Florida empezó a constatar los considerables daños causados por el huracán Ian, en un panorama de ciudades devastadas, millones de personas sin electricidad y temores de que el costo humano pueda ser "sustancial". Al menos ocho personas murieron en este estado costero del sur de Estados Unidos, donde se multiplican las imágenes de calles transformadas en canales de aguas turbias, embarcaciones tiradas al suelo como simples juguetes y casas destrozadas.

Luego de haber sido degradado a tormenta tropical, Ian volvió a reforzarse hasta alcanzar nuevamente la categoría de huracán, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos. Hacia la noche del jueves, se dirigía a Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia, en el sur del país.

"Este podría ser el huracán más letal en la historia de Florida", dijo el presidente estadounidense, Joe Biden, durante una visita a las oficinas de la agencia federal que combate los desastres naturales, FEMA, en Washington. "Los números (...) aún no están claros, pero recibimos informaciones que dan cuenta de una sustancial pérdida de vidas", agregó y aseguró que irá "lo antes posible" a Florida pero también a Puerto Rico, un territorio estadounidense en el Caribe recientemente golpeado por el huracán Fiona.

Un funcionario del condado de Charlotte, en el oeste de Florida, confirmó la muerte de seis personas. A su vez, en Volusia, en la costa este, se informó el fallecimiento de un hombre de 72 años "que salió a vaciar su piscina durante la tormenta". La octava muerte ourrió en Osceola, en el centro-este del estado.

En tanto, proseguía la búsqueda de 18 personas desparecidas el miércoles luego de que una embarcación de migrantes naufragara cerca del archipiélago de los Cayos. Cuatro cubanos nadaron hasta la orilla en los Cayos de Florida y la guardia costera rescató a otros cinco.

El día después

Luego de una noche de angustia, los residentes de Florida revisaban el jueves sus hogares y comunidades. En la pequeña ciudad de Iona, en la costa oeste, Ronnie Sutton, que aún no pudo regresar a casa, dijo estar convencido de que el agua lo había destruido todo. "Es terrible. Supongo que es el precio a pagar cuando se vive al nivel del mar. A veces te sale el tiro por la culata", se lamentó.

A unos 20 kilómetros de allí, en Fort Myers, el aumento de las aguas sumergió algunos botes y empujó a otros a las calles del centro. "Eran ruidos aterradores, con escombros volando por todas partes, puertas por el aire", dijo Tom Johnson, un residente testigo de la destrucción.

"Nunca habíamos visto inundaciones como estas", aseguró el gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis. "Algunas áreas, como Cape Coral, la ciudad de Fort Myers, se inundaron y quedaron realmente devastadas por esta tormenta", continuó y calificó la destrucción como "histórica".

Ian, degradado a tormenta tropical, tocó tierra el miércoles por la tarde como huracán de categoría 4 (en una escala de 5) en el suroeste de Florida, antes de continuar su paso por el estado, con fuertes vientos y lluvias torrenciales. La tarde del jueves, más de 2,6 millones de viviendas o comercios permanecían sin luz, de un total de 11 millones.

Punta Gorda, un pequeño pueblo costero ubicado en la trayectoria del huracán, amaneció sin energía eléctrica. Ian arrancó algunos árboles y derribó postes de electricidad y letreros de calles.

Ante la magnitud de los daños, Biden declaró el estado de desastre natural mayor, una decisión que permite liberar fondos federales adicionales para las regiones afectadas.

En Cuba

"Una catástrofe", asegura Maritza Carpio frente a las ruinas de la casa de tabaco de su finca en Vuelta Abajo, la tierra del mejor tabaco en Cuba y pilar de una industria vital para el país, convertida en un amasijo de troncos, horcones y tejas tras el paso del devastador huracán Ian.

En Vuelta Abajo, región que forma un triángulo entre los municipios de San Luis, San Juan y Martínez y Pinar del Río (capital de la homónima provincia) se pueden contar con los dedos de una mano las casas de tabaco que soportaron los vientos de más de 200 km/h de Ian.

"Una catástrofe de esta envergadura nunca la habíamos tenido", declara Carpio, que tiene su finca en San Luis, 175 km al oeste de La Habana. 

Además de echar abajo las casas de tabaco, construcciones rústicas de madera, imprescindibles para que el secado de las hojas de la planta se beneficie del sol, el aire y la humedad, las lluvias y los vientos de Ian erosionaron campos de cultivo que estaban siendo preparados para la campaña de siembra que comienza en octubre.

El huracán cruzó el martes Pinar del Río durante unas seis horas, tiempo en el que dejó dos muertos, un apagón generalizado y grandes daños en viviendas y redes eléctricas. Más de 50.000 personas fueron evacuadas de la provincia. Asimismo, destruyó total o parcialmente centros de clasificación de tabaco, almacenes y oficinas de la empresa Tabacuba, que compra a los productores privados el 95% de sus cosechas. En pocas horas, Ian arruinó décadas de trabajo.