Jimena Aduriz, la mamá de Ángeles Rawson —la adolescente asesinada a los 16 años en junio de 2013 en su edificio de Palermo— habló sobre el femicidio de su hija y se refirió al autor del homicidio, el exportero del edificio donde vivían, Jorge Mangeri, quien cumple una pena de prisión perpetua, como un "psicópata".

“Un psicópata como Mangeri tiene como objetivo matar a tu hija y también destruir a tu familia”, dijo Aduriz. Y agregó: “un psicópata de esa naturaleza es alguien que te hace daño de por vida, no solo porque mató a tu hija sino porque él sabía que probablemente sospecharan de mi marido”. Así recordó como al inicio de la investigación la sospecha se posó sobre su marido y padrastro de Ángeles, Sergio Opatowski.

Mangeri conocía todos los movimientos de la casa, e incluso tenía las llaves de todos los departamentos del edificio. A Ángeles la conoció cuando ella tenía 5 años, la vio crecer y transformarse en una mujer. Tuvo tiempo de hurgar entre todas sus cosas”, agreó durante la entrevista con Migue Granados para el podcast “La Cruda”.

Consultada sobre si le desea “el mal” a Mangeri, aseguró: “Yo no quiero que esté muerto, y lo dije desde el primer momento. No me nace desear que el tipo sufra, no soy así, no está en mi naturaleza. Tampoco quiero que lo suelten mañana, ojo”. Y reconoció que cada 1º de enero, día del cumpleaños del homicida, lo odia con todo su corazón “porque él está cumpliendo años y mi hija no”.

En otro tramo de la entrevista, Aduriz relató lo que sintió el día que hallaron el cuerpo de Ángeles, el 11 de junio de 2013. “Es muy duro ver a tu hija en una bolsa, pero por otra parte fue un alivio muy grande porque la vi. Saber que iba a tener un lugar donde llevarle una flor era algo que en ese momento fue un tesoro. Si bien ella estaba maltratada, estaba muy entera y la pude acariciar, peinar y besar, con esa sensación de saber que sos eran los últimos besos”, dijo.

El femicidio de Ángeles Rawson

La desaparición de Ángeles ocurrió el lunes 10 de junio. “Ese día la gorda tenía gimnasia de 8 a 9.45, y después tenía que ir a la escuela de 12.30 a 19, y de 19.30 a 21 tenía inglés. Se hicieron las 21.30 y no aparecía, y logramos averiguar que no fue ni a la escuela ni a inglés”, contó.

Después de consultar a las amigas de su hija, ir a la Policía, y recorrer el barrio y los hospitales, y aún así no tener noticias, decidieron contactar a los medios de comunicación. “Madgalena Ruiz Guiñazú fue la primera en sacar el aviso, y a partir de ahí se empezaron a acercar los canales”, recordó.

Su cadáver apareció al día siguiente en la planta de tratamiento de residuos de la Ceamse en José León Suárez. Por el crimen, fue condenado a prisión perpetua Mangeri, quien, según la sentencia, ató y acondicionó el cuerpo dentro de bolsas de residuos para luego desecharlo en un contenedor de basura.

La noche del viernes 14 de junio, Mangeri fue llevado a la fiscalía para una declaración testimonial y allí se autoincriminó cuando le dijo a la fiscal María Paula Asaro: "Soy el responsable de lo de Ravignani 2360. Fui yo".

Esa confesión no tuvo valor legal, pero la evidencia clave fue el cotejo de ADN que determinó que debajo de la uña del dedo índice de la mano derecha de Ángeles se halló el perfil genético del portero, lo que probó que la chica rasguñó a su asesino en un intento de defensa. 

El 15 de julio de 2015, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 condenó a Mangeri a prisión perpetua como autor de los delitos de "femicidio en concurso ideal con abuso sexual y homicidio agravado criminis causae", sentencia que fue confirmada hasta por la Corte Suprema. Mangeri recién podrá recuperar la libertad en 2048, cuando tenga 80 años y luego de haber pasado 35 en prisión.

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