“En las escuelas donde hay Educación Sexual Integral (ESI) de la buena, es donde hay un equipo de conducción, maestras feministas, personas que pertenecen al colectivo lgbtiq+, docentes que se formaron especialmente, o aquellas personas que están más cerca de las necesidades, de los derechos, de los intereses de las pibas y los pibes, y funcionan como motores. A esta base debemos fortalecerla y darle los elementos necesarios capacitando, para que puedan llevar adelante la tarea de educar en ESI.” Mirta Marina, directora de Educación Sexual Integral de la Provincia de Buenos Aires, enumera con pasión cada una de las condiciones necesarias para que la decisión política de institucionalizar la ESI en todos los territorios pueda ser entendida como derecho ganado, pero también como demanda legítima de docentes, niñes, adolescentes y familias. “Que siempre acompañan”, remarca orgullosa quien fuera coordinadora del Programa Nacional de Educación Sexual Integral, desde que se creó la Ley 26.150, en 2006, hasta el año pasado, cuando creyó que iniciaba su retiro. En febrero de este año, el director general de Cultura y Educación, Alberto Sileoni, creó la Dirección de ESI y volvió a convocarla, en el marco de otras políticas públicas del gobierno bonaerense, “de mucha atención a los derechos vinculados a la sexualidad y la diversidad. Y en Educación, la ESI es el instrumento que lleva adelante la perspectiva de géneros”, subraya Marina, para anunciar la capacitación masiva a docentes de toda la provincia, que comienza en septiembre.

“Se trata de una capacitación presencial a referentxs escolares de ESI de las 25 regiones educativas, y la designación de estas figuras en aquellas instituciones donde aún no cuenten con ellas”, explica. La creación del primer postítulo provincial en ESI y una diplomatura forman parte de los proyectos emancipatorios por el derecho a decidir.

¿Cuánto de poner el énfasis en esas líneas tiene que ver con lo que dejaron la gestión macrista y las dificultades de la pandemia?

-Mucho. En un diagnóstico que se hizo en 2020 y 2021, si bien se trabajó fuerte pese a la pandemia y se intentó que la ESI no quedase eludida, apareció como una falencia. Se escribieron materiales para los entornos virtuales de aprendizaje, se realizaron conversatorios, pero el requerimiento más sentido era la formación docente, porque es la principal estrategia para seguir apostando a la capacitación y al posicionamiento crítico de las y los docentes.

¿Qué ESI dejó el gobierno de María Eugenia Vidal?

-La actual subdirectora de ESI, Estrella Martínez, con gran experiencia en el territorio, coordinaba el Programa Provincial de la Dirección General de Cultura y Educación entre 2020 y 2021. Recorrió todos los espacios de trabajo docente, y durante esos dos años se hizo un diagnóstico en el que se evidenció un enorme deterioro del fortalecimiento del rol docente, y también en relación a la ESI. La gestión anterior había apostado más a otras estrategias que tenían que ver con la presencia de especialistas y no a las y los docentes como verdaderxs gestores de la ESI. Ahora es necesario restablecer esa confianza y recuperar el enorme trabajo que tiene la provincia, de otras épocas y de otras capacitaciones masivas. Si hablamos de inequidad y desigualdades, hay que trabajar y profundizar el estar muy cerca en los territorios. Algunos son más potentes, con más recursos que otros, por eso uno de los primeros objetivos es tener referentxs de ESI en cada región educativa, porque es muy difícil hacer una política de Estado en la Provincia de Buenos Aires desde La Plata.

Mirta Marina en uno de los encuentros de formación con referentxs territoriales

¿Cuál es el plan?

-Crear equipos en los territorios, empezando con referentes locales. Después habrá referentes distritales, y que articulen con toda la otra gama de recursos existentes en cada lugar, pero las necesidades y las situaciones de vulnerabilidad del conurbano deben compensarse con las situaciones de aislamiento en las regiones del interior de la provincia, que están más en soledad. Es importante estar ahí donde pasan las cosas. Y a esta situación de indefensión, de deterioro, de abandono, de descalificación de lxs docentes, hay que sumarle la pandemia, que indudablemente debilitó los lazos entre la escuela y las familias, entre lxs docentes. Ahora hay que salir a restaurar. Hay mucha sensación de pérdida y mucho derecho vulnerado de pibxs que no tuvieron a la escuela como espacio de protección integral de derechos.

¿Qué derechos fueron vulnerados?

-Todos los que se vinculan con la prevención de las situaciones de maltrato y de abuso. Y la escuela es un lugar de protección. Hay cantidad de investigaciones que dan cuenta de que muchas de las situaciones de abuso son referidas después de una clase de ESI, un espacio donde se habilita la posibilidad de ver como algo no natural vivencias que pueden estar naturalizadas. Y además está muy presente la soledad de las niñas y los niños que no pudieron hacer ni su primeros grados con compañerxs, y de las pibas y pibes del secundario, con toda esta imposibilidad de vincularse con sus pares, de empezar a transitar lo que significa la escuela iniciando una segunda socialización.

Ahí entra la ESI con todo su despliegue.

-¡Claro! La ESI entra con todo lo específico por hacer desde los ejes de la afectividad y de la restitución de derechos. Las tareas de cuidado durante la pandemia, por ejemplo, recayeron aún más sobre mujeres, niñas y adolescentes, entonces hay que volver a trabajar esto, a pensar la ESI no solo como una política contracultural de desandar representaciones injustas, sino también de cuidado y restañamiento de heridas, de reencuentro entre las familias y la escuela. Es un escenario de emergencia y no hay un minuto que perder.

Plantea abordajes que van más allá de la sexualidad integral, aun cruzándola.

-Es que quiénes se ocupan de determinadas tareas, es una de las cuestiones que más se evidenciaron durante la pandemia, porque fue poder entrar a las casas con los materiales y, un dato, llegaron a problematizarlo desde el nivel inicial. Ahora la ESI también está enfocada en otra nueva línea del trabajo en la prevención de las violencias basadas en género, que es la de nuevas masculinidades y masculinidades no hegemónicas, en todo este enorme trabajo que hay que hacer con los varones. Siempre lo pensamos desde la perspectiva del empoderamiento de las chicas y las disidencias, de los distintos géneros que son más subalternizados por las masculinidades, pero es central poder trabajarlo.

¿Desde qué nivel educativo es abordado?

-Desde el nivel inicial. Debemos trabajar con los varones, desde la más temprana infancia, esas cuestiones que tienen que ver con desarticular los estereotipos de género, y mostrarlo desde lo relacional. Cómo los estereotipos perjudican a los varones cuando no les permiten demostrar su afectividad, cuando los sobrecargan de determinadas exigencias, o porque está bien visto ejercer violencias que incluso los pone en riesgo. Hay que seguir trabajando la ESI más allá de una idea de la genitalidad y la sexualidad, pero sin bajar ninguna bandera, porque también tenemos la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) y el derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), y las tenemos que acompañar, hacer crecer y visibilizar, para que las pibas y las personas gestantes puedan decidir conociendo esos derechos. La escuela es un buen nexo para que ocurra, sin descuidar los otros temas que tienen que ver con la vida cotidiana, que es escenario de tolerancia social de violencias muy pesadas.

¿Se está discutiendo el recrudecimiento de las violencias entre jóvenxs, y las exigencias sobre sus cuerpos?

-Estamos trabajando con educación secundaria los acuerdos institucionales de convivencia, que es ley en la Argentina y que en la Provincia se está haciendo un proceso de revisión, cruzándolo con el tema de géneros, porque las imposiciones sobre los cuerpos de las chicas siguen siendo abrumadoramente mayores que sobre los cuerpos de los varones, en relación a la vestimenta y a la concepción del comportamiento. Hay comportamientos que son sancionados en las chicas y no en los varones, pero también deben trabajarse los modelos de belleza y sus imperativos. Con la ESI hicimos un pasaje de la diversidad sexual a la diversidad a secas. Gracias al concepto de interseccionalidad, estamos atentxs a las diversidades corporales, de edad, a las diversidades funcionales.

¿Por ejemplo?

-Las pibas con alguna discapacidad ven doblemente vulnerados sus derechos, ya desde la perspectiva que muchas veces no se les reconoce como personas sexuadas. Estamos atentxs a diferentes cuestiones que actúan sobre los cuerpos a través de las redes, de los medios masivos, y la escuela sigue siendo un lugar de esperanza y ejercicio de derechos, a pesar de que a veces también sea un lugar de discriminación o de vulneración de esos derechos. Hay que escuchar mucho a las pibas y a los pibes tratando de respetarles su ESI, y digo “su” porque hay una ESI más incómoda, que es la que nos están reclamando. Mientras tanto, algunxs docentes acompañan y otrxs que, por desconocimiento o dificultades, se escudan en una educación sexual que tiene que ver con enseñar cuestiones tradicionales.

A 16 años de la sanción de la Ley nacional de ESI, la resistencia de sectores amplios de la sociedad no solo persiste sino que se profundiza con diferentes manifestaciones. ¿Cómo caracteriza ese rechazo?

-Cuesta mucho aplicar la ESI por su carácter de pedagogía crítica. Hay que analizar cómo fue pensado nuestro sistema educativo y todo lo que supervive de ese sistema, con intenciones de inclusión, pero que terminó siendo excluyente, homogeneizante y esperando un determinado tipo de estudiante. Si bien eso fue cambiando durante estos años, y la ESI viene a traer la explosión de la diversidad, hay muchos resabios que tienen que ver con la enorme persistencia del patriarcado y de las representaciones sociales,  que se recrudecen. Cuando en 2018 se intentó modificar el artículo 5° de la Ley, un artículo medio tramposo que sigue estando, sobre respetar las convicciones de los miembros de cada institución educativa, hubo una reacción feroz de movimientos antiderechos. ¡Doce años después de sancionada tuvimos que volver a explicar cuáles eran los contenidos de la ESI, que promovía el respeto por la diversidad, pero que no pretendía cambiar la identidad de género ni la orientación sexual a nadie!

Son movimientos de avances y retrocesos que tienen que ver con las nuevas derechas y las expresiones políticas antiderechos.

-Y en la escuela se hacen sentir, por ese doble carácter de institución con poder de transformar o de reproducir. Tenemos que profundizar esa tensión para llevarla cada vez más hacia una institución transformadora, y para eso acercarse lo más posible a las familias que no apoyan y buscar aquello en lo que estemos de acuerdo, pero nunca defeccionar sobre la necesidad de convencerlas. Defendemos la idea de que los paradigmas de derecho de nuestro país no nos hacen pedirles permiso para dar clase de ESI, y tenemos los elementos legales para combatir esa oposición, utilizando a la vez todos los recursos para la persuasión y el acercamiento.

A propósito de resistencias, ¿cómo es el diálogo con las escuelas confesionales?

-Es otro escenario de tensión al que hay que ir buscándole las distintas formas de entrada, pero el diálogo con las escuelas privadas se recuperó con la gestión peronista del gobernador Axel Kicillof. El macrismo les huía a las escuelas privadas, no las incluía ni en la distribución de materiales ni en muchas de las capacitaciones, al menos no en las de ESI, para poder escaparle al problema. Nosotres recuperamos esta práctica porque creemos que la escuela es una sola, que hay muchas escuelas confesionales que atienden a poblaciones muy vulnerables, que las y los docentes circulan entre todas las escuelas y que todas las chicas y chicos tienen los mismos derechos de acceder a los contenidos. De todos modos, en la provincia tenemos la Ley 14.744 de ESI, superadora de la ley nacional, que todavía no está lo suficientemente explotada y que nos habilita más para tratar de acercar posturas.

¿Qué contribuyó a mejorar ese diálogo?

-La presencia del Ministerio de Mujeres, Políticas de Géneros y Diversidad Sexual, sin duda. Es clave para todo lo que tiene que ver con las identidades de género en las escuelas, con la aplicación plena y real de la Ley de Identidad de Género, y la inclusión de infancias y adolescencias trans. Pero también la Ley de IVE plantea un nuevo panorama, y llevó a la Iglesia a asumir un papel diferente en relación a la anticoncepción, más amigable, si se quiere. Como decimos en el eslogan de la Campaña, “Educación sexual para decidir”. En algunas escuelas sale mejor y en otras hay que insistir más, Lo importante es avanzar todo lo que se pueda, para que cuando quieran retroceder, cueste y se note.

¡Todos los caminos conducen a la ESI!

-¡Sí! Porque la ESI es bastante más que los contenidos, aunque sea clave señalar que es un conjunto de contenidos, porque nos costó un montón lograrlo, y porque por esos contenidos nos han pegado siempre. Siempre digo ´no se tiren en contra de los contenidos, porque son los que le han marcado la agenda a la derecha para no decirnos lo que tenemos que enseñar´. ESI tiene que ver con la deconstrucción de lxs docentes, con que entiendan qué cosas no deben permitir más, frente a qué cuestiones deben intervenir, qué deben dejar de naturalizar, realizando un trabajo necesario sobre el propio posicionamiento. La ESI es un camino sin vuelta atrás, y eso es lo hermoso de su esencia.

¿Qué les demandan lxs chicxs?

-En cualquier espacio donde haya pibxs, les preguntás qué quieren de la escuela y responden que quieren más y mejor ESI. Es una respuesta que se relevó en las Pruebas Aprender durante la etapa del macrismo, entre 2017 y 2019, y es una respuesta que llega de los centros de estudiantes y de los parlamentos juveniles. Ellxs hacen que no se pueda tapar el sol con la mano, y surgieron experiencias muy buenas de acuerdos entre lxs estudiantes y las posiciones de lxs docentes. Esto tiene que ver con la transversalidad de la ESI, la potencia de lxs jóvenes, el acompañamiento de los gremios docentes, y la voluntad política de sostener y fortalecer.

Fortalecerse para seguir adelante y para que no gane el miedo que pretenden imponer los sectores reaccionarios.

-Estas características del año electoral llevan a extremar los cuidados. No podemos retroceder, tenemos que consolidar y defender lo que hemos conseguido, y pararnos ahí para poder avanzar más. Tampoco paralizarnos, porque tenemos razón y tenemos con qué. Pero debemos generar las estrategias para explicarlo, y eso es lo que a veces más nos falta.