"Colegio en lucha porque Larreta no escucha", dice una de las banderas que les estudiantes han colgado de las rejas de entrada del Mariano Acosta. Con ese reclamo como síntesis de diferentes demandas (entre las que sobresalen la decisión inconsulta y contra el reglamento de que los docentes trabajen los sábados, la falta de inversión edilicia, que pone en riesgo la integridad de docentes y estudiantes, y la escasez y mala calidad de las viandas que reciben) el colegio está tomado desde el viernes por la tarde. A la gravedad de estas denuncias se suma las que han hecho las autoridades en el marco de la toma: que un empleado de la empresa de mantenimiento Mig SA entró a cortar intencionalmente la luz, según las familias documentaron; que al vicerrector Julio Pasquarelli le dejaron una amenaza escrita en el parabrisas de su auto, según relató a Página/12

Como respuesta, el gobierno porteño subió la apuesta: anunció mediáticamente una denuncia penal a las familias de les chiques que están tomando el colegio. Padres y madres consultados por este diario aseguran que "nadie recibió ninguna notificación aún" --lo mismo confirman desde la Defensoría del Pueblo de la Ciudad--, pero aseguran que durante la toma, cuando fueron a asistir a sus hijes mientras estaba la luz cortada, recibieron esa amenaza. La vía judicial tiene al menos un antecedente: en 2019 un fiscal imputó a 43 padres por las tomas que habían hecho sus hijos el año anterior. Todo quedó en la nada. 

La ministra Soledad Acuña habló de "manuales que están circulando con instrucciones para tomar colegios, que está repartiendo el kirchnerismo a través de su sindicato UTE (sic) y de sus legisladores del Frente de Todos". 

El lunes los docentes del Acosta publicaron un comunicado: "El plantel docente de los cuatro niveles (inicial, primaria, media y superior) del Mariano Acosta repudia la violencia y la persecución ejercida contra estudiantes, autoridades y colegas", declrándose "en estado de alerta y asamblea permanente" y exigiendo "que se aclaren los hechos (por el corte intencional de luz), se abran canales de diálogo y se termine el hostigamiento contra la educación pública". 

Los repudios al corte de luz y a las "amenzas y persecución" a estudiantes y docentes se multiplican, mientras ayer comenzaron a sucederse otras tomas en diferentes escuelas porteñas: el Lengüitas, el Lorca, la Escuela de Cerámica N°13, el Normal Mariano Moreno, la Padilla, el Liceo 5 (que el lunes por la noche anunciaba un conflicto porque las autoridades se negaban a firmar las actas de la toma, como indica el procedimiento). Se suman otras con "pernoctes": el Pasteur, el Cortázar, el Normal 8; y varias más, como el Esnaola, con asambleas anunciadas para mañana y mociones de toma ya expresadas. 

El llamado al diálogo

"Lo que nos suele pasar es que Larreta y Acuña planean proyectos muy por atrás, sin nosotres: sin consultar con docentes, estudiantes, la comunidad educativa. Nos despertamos y nos encontramos con que para terminar la secundaria tenemos que ir a trabajar a empresas privadas, tenemos que bancarnos que nuestros docentes estén obligados a laburar los sábados, y así todo", sintetiza el reclamo Isabella, integrante del Centro de Estudiantes del Acosta, en diálogo con Página/12. "Y con esto no te dejan opción, no es que lo vienen a plantear como una discusión, un proyecto. Siempre nos encontramos con decisiones cerradas y tomadas. Y cuando hacemos los reclamos por las vías formales e institucionales, tampoco nos escuchan. No es una toma repentina, es una toma después de mil reclamos", asegura. 

La ministra Acuña aseguró lo contrario: "Pasaron de 0 a 100 en una sola semana. No hubo ni una instancia de pedido de diálogo, pasaron directamente a asambleas para tomar la escuela, y eso es una medida violenta", aseguró ayer en el canal de noticias TN. Consultada por este diario, la cartera remitió a las declaraciones vía Twitter: un fragmento de esa misma entrevista y un hilo con acusaciones al "populismo" que "baja línea dentro de las aulas": "Los alumnos no tienen que ser rehenes dentro del juego político", asegura, infantilizándolos y quitándoles capacidad de organización y decisión.  

El vicerrector Pasquarelli, en cambio, reafirma los dichos de la estudiante: los reclamos formales fueron hechos "cien y mil veces", asegura. "A los directivos la toma del colegio no nos parece lo mejor como método, creemos que la lucha está en el aula. Pero comprendo perfectamente a estudiantes que terminan con medidas muy extremas cuando no encuentran respuesta, porque nos pasa a los directivos también: nos cansamos de ir por los carriles que deberían funcionar y no funcionan", dice a Página/12

"Cuando asumimos con el rector en diciembre encontramos una escuela devastada por la pandemia y con serios problemas de infraestructura y mantenimiento: vidrios y puertas que se caen en las aulas, vidrios sin laminado de seguridad, contra la normativa. persianas que se caen a la calle, techos con goteras, cortes de luz porque no hay mantenimiento, en junio se hizo un frazadazo porque la semana de más frío no funcionaban las calderas", enumera. "Hicimos todos los reclamos posibles para la restauración de un edificio histórico que se está viniendo abajo, cuyo arquitecto principal fue el mismo que el del teatro Colón".

A estas denuncias Pasquarelli suma la de la amenza que recibió el sábado, cuando salió de la escuela después de pasar toda la noche cuidando a los chicos en la toma, con el colegio sin sin luz: "Llegué a mi casa, dormí unas horas y volví a salir, para ver desde afuera si necesitaban algo. Cuando estoy subiendo a mi vehículo, que había dejado estacionado frente a mi casa, encuentro una nota en el parabrisas que decía que me cuidara, porque no iba a poder aguantar una toma más", relata. Cuenta que fue a la comisaría a hacer la denuncia, adonde lo derivaron a una denuncia on line. 

De terror

El Colegio Mariano Acosta ocupa media manzana del barrio de Balvanera y tiene 4 niveles, de inicial a terciaria. Allí estudian, en diferentes turnos, más de 2 mil estudiantes. "No alcanzan las aulas y hay un pedido de reforma que nunca se concreta", denuncian las familias. El vicerrector confirma otra de las denuncias: desde hace un mes la secundaria no tiene educación física porque el Gobierno de la Ciudad dejó de pagar el alquiler al Polideportivo que está enfrente, adonde va este nivel porque la primaria ocupa el patio de la escuela. 

Las familias consultadas por Página/12 relatan el "viernes de terror" que vivieron con sus hijes en la toma, con la luz cortada, pidiéndoles que no se muevan dentro del colegio (la toma se redujo al hall de entrada, a la intemperie), con el agua cortada y las cargas de los celulares que empezaban a acabarse. "Quieren enfrentar a docentes y padres, pero eso está lejos de suceder", aseguran. "Los chicos no tienen manuales de sindicatos ni partidos políticos. Están reclamando por sus derechos, y eso es lo que molesta". 

La toma del Acosta continúo el lunes, hasta las 8 del martes, cuando habrá una asamblea. Para el martes a la noche se anuncia un "pernoctazo", mientras en distintos colegios se anuncian asambleas para decidir medidas.