THE HUMANS 6 puntos

Estados Unidos, 2021

Dirección y guion: Stephen Karam.

Duración: 108 minutos.

Intérpretes: Richard Jenkins, Jayne Houdyshell, Amy Schumer, Beanie Feldstein, Steven Yeun, June Squibb.

Estreno en MUBI.

Familia un tanto disfuncional (es decir, bastante normal, porque ¿qué familia no lo es?) se reúne para una fecha festiva y los conflictos, miedos, acusaciones y rencillas comienzan a eclosionar más temprano que tarde. El concepto ha sido visitado en infinitas ocasiones, tanto en el cine como en la literatura y el teatro, y muchas veces el autor intenta darle una vuelta de tuerca al asunto, no tanto en busca de ese valor relativo, la “originalidad”, como para iluminar con nuevos colores los más viejos escenarios. Esta adaptación a la pantalla de The Humans, obra teatral en un acto escrita por Stephen Karam que debutó en Broadway en 2016, lleva la firma de su creador original e incluye en el reparto a una de las responsables de interpretar el mismo personaje sobre las tablas, la actriz Jayne Houdyshell. En ese sentido, no se trata de la apropiación personal de una creación ajena sino del traspaso de un medio a otro a cargo de su máximo responsable. Seis criaturas –padre y madre, abuela, dos hijas, el novio de una de ellas– intentando disfrutar de un nuevo Día de Acción de Gracias y sobrevivir en el intento.

Los detalles generales de la trama podrían resumirse de la siguiente manera: Brigid (Beanie Feldstein, una de las dos chicas de Booksmart) y Richard (el coreano-americano Steven Yeun, el actor de Burning, Minari y la película de Jordan Peele de inminente estreno ¡Nop!) acaban de alquilar un departamento en el Barrio Chino neoyorquino, un dúplex algo desvencijado que, sin embargo, mantiene su dignidad arquitectónica. De visita llegan la hermana de Brigid (la comediante Amy Schumer, en un infrecuente rol dramático) y los padres de ambas, protagonizados por Houdyshell y el gran Richard Jenkins, además de la anciana Momo (June Squibb), que transita su demencia senil con achaques de violencia verbal. Problemas laborales, separaciones amorosas, proyectos a futuro y otras cuestiones típicas afloran en las conversaciones, pero la cámara de Karam no se contenta con seguir estrictamente a las criaturas –el riesgo del teatro filmado siempre está allí–, sino que comienza a registrar algunos detalles del departamento: las grietas y manchas de humedad que recorren las paredes, las ventanas que dan a un patio interior, las cañerías ruinosas y ruidosas.

El sexteto de actores es impecable y la dirección actoral evita cualquier clase de exceso histriónico. De a poco, a partir de los aspectos visuales pero también, y sobre todo, los sonoros, va quedando claro que el realizador utiliza ciertos mecanismos usuales en el cine de terror para recubrir el relato de un tono opresivo y ominoso. Ello incluye dos o tres golpes de efecto (incluida la clásica paloma emprendiendo estruendoso vuelo), el constante pisoteo que viene del piso de arriba y la sensación de que una presencia misteriosa es la responsable de quemar, una por una, todas las lamparitas de la casa. Es una virtud, pero también una maldición para The Humans (título pretensioso, por otro lado), ya que los mismos procedimientos que hacen de la puesta en escena un ente cinematográfico por derecho propio, terminan tomando la autopista de la alegoría. Hasta que durante el último tercio del film una confesión de cierta envergadura empuja el relato hacia el clímax, la historia se mantiene en un tono donde prima la moderación, a pesar de las angustias que claramente corroen el alma de los personajes.