¿Qué es la limnología? “Es la hermana de la oceanografía, pero trabaja con aguas continentales, tanto dulces como salobres”. La explicación pertenece a Pablo Collins, director del Instituto Nacional de Limnología (INALI), que depende del CONICET y de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

Este centro de investigación, que acaba de cumplir 60 años el 3 de agosto pasado, tuvo y tiene –por estar ubicado en la ciudad de Santa Fe– una especial dedicación en el estudio de la cuenca del río Paraná, aunque hoy proyecta su labor a todos los espacios fluviales y lacustres de Argentina.

Para abarcar este amplio campo de trabajo, el INALI cuenta con 34 investigadores, 23 becarios y 13 profesionales de apoyo, además de personal administrativo y de campaña. Todos ellos se distribuyen en siete laboratorios dedicados a la investigación de diferentes especies que habitan los ecosistemas acuáticos del país, desde peces y plancton, hasta tetrápodos, entre otros.

En diálogo con el Suplemento Universidad, Collins, licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) y doctor en Ciencias Naturales por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), analiza la tarea del Instituto y advierte sobre las dificultades que atraviesa el Paraná debido a las últimas bajantes.

–¿Cómo se integra el equipo del INALI y qué trabajo realiza?

–Somos 70 personas en el Instituto. Contamos con investigadores, becarios y personal de apoyo. De esa cantidad, hay un número similar de estudiantes que están haciendo estadías de investigación como alumnos avanzados. En general son todos profesionales que están relacionados con la biología y con las ciencias ambientales. Hay quienes tienen otro perfil: químicos, biotecnólogos, bioquímicos, cartógrafos. Hoy la mirada tiene que ser interdisciplinaria; la mirada desde distintos ángulos es mucho más enriquecedora que la enfocada desde un solo aspecto. Una vez que uno presenta un proyecto que está interesado en resolver, se concursa en las diferentes aplicaciones que hay a nivel nacional, provincial e internacional. Los proyectos pueden ser locales o regionales. Para llevarlos a cabo, se generan campañas biológicas, en las que se emplean vehículos terrestres o acuáticos. Luego se toman datos, muestras de los organismos. En algunos casos, se devuelven al lugar de donde se extrajo o se llevan hasta el laboratorio para observarlos bajo microscopio, lupa o alguna otra técnica que sea necesaria. En el laboratorio se hacen las observaciones biológicas o físico químicas que respondan al objetivo. Luego se elabora un informe que puede llegar a publicarse en revistas nacionales o del exterior.

–¿Qué proyectos encara en la actualidad?

–El Instituto trabaja en todos los sistemas acuáticos del país, de La Quiaca a Tierra del Fuego y de la cordillera al mar. Fue pionero en trabajar en el continente antártico. Hoy tenemos proyectos que están relacionados con la calidad del agua, la biodiversidad, la pesquería y la conservación de la fauna. Hay distintas líneas de trabajo. Se enfocan en la conservación, la biología, la evolución, la evaluación de los contaminantes en el ambiente, el análisis de especies y las técnicas de cultivo.

–¿Cómo evolucionó la labor del Instituto a través de sus 60 años de vida?

–La evolución estuvo muy relacionada con la evolución de la ciencia en Argentina y en el mundo, porque al principio lo que se buscaba conocer era la diversidad de organismos y ambientes, la heterogeneidad de los ambientes acuáticos. Luego, con el tiempo, al tener esos conocimientos, empezaron a trabajarse aspectos de funcionamiento, cómo van cambiando los componentes del ecosistema a medida que cambian los factores que los rodean. Hoy tiene un fuerte arraigo en la interacción con la sociedad. Es decir, tomar al río o al ambiente acuático como un elemento que va a dar un beneficio a la sociedad. Tratar de reconocer cómo interactúan los integrantes de los ecosistemas acuáticos con la sociedad y viceversa, y cómo actúa la sociedad con esos componentes. Hoy el tema es la relación del hombre con el ecosistema acuático.

"El Paraná es muy bondadoso y tiene una capacidad de amortiguación muy grande, pero está presionado, estresado por el hombre y por el cambio ambiental".

–El río Paraná fue noticia en los últimos tiempos por las bajantes en su caudal. ¿Cómo trata el INALI esa problemática?

–El Paraná está atravesando una sequía muy grande que ya lleva tres años de bajantes importantes y hoy se evalúa el impacto en las comunidades. Junto a eso, se evalúa la quema de pastizales en las islas y el tema de la pesquería. El Paraná es muy bondadoso y tiene una capacidad de amortiguación muy grande, pero está presionado, estresado por el hombre y por el cambio ambiental. En algún momento del año puede haber situaciones que manifiestan ese nivel de estrés. Por ejemplo, floraciones algales en el Delta o mortandad de peces en otros casos. Ahí se ve la presión recibida. La sequía es un efecto del cambio climático, un ciclo más seco que se está expresando en esta zona. En la primera mitad del siglo pasado teníamos sequías intensas, pero no tan grandes como estamos viviendo ahora. Son manifestaciones de un ciclo que es mucho más largo que el que estamos acostumbrados a ver. Hoy por hoy la sequía es la expresión.

–¿Cómo se manifiestan esos cambios en la biodiversidad del río?

–La biodiversidad se ve afectada desde el momento en que disminuye el tamaño de las poblaciones de los organismos. Nos encontramos con que aquellos que son más resistentes van a prevalecer frente a aquellos que son más vulnerables. Y también se ve afectada por la falta de conectividad que tienen los sistemas dentro del río. Cuando se pierde esa conexión entre las distintas partes del río –cauce principal, valle de inundación, cauce secundario y lagunas– se ve afectada la diversidad en la zona. Por suerte, tenemos un río que se adapta a estos cambios y cuando se restauren las condiciones que consideramos normales van a empezar a responder las especies para mejorar su población.

–¿Qué propuestas tienen desde el Instituto en cuánto a la conservación de sistemas acuáticos?

–Las principales iniciativas están relacionadas con la sociedad: el compromiso de la sociedad con el ambiente. Todos los días podemos sumar pequeñas acciones como ciudadanos y que traten de mejorar el medioambiente, cosas tan simples como no tirar una botella en el río, y allí empezar a escalar a otros actores: municipios, industrias, actividades agropecuarias. Que todos ellos tengan un compromiso con el ambiente, para que pueda preservarse para las generaciones futuras, y que haya una actividad sostenible en el sistema.