones anticipadas sobre una fractura irreversible.

Habrá que ver si la pluralidad ideológica del gobierno no conspira contra su fortaleza política. La diferencia de diagnósticos y pronósticos entre las diversas fracciones se dirigirá con la comprobación empírica de la suerte o la desgracia económica que corra la Argentina.

Se necesitan acciones que muestren una confrontación con el poder real para avanzar a una mesa de la Argentina donde los alimentos sean accesibles.

Si eso ocurre, si hay acciones concretas, tres políticas concretas que llenen la heladera de los argentinos y las argentinas, entonces la unidad será como tres puntos de una sutura.