¿Dónde quedó parado cada dirigente de Juntos por el Cambio tras las peleas públicas con Elisa Carrió de esta semana? Mauricio Macri mantuvo su silencio, convencido de que no le convenía meterse en la pelea -y dado que él había salido bien parado- lo que generó suspicacias en sus aliados. Patricia Bullrich y Cristian Ritondo fueron los que con mayor fuerza le respondieron dentro del PRO a la líder de la Coalición Cívica. Ambos sospechan de la selectividad que tuvo Carrió para elegir a sus blancos, que dejó afuera a los candidatos de Larreta. Imaginan que la alianza entre el jefe de Gobierno y la dirigente no se ha terminado, pese a que ella habló de sus entendimientos con Macri. En el larretismo, en tanto, desconfían de lo que puede haber arreglado con el expresidente, mucho más alineado con ella que Larreta en la postura de no incorporar a la alianza sectores del peronismo. Es decir, todos sospechan de todos.

Pasados los fuegos de artificio, la semana de Juntos por el Cambio dejó en claro que no hay ninguna tregua real entre los sectores que la integran. Sólo el silenciamiento de las disputas o su retiro de la esfera pública, lugar al que no parecen poder evitar volver cada tanto a lanzarse con todo lo que encuentran a mano.

Dos hechos llamaron la atención de los socios ante las denuncias de Carrió contra Cristian Ritondo, Rogelio Frigerio, Emilio Monzó, Gerardo Milmann o Gerardo Morales. El primero es que ya no hubo pudor en salir a contestarle: lo hicieron absolutamente todas las líneas internas del PRO y también todas las corrientes del radicalismo. Solo la Coalición Cívica la defendió.

Macri muteado

El segundo es que, dentro de ese sinfín de repudios, brilló con más fuerza por su ausencia el de Macri. El expresidente, que estuvo de gira por Rosario, no solo evitó el tema sino que deliberadamente no respondió las preguntas que le hicieron al respecto los periodistas. Al primero que le consultó su opinión sobre los dichos de Carrió, lo atajó con un “este ámbito es para hablar del cambio climático”. Luego hizo un comentario general sobre que había que "poner la energía" en otra cosa. Y cuando le volvieron a preguntar, Macri fue todavía más seco. "Ya respondí", dijo, por toda respuesta.

Luego, el viernes, el expresidente compartió un almuerzo con la cúpula del PRO. Allí, según algunos de los comensales, dijo que lo de Carrió estuvo bien respondido por Bullrich y que había que dejar el tema, mientras Carrió no volviera a hablar. "Espero que no vuelva a caer en los mismos errores", afirmó el exmandatario en ese encuentro. También dijo que, si vuelve a hablar, todos "tienen vía libre para contestar".

Según algunos de los participantes, Macri la llamó después de sus dichos a Carrió para decirle que le parecía injusto como había tratado a Bullrich. No obstante, el expresidente tiene una coincidencia central con Carrió: no quiere que la alianza de Juntos por el Cambio sume a los sectores del peronismo con los que hablan Larreta o Morales. Por lo tanto, entre Carrió y Macri seguirá habiendo afinidades electivas.

Heridos

Las disputas de esta semana dejaron una serie de heridos. No solo por las acusaciones con nombre y apellido que hizo Carrió -que incluyeron revolear supuestas amantes de ministros- sino por las conclusiones que cada sector está sacando sobre quién puede haber "estado detrás" de las palabras de la líder de la Coalición Cívica. Por ejemplo, tanto Ritondo como Bullrich sospechan de Larreta y de Diego Santilli. Incluso, hubo versiones nunca confirmadas de un encuentro del candidato a gobernador de Larreta con ella en Exaltación de la Cruz.

"Si Carrió ataca a los candidatos a gobernador opuestos a Santilli (Ritondo y Manes) y ataca al candidato en Entre Ríos que no está con Larreta (Rogelio Frigerio), algo está pasando", dicen desde los sectores que tienen serias dudas de que todo haya sido articulado por Macri.

En el larretismo sospechaban de Macri en base a su silencio y porque Carrió incluso mencionó un acuerdo con él, pero del otro lado sostienen que Carrió sigue tan cerca de Larreta como hace dos años. Todos recelan de quien tienen sentado al lado.

También hay quien cree que la dirigente está jugando a dos puntas: mantiene sus acuerdos con Larreta pero "le prende una vela a Macri por si se lanza", como señalaban en el PRO.

La actitud de Macri, interpretan cerca de Bullrich, tiene otra explicación: "Se hizo el boludo y dejó que nos mataramos entre nosotros. Se pone en el lugar del padre de todos. La verdad es que está más en El padrino que nunca", dicen. Lo cierto es que Bullrich salió a la batalla al frente, mientras Macri se escabullía. De todas formas, la presidenta del PRO no piensa volver sobre el tema, si no hay nuevas declaraciones de Carrió. Pero se quedó enojada con su ex aliada. "Le parece sumamente injusto que lo salve a Larreta, cuando todos sabemos que es el más amigo de Massa de todos", se quejaban en su entorno.

A todo esto, hay que sumarle los juicios que podrían llegar a hacerle a Carrió. Gerardo Milmann lo estuvo considerando, pero la idea de Bullrich de dejar atrás el tema parece haberlo disuadido. Ritondo evaluó una denuncia por calumnias e injurias, en base a las declaraciones que hizo, pero notó que no terminó de imputarle un delito. No obstante, mantiene la posibilidad abierta. Solo se presentará si tiene luz verde de Macri, Vidal y Bullrich. No resulta probable.

En cambio, Frigerio está seriamente reuniendo todas las declaraciones de Carrió contra él, incluso metiéndose en su vida privada, para iniciarle una querella. "Cualquier denuncia se debe presentar en la justicia con pruebas y no en shows televisivos que siguen alejando a la política de la sociedad", había dicho el ex ministro del Interior apenas se enteró de las palabras de Carrió. Puede que se terminen viendo en los tribunales para dirimir lo que no hicieron en términos políticos.