Se conmemoran los diez años de la muerte de Leonardo Favio. Como parte de los homenajes que organizan la Municipalidad de Avellaneda y el Ministerio de Cultura de la Nación, el Centro Cultural Kirchner rendirá tributo a una de las figuras emblemáticas de la cultura argentina. Será este sábado a las 20, con la participación de voces entrañables de la canción de estos tiempos en sus distintas formas, junto a un coro y una orquesta de cámara. Luciana Jury, Chino Laborde, Barbarita Palacios, Dolores Solá, Iván Noble, Sofía Viola, Leo García, Mariano Fernández Bussy y Sof Tot, con los arreglos orquestales y la dirección musical de Pablo Salzman y Juián Caeiro, serán los encargados de reencarnar el universo sonoro de Favio, el de sus canciones y el de la música de algunas de sus películas. Las entradas, gratuitas, se pueden reservar en la página web del CCK. El show se transmitirá en vivo a través del canal de YouTube del Kirchner, de radio Sonido Cultura y de Radio Nacional. El viernes 26, el mismo show se llevará a cabo en el Teatro Roma, de Avellaneda.

“Chiquillada”, “Fuiste mía un verano”, “Ella ya me olvidó”, entre otras formas del recuerdo, harán un contrapunto con fragmentos musicales de Juan Moreira, Nazareno Cruz y el lobo, Gatica, el mono y Perón, sinfonía del sentimiento, con la proyección de imágenes. “La idea es trazar un recorrido por los temas más importantes de Favio, esos que de distintas maneras se metieron en la memoria popular, para ponerlos en diálogo con momentos de sus películas”, anticipa Salzman. “Es muy interesante el concepto del ‘Favio Sonoro’, porque además de sus canciones, cuando recordamos sus películas enseguida nos suena la banda sonora. Tratamos de representar su estética como cantante melódico, sus canciones con mensaje político y la música de sus películas. Tanto en el cine como en la canción, su arte está ligado a un pensamiento nacional profundo”, interviene Caeiro.

Efectivamente, resulta difícil trazar el retrato de Favio separando su cine de su música. Se trata de dos formas del mismo afecto, ofrendas de una misma sensibilidad que vibra desde y hacia lo popular. El arte de Favio, sin truco ni engaño, podría describirse como la sublimación de la expresión elemental del pueblo con las herramientas de lo popular. Todos entienden a Favio. Y entender es querer. “De sus enseñanzas, que fueron muchas, me marcó la manera en que defendió sus convicciones a lo largo de su vida, la fuerza de voluntad que puso en sus sueños”, asegura Luciana Jury, sobrina de Favio y una de las cantantes más originales de la escena local. “Desde la canción y el cine Favio me genera desde siempre una admiración infinita. Mi recuerdo de chica tiene que ver con el impacto que me producía ir a verlo a teatros, llenos de gente que lo adoraba. Era muy impresionante para mí ver como el tío que yo veía en malla tomando sol en el parque de mi casa se transformaba en una especie de dios entre el público”, agrega Jury, que para este concierto eligió cantar “Si mi guitarra canta como canta”. “¡Una milongaza!”, acota.

“Venimos de una familia de canto”, continua Jury. “Mi bisabuelo era un guerrillero sirio que luchaba contra los franceses, y además era cantor. Cantaba cantos sagrados. Por eso cuando escucho a Favio de alguna manera escucho eso, una voz ancestral, visceral. Él fue uno de los cantores que se animó a quebrar la voz y algo de eso está en mí. Sin caer en el artificio de la imitación, siento que me encuentro cerca de la tímbrica que cargaba Favio. Como que está dentro mío y eso me hace feliz”, asegura la cantora.

Dolores Solá, otra de las voces que con resonancias del pasado sabe relatar este tiempo, cuenta que Favio le llegó en la niñez, a través de las canciones, y más tarde con sus películas. “De su manera de cantar me impresionó su enorme audacia, que es la misma que tenía para hacer cine”, comenta. “Es una audacia que por momentos linda con el ridículo o con lo kitsch, pero que nunca cae ahí y eso produce el gran efecto, la gran fascinación. Si lo hacía otro, eso mismo quedaba un cachivache”, continua Dolores. Y agrega: “En este show me toca cantar ‘Estoy orgulloso de mi general’, otra muestra de su audacia, por el modo en que se entrega a la política y al amor. Favio concebía al peronismo como algo relativo al amor, con algo de religioso”.

También para Barbarita Palacios, hija de la actriz y cantante Egle Martín, Favio es una presencia constante en su vida. “Mi mamá era muy amiga de María Vaner, su esposa, por eso Favio siempre estuvo cerca, como persona y como artista”, cuenta. “Antes que el cineasta me fascinó el cantante, pero por sobre eso me conmovió su pasión, ese peronismo abrazador que ponía en acto”, continua Barbarita, que en el concierto interpretará “Quiero la libertad”. “Es el primer simple que lanzó Favio. No tuvo mucha resonancia. Acá deja claro que por sobre su militancia y su manera de ver el mundo, quiere la libertad. ‘Yo no quiero matar, quiero cantar en paz’, dice en una parte. Desde ese lugar quiero interpretar esta canción que para mí es todo un descubrimiento”, dice.

Chino Laborde, cantor rodado en las vertientes del tango, también se acercará desde su lugar al universo Favio, con el que, dice, siente una fuerte afinidad. Como a una buena parte de los intérpretes de este show, por una cuestión generacional, también Laborde tuvo el primer impacto marca Favio con Gatica, el Mono. “Ojo, también Perón. Sinfonía de un sentimiento, me marcó profundamente”, se apura a aclarar. “De la manera de cantar de Favio me impresiona lo visceral, claro. Como que el tipo no calculaba nada antes de hacerlo. Tenía una forma de brutalidad emocional por la que era imposible no sentirse atravesado y eso de alguna manera me representa”, asegura. “Más que un loco” es la canción que le tocó a Laborde. “Un tema muy de Favio, real y sincero. Siento que me queda bien, porque en algunas partes me pega muy de cerca”, define el cantor, que junto a Dolores Solá, harán la tan celebrada “Chiquillada”. “Uno de eso momentos en el que la canción, como pasa en el tango, te permite ir hacia el pasado”, concluye.