Culto a los clásicos

De un lado, el Martini. El mismo que aparece en tantas películas, con su copa icónica de tallo largo y boca ancha, empañada por el frío del líquido. La receta indica gin como actor principal, vermut seco acompañando, la aceituna o la piel de limón cediendo color y aromas. Se refresca con hielo y se cuela luego en la copa. Del otro lado, el Negroni, también con gran historia a cuestas y un renacimiento contemporáneo que lo define como una moda. Tres partes iguales de gin, bitter rojo (la marca más conocida, Campari) y vermut dulce. Todo en un vaso corto, una o dos rocas de hielo grande, una rodaja de naranja. Potente, herbal, amargo, colorido.

Martini y Negroni son dos nombres de la coctelería histórica, la de siempre y la de ahora. Y en el medio hay un flamante bar que les rinde homenaje. El lugar se llama Trane, por John Coltrane, la banda de sonido de las décadas de 1950 y 1960. Y en Trane el homenaje a esos años, a esas bebidas, está a la orden del día.

Creado por el bartender Lucas Daglio en sociedad con los dueños de Lunfa Vermú y Gin Heraclito, Trane ocupa una esquina de Chacarita con una barra, unas pocas mesas adentro y la vereda al aire libre. La propuesta es servir versiones clásicas y de autor de estos dos tragos, Martini y Negroni: por ejemplo, el Martini Pink lleva Heráclito London Dry, Lunfa Rosado, perfume de limón, aceitunas rellenas ($950); el Original incluye Heráclito 40 Botánicos, vermú dry, bitter de naranja, perfume de limón, aceitunas rellenas ($1200). El Negroni Argentino ($950) repite la receta tradicional con bebidas de industria nacional, mientras que el Tonic lo aligera con agua tónica Santa Quina. La barra trabaja con seriedad, cada cóctel se prepara con paciencia. Por los parlantes suena jazz y soul.

Hay vinos, alguna cerveza, un par de bourbons. También cosas ricas para comer, como el sándwich de pastrón o el de pollo frito, ambos a $1800. Se suman fiambres y quesos: la tabla de Piedras Blancas arranca en $2200. No mucho más: música, cócteles y espíritu vintage; esa es la apuesta de Trane.

Trane queda en Charlone 100. Horario de atención: martes a sábados de 18 al cierre. Instagram: @trane_bar.

Temporada alta

En octubre arranca la temporada alta de las ferias de vinos, encuentros festivos y algo beodos alrededor de la gran bebida nacional. En orden cronológico, la primera cita será el viernes 14 de octubre con 100 Bodegas, encuentro que se define como “mucho más que una feria de vinos”. “Los consumidore cambiaron en los últimos años. Hoy se corren de un lugar solemne”, dice Alejandro Amorini, director de la feria. A tono, promete gestos juveniles como cabinas de make up, photo booth, food trucks al aire libre y una música ecléctica que va desde clásicos del rock de los ’50 a un tenor del Teatro Colón para cerrar la noche tardía con DJ y copas al por mayor. Varias marcas prometieron presencia, incluyendo Abejorro Wines, Argento, Budeguer, Catena Zapata, los espumantes de Cruzat, los patagónicos extremos de Otronia, también Finca Ferrer, Kaiken, Lagarde, Vistalba y más (entradas a $5000).

Apenas unos días más tarde, el Mapa del Vino apuesta por una reunión más íntima. La sommelier Mariana Gil Juncal ocupa el Espacio Peabody (El Salvador 5763) con “música, juegos con premios vínicos, degustación de picada, chocolates, aceites de oliva, acetos, panes de masa madre y quesos”, junto a bodegas como Jorge Rubio, Doña Paula, la orgánica Domaine Bousquet y La Mala María Vermut, entre otros. La entrada all inclusive sale $4000.

La trilogía culmina el jueves 20 y viernes 21, con Expo Brinda ($4500 con compra anticipada), la feria marplatense que desembarca en el Hipódromo de Palermo. La apuesta es ambiciosa: 150 bodegas, 500 etiquetas, 30 barras de coctelería, vermut y gin, puestos de comida, charlas, shows musicales y artistas de circo deambulando en el lugar. En la ciudad feliz la última edición de Expo Brindis juntó más de 4000 personas probando vinos de Trapiche, Durigutti, Finca Sophenia, Patritti, Huentala Wines, Familia Schroeder, Clos de los 7, Rosell Boher, Mosquita Muerta, Amalaya y Matías Morcos, entre tantos más.

Tres encuentros, una misma bebida e infinitas copas llenas.

Más información y entradas en las respectivas cuentas de Instagram: @100bodegas, @mapadelvino y @brindaexperiencewine.

Cerveza de barrio

Tras conocerse estudiando en la U.T.N. Matías, Lucas y Milagros decidieron abrir un bar. Así, hace cuatro años, arranca la historia de Geppetto, que hoy se presenta como una de las mejores cervecerías porteñas ubicada en una tranquila calle de Devoto, bajo la sombra de viejos árboles y no lejos del límite con Villa Pueyrredón. “Nos dimos cuenta de que faltaba un lugar donde disfrutar de cervezas de buena calidad en un espacio cálido y tranquilo, un poco alejado de las zonas gastronómicas clásicas”, explica Milagros.

Entre tanta competencia posible, Geppetto destaca con varios ases ganadores bajo la manga. El primero es una selección de cervezas de alta calidad, incluyendo estilos lupulados, maltosos y sours refrescantes, todo de marcas que son figuritas difíciles y codiciadas en la industria, desde Juguetes Perdidos a Itzel pasando por Strange Brewing, El Fruto o Sir Hopper (los precios varían según la cerveza, arrancando en $350 para media pinta y llegando a $800 para los estilos más caros). El segundo es que hace un tiempo sumaron una propuesta sólida de café de especialidad (espresso a tan sólo $200; flat white a $350), con granos de Modo Barista y una golosa carta de dulces (roll de canela, $380; alfajores desde $400). A esto se le suman hamburguesas contundentes (la Big Pepe trae pan de papa, 200 gramos de carne, cebolla, cheddar, lechuga, pepino agridulce y una salsa de la casa, $1580), sándwiches como el de brisket en pan ciabatta ($1650), picadas, pizzas y algunos platos como el goulash de hongos a $1700.

Geppetto es un local muy cálido, de esos donde dan ganas de quedarse hasta que las velas no ardan. Se ve mucha madera y ladrillo a la vista, con muebles hechos a mano por los propios dueños. Tras agregar el café a la oferta comenzaron también a abrir todo el día, con desayunos y almuerzos que terminan ya comenzada la madrugada. Siempre, con una idea fija: mantener una relación bienvenida de precio calidad. Un pequeño lugar de barrio que merece ser tomado muy en serio.

Geppetto queda en Concordia 5099. WhatsApp: 11-6229-3007. Horario de atención: martes a domingos de 9.30 a 1.00. Instagram: geppetto.bar.