Si fuera poeta me gustaría poder describir el momento exacto de esa lánguida luz del atardecer, superada la llovizna y en la antesala de la noche. Pero como todo lo postergo me digo que otra vez será y prosigo. Casi me choco con el Sr. Malandro que está detenido frente a la vidriera de una ortopedia.

-Que lindos artículos Sr Malandro. ¿Piensa accidentarse?

No se sorprende y comenta como si arrastraría una conversa de otros encuentros

-Si fuese usted un Midachi le diría que veo estos artículos para darle un regalo a mi suegra. Pero siendo usted un intelectual de fuste, sabedor de las ironías le comento que en estas jornadas de llovizna en que la gente se pone melancólica mi alma bulle de fervor y me atrae perderme en nosocomios, cementerios, bibliotecas públicas y otros antros. Solo para disfrutar a fondo la pena de los demás.

-Sigue siendo un perverso.

Se sonríe.-Lo vi en la Marcha a favor de las Humedales cortando el puente junto con miles . Le comento: así empiezan las religiones, tanto rogaron por el fin de los incendios que acabó lloviendo. Milagros constituyen un credo.

-¿Usted está fuera de todo? ¿No le afectaron a sus impolutos bronquios tanta mugre en el aire?

-No, cuando eso empieza a suceder me quedo en mi cueva libre del aire viciado y pienso en los animalitos más que en los humanos.

Prosigue-¿Sabe usted cuanto sufren por la pérdida del habitat? Prefiero que terminen como lo hacían conmigo antes de todos estos fuegos: cazarlos para comer: una buena parrillada de carpincho es algo inigualable, che. Y si no se los abate se los puede adoptar como mascotas: son muy eficientes y económicos. Comen yuyos y de paso le cortan el pasto.

-¡Huy que terrible lo que ha dicho! Necesita chistes negros para sobresalir, pero créame, que su estilo ya está demodé: hacerse el maldito es poco elegante y genera repulsión, pero…usted sencillamente me causa lástima…tal vez un día que esté de mejor humor lo pongo en un ring y vamos a quince rounds si se anima.

-Ah, el señor es un duelista romántico, una espada llameante para combatir lo que le disgusta. Haga en todo caso como los chicos esos que han tratado de matar a la Señora Vice. Arme un kiosquito ambulante y vaya escudado en ese carrito de mierda como camouflage atentando contra quienes no le gustan..ah, pero ¿usted vió esos rostros?

-Si, le contesto de mal humor. Un cartel me atrae. Se lee: Corrector de Juanetes. El Sr.Malandro prosigue en una oratoria imparable acerca del Mal con lo que sucediera en Recoleta.

-Es aberrante porque además carece de estilo. Yo no podría ni alentar, ni matar a nadie usted lo sabe. Solo que además de la infaltable teoría que hay detrás un aparato que les brinda apoyo veo los ojos del grupo y reconozco una cosa: son gente seca, temerarios e inconscientes sin amor, infatigables en sus torpes ideas, elementales, sin gracia, peligrosos y testarudos. Detesto esa comedia de sentimientos honorables pero en este caso, la pobreza de sus intentos, sus vidas idiotas, de pobres cabecitas huecas me da un escozor de vergüenza y desaliento..yo me manifiesto a favor de la señora Cristina y en contra de cualquier atajo por armar una entramado sólido de democracia con digamos “Los Malos”… no puede existir ni siquiera un minuto de acuerdo con ellos, créame.

Lo miro fijo. Está parado delante de otro cartelito: Cabestrillo Vietnam se lee.

-Además como soy en verdad un caballero machista no he visto a ningún varón bien plantado en estas latitudes y que se declare oposición que salga a defenderla de corazón. Se ha puesto exageradamente serio. Su disfraz de genio contradictorio, punzante yace estrujado a sus pies.

Ambos nos silenciamos. Es un momento épico. El Señor Malandro ha mostrado sentimientos.

-Es la tranquila comprobación de la Historia. El odio infecta todo, animales islas, agua, peces, acuerdos, papeluchos. Y el poder del Mal es tan grande y retorcido que se utiliza hasta para recomendar el Bien: si no hacemos tal cosa o tal otra nos espera el Infierno.

Pasa una dama quien le hace un guiño imperceptible. Ahora entiendo el porqué de estarse detenido delante de una vidriera para tullidos. Como si me adivinara susurra:

-Hay que comer mi amigo. Soy un hombre de mil siglos aún sano y cazo a la espera: en este caso es un esposo siempre apurado por el dinero que tanto abandona su casa como a sus hormonas por juntar billetes. Ella es un ángel y en la cama una fiera….

-No, no me cuente nada. Me impresiona imaginármelo desnudo. Se ríe con un atractivo indudable. Lo miro; hasta parece una persona razonable disfrutando la vida, quien en un rato va a entrar en sábanas ajenas. Se me acerca al oído como yo fuera sordo.

-Sé que usted tiene sentimientos nobles y está en una encrucijada entre su machismo, confundido con los avances y cambios de lo femenino pero créame: algunas precisan una ayuda, un algo que justifique por qué se han casado con esos energúmenos, como harán para salir de la trama, y se muestran conmigo fieles a sí mismas, felices, plenas, porque saben que yo, apenas soy un instrumento para que puedan romper sus cadenas.

-Bueno, la cagó venía bien ¿Y quién le dijo eso que usted es un liberador?

-Nadie . Hay ciertas mujeres que atrasan. Que no saben emanciparse, que necesitan el donjuanismo, el floreo a la antigua, la seducción, el engaño hacia los imbéciles con quien se empezaron a arruinar la vida. Créame: aquí aparezco yo, como un buen nueve de área.

-Le llaman Basurero.

Se indigna teatralmente-¿Por quién me ha tomado? Soy un gentleman que impide felonías y crímenes de celos o engaños hogareños y suicidios. ¿A ello usted le llama basura?

-Usted sabe de qué hablo: basureros son aquellos jugadores que convierten gracias al error ajeno.

Ahora infla el pecho y hace un gesto de atleta justo delante de una foto que reza Chaleco Corrector de Postura. Vuelve a pasar la dama que entra en un pasillito. Es hora de despedirnos. Me palmea la cabeza como a un niñito-Recuerde que estoy acá hace miles de siglos, que soy un antiguo y que me aburre demasiado esta travesía por la tierra. Extrae algo de su billetera y me lo alarga . Luego saluda arqueando las cejas y va detrás de la mujer.-Lea el dorso de la foto me sugiere, y desaparece.

Es una postal con un puñado de capibaras que viajan en una camioneta gigante. Al dorso se lee. “De aventuras”. Y se distingue al Sr.Malandro con una amplia sonrisa delante de los esteros .Hay un número: Salvados: 317.

Lo jugaré a la quiniela.

 

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