Los desajustes en el mundo desarrollado se hacen cada vez más importantes a medida que se acerca el invierno en el Hemisferio Norte. En Estados Unidos, la política monetaria de la Reserva Federal comienza a tener detractores de todas las corrientes, con grandes fondos de inversión alterados por las fuertes caídas de las acciones de Wall Street y economistas críticos del sobreajuste de la tasa. En Europa, mientras tanto, se profundizan los problemas energéticos.

La semana pasada, Mohamed El-Erian, uno de los economistas más influyentes en el ambiente financiero norteamericano, publicó una nota de opinión en el portal Project Syndicate y no ahorró adjetivos para mostrarse en contra de las últimas medidas de la Reserva Federal.

“Los últimos movimientos de la Fed son típicos de un banco central que está luchando continuamente para ponerse al día con la realidad (corre de atrás los acontecimientos). Es el tipo de cosas que uno suele encontrar en los países en desarrollo con instituciones débiles, no en el emisor de la moneda de reserva mundial y el custodio de los mercados financieros más sofisticados del mundo, donde muchos otros países y empresas confían sus ahorros”, dice.

Encerrona

El economista plantea que la reacción de Estados Unidos al incremento de la inflación llegó tarde, se malinterpretó desde el comienzo del año pasado y ahora se pagan las consecuencias en forma de desconfianza, daños para la economía real y pérdida de bienestar social.

“La Fed se encuentra en una situación tan incómoda, mayormente creada por ella misma. Podría inclinarse por evitar más aumentos de tasas, cediendo a las críticas crecientes de que está llevando a la economía a la recesión, destruyendo la riqueza y alimentando la inestabilidad”, indica.

El-Erian considera, sin embargo, que seguir ese curso de acción, es decir moderar o frenar los ajustes de tasas, implicaría correr el riesgo de repetir el error de política monetaria de la década de 1970, cargando a Estados Unidos y al mundo con un período aún más largo de tendencias estanflacionarias.

La conclusión es que la Reserva Federal se metió en una encrucijada sin una salida clara, cualquiera sea las decisiones de tasa que tome a partir de ahora. La economía norteamericana tiene por delante un escenario cada vez más aceptado por analistas de todas las corrientes de recesión y tensiones de precios complejas de revertir. Situación que funciona de espejo para observar lo que ocurre en el resto del mundo desarrollado, principalmente en los países de la zona euro cercanos al conflicto de Ucrania.

Fragilidad

Estas economías del viejo continente tienen un foco extra de presión por la vulnerabilidad energética. El conflicto con el gasoducto Nord Stream, que transporta combustible desde Rusia a las potencias europeas, se acrecentó la semana pasada, al registrarse explosiones en cuatro puntos de la mega tubería y amenazar el transporte de energía para el invierno.

Julian Borger, el responsable de asuntos internacionales del diario inglés The Guardian, publicó un análisis sobre las consecuencias asociadas a estos ataques del Nord Stream. Consideró que estos episodios sumaron fuertes preocupaciones sobre la fragilidad de la infraestructura que utiliza Occidente, por ejemplo para el sector de las comunicaciones.

“Occidente es vulnerable por su dependencia de los cables submarinos que transportan 90 por ciento del tráfico de Internet del mundo. Si se cortaran esos cables, se desencadenaría una crisis multifacética que afectaría a la mayoría de los aspectos de la vida moderna”. Es una muestra de que la incertidumbre no sólo es por el desajuste macro o la crisis energética. 

Para reafirmar el punto cita al jefe del Estado Mayor de Defensa de Gran Bretaña, Tony Radakin, quién aseguró que “la información del mundo depende de esos cables”. La Royal Navy adquirió un buque de vigilancia oceánica de múltiples funciones, para patrullar y proteger la infraestructura submarina utilizando sensores y drones submarinos autónomos.