En Mendoza, la Justicia absolvió a dos mujeres que habían llegado a juicio acusadas del crimen de León Domingo Burela, un médico de 64 años, ocurrido en abril de 2019 en el departamento de Las Heras. La decisión sobrevino en la noche del jueves, luego de que el jurado popular no pudiera llegar a un veredicto.

Tras siete horas de deliberación, los doce integrantes del jurado comunicaron al tribunal que no lograron unanimidad con respecto a la acusación contra la viuda de la víctima, Elizabeth Ventura, de 55 años, y su amiga vidente, Mónica Castro, de 56.

Como la ley de juicios por jurado vigente en Mendoza requiere la unanimidad para declarar “culpable” o “no culpable” a un imputado, el debate oral se declaró estanco.

La fiscal de Homicidios Claudia Ríos, tras consultar al fiscal Jefe de Homicidios, Fernando Guzzo, comunicó que el Ministerio Público  resolvió no continuar con la acusación, algo que hubiera requerido llamar a un nuevo debate con otro jurado. Luego, el juez técnico Agustín Chacón, que guio el debate, dispuso la absolución de Ventura y Castro.

Sentadas juntas en el banquillo de los acusados, las dos mujeres rompieron en llanto al escuchar la decisión del magistrado.

La hipótesis del sicario

Ventura había llegado al juicio imputada como presunta “autora intelectual del homicidio agravado por el vínculo”, de su marido, el médico Burela. Por su parte, la vidente Castro fue acusada de ser “partícipe necesaria” del hecho.

La acusación sostenía que Ventura había contratado a un sicario, que aún no ha sido identificado ni hallado, para asesinar a su marido en la casa que ambos compartían.

El jueves por la mañana, durante los alegatos realizados en el Polo Judicial Penal de Mendoza, la fiscal Ríos solicitó a los 12 jurados populares que a Ventura la declararan culpable como "coautora" del delito "de homicidio agravado por el vínculo"; y a Castro como "partícipe necesaria".

Ríos repasó una serie de pruebas y testimonios que se produjeron durante el debate oral y que para la fiscalía acreditaron la participación de ambas mujeres en el crimen. En su acusación, el Ministerio Público consideró acreditado que Ventura facilitó el ingreso a su domicilio a un sicario con quien acordó el crimen, mientras que Castro ayudó a contactarlo.

"El atacante le disparó en cuatro oportunidades al médico, quien estaba sentado en un sillón a causa de una intervención unos meses atrás en el corazón", señaló la fiscal.

En tanto, la querellante Claudia Vélez -en representación de los hermanos de Burela- acompañó el pedido de la fiscalía y también solicitó un veredicto de culpabilidad.

El abogado Francisco Castro, que representó a los hijos de Burela y Ventura, pidió un veredicto de "no culpabilidad" para las acusadas tras plantear que el crimen "fue un ajuste de cuentas". Se trató de "una crónica de una muerte anunciada", aseguró, en referencia a hechos delictivos anteriores que había sufrido el médico Burela.

La defensa de la viuda Ventura, a cargo de Agustín Magdalena y Cristian Vaira Leyton, pidió a los jurados que se basaran en las pruebas y no en conjeturas, y que declarasen no culpable a la mujer.

Por su parte, la defensa de la vidente Castro, integrada por Susana Soletti y Florencia Rizzo, consideró que en la causa no había elementos que indicaran que la mujer participó en el crimen.

Tras los alegatos, el juez técnico Agustín Chacón le brindó a las imputadas la oportunidad de pronunciar sus "últimas palabras" pero ambas dijeron que no tenían nada para decir.

El jurado pasó a deliberar pasado el mediodía. Entrada la noche, comunicó que no había arribado a un veredicto unánime.

Crimen en el living

El hecho ventilado en el debate ocurrió el 15 de abril de 2019, en una casa del departamento mendocino de Las Heras. Burela, médico ginecólogo jubilado del servicio penitenciario, se encontraba sentado en su sillón cuando un hombre ingresó sin forzar la puerta de entrada, le disparó cuatro veces y escapó.

Minutos antes del crimen, Ventura había salido a realizar actividad física, por lo que inicialmente se investigó el hecho como un caso de inseguridad.

Sin embargo, tras distintos peritajes, la fiscal Ríos estableció que la viuda Ventura tenía una amistad con la vidente Castro, con quien hablaba sobre el crimen. Los investigadores realizaron un allanamiento en la casa de la tarotista, y secuestraron papelitos con anotaciones que hacían referencia al caso.

En función de estos elementos y escuchas telefónicas que las comprometían, la fiscal resolvió imputarlas.