Dorian vuelve a Buenos Aires para presentar este jueves en Niceto Club, a las 20, su disco Ritual: todo un punto de inflexión en su obra. Uno de los artistas referenciales del indie y el pop electrónico español desembarca además en este lado del Atlántico en la víspera del 12 de octubre. Lo que antiguamente era denominado el “Descubrimiento de América”, en la Argentina, por ejemplo, pasó a ser desde 2010 el “Día del Respeto de la Diversidad Cultural”. En tanto que en España sigue llamándose la “Fiesta Nacional”. La acentuación de las diferencias sobre los puntos de vista de una misma fecha en agosto pasado experimentó un nuevo encontronazo, luego de la polémica que protagonizó Felipe VI en la asunción de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia. El Rey no se sumó al tributo que los líderes mundiales le rindieron a la espada de Bolívar en el evento, desempolvando nuevamente las heridas del pasado.

“Siempre que estuvimos allá lo hicimos con la intención de dejarnos seducir y aprender. Tanto de la literatura como de la música popular, pues son dos buenas puertas de entrada para conocer una patria ajena”, afirma al otro lado del teléfono Marc Gili, cantante y guitarrista de Dorian. “Pero es cierto que desde Europa se suele ver a Latinoamérica como una sola entidad, por el hecho de que el español es el idioma hegemónico. También es verdad que en algunos países latinoamericanos las animadversiones, desde el punto de vista político y social, deberían quedar caducas porque los españoles de hoy no tienen que ver con los de 500 años atrás. En ambos lados del Atlántico hay cierta ignorancia mutua, que surge a partir de no conocer al otro. Lo que crea un debate que desde el punto de vista actual es estéril. Sin embargo, por el lado del grupo, la devoción que tenemos por América latina es total”.

De esto da fe el último trabajo de estudio del grupo creado en la ciudad de Barcelona en 2004, en el que se pueden palpar matices de la cumbia electrónica o el ida y vuelta entre el trap latino y su contraparte española. Lo que aleja al cuarteto de su lugar de confort. “La banda lleva algunos años girando por América latina, y tarde o temprano las influencias surgidas de ciertas tendencias o estratos culturales de la música latinoamericana iban a terminar permeando en nuestro sonido”, explica el frontman. “En Ritual (2022) intentamos establecer un diálogo entre Europa y Latinoamérica. Por un lado, tenemos muchos colores propios del sonido de Dorian. Para el que no nos escuchó todavía, tradicionalmente nos abocamos al new wave y al synth pop, actualizado con la electrónica contemporánea. Aunque en este caso entraron en juego otros palos musicales”.

-¿Cómo cuáles?

-La canción “Libre”, que cantamos junto a Lido Pimienta, que es una de las grandes renovadoras de la cumbia, está construida en base a una chacarera. En tanto que el caminar de “Mundo perdido” está basado en el oeste de Africa, lo que a su vez tiene su eco en todo el mundo afrocaribeño. Luego tenemos también “Lento”, que la propia prensa definió como un crossover entre Bomba Estéreo y Daft Punk. A mí, en lo particular, me encanta esa colisión de conceptos. Y por último está la influencia de ciertos patrones de la música urbana. Tal fue el caso de “Techos de cristal”. Este álbum fue creado para que te sumerjas en él sin prejuicios, y entiende que la música popular del siglo XXI tendrá que ser bastarda o no será.

-¿Por qué tendrá que ser “bastarda”?

-Después de una décadas en la que la música fue dominada por el mundo anglosajón, en estos momentos está más abierta que nunca. Y eso es excitante porque todo es posible. La mezcla de ritmos, sonidos y tradiciones culturales, como propone entre muchos otros la propia Rosalía, va a ser el camino a seguir. Nosotros lo celebramos porque somos grandes melómanos, y todo lo que sea la mezcla es el camino correcto en el mundo del arte. Nunca fuimos fundamentalistas, todo lo contrario. Este disco nos marca el primer paso de un camino que podría ir en la dirección del crossover cultural. Siempre teniendo la estructura de canción y la electrónica en el eje de nuestro sonido.

-La música urbana atravesó a la cultura pop de tal manera que la obligó a reinventarse nuevamente.

-En Ritual colaboramos con artistas que vienen del mundo del trap como Pink Flaco. Lo urbano ha sido una manera de reciclar la producción de voces. Seríamos estúpidos si no tomáramos ciertas técnicas de producción creadas por los chicos jóvenes, y que nos sirvieron para desarrollar nuestro sonido. Eso es importante para una banda que tiene en el eje de su propuesta la composición de letras y las estructuras de canciones. La música popular ya dejó de entenderse desde un punto de vista fundamentalista. Corea se volvió hegemónico en el pop de masas, lo que hace 20 años atrás parecía surrealista. ¿Qué sera lo próximo? Estoy ávido por conocerlo. Está muy claro que no va a venir de un laboratorio de una multinacional de Los Angeles, sino de la calle. ¿Pero de cuál calle?

-A propósito de tu capacidad reflexiva, ¿cómo pensás que se sigue luego de una pandemia?

-Mientras componía las letras del álbum, me di cuenta de que la forma de salir de este problemón sanitario y social es tomando conciencia de que somos una comunidad. Luego de 40 años de neoliberalismo, en el que nos dijeron que no tenemos por qué conocer al vecino, el covid nos devolvió el sentimiento de “nosotros”. Así que es la primera vez que empecé a componer más desde ese lugar que desde el yo. A partir de esa perspectiva, le cantamos a la gentrificación, la obsesión por las redes sociales, la homofobia, el feminismo y a asuntos más generales como la evasión de capitales.

En 2022, son muchos los artistas catalanes que atracaron en Buenos Aires. Desde Rosalía hasta Albert Pla, pasando por Love of Lesbian, Vic Mirallas y Carlos Sadness. A lo que suma el debut del festival Primavera Sound. Ante la pregunta de cómo Barcelona se tornó en Meca mundial de la música, Marc Gili contesta: “No fue casualidad. Los medios de comunicación públicos pasaron tiempo transmitiendo programas musicales de primera calidad, mientras que la prensa escrita musical de España surgió en Barcelona. Nos llegaron las últimas tendencias antes que a todo el país. A eso hay que añadir que tenemos una de las escuelas de producción más importantes del sur de Europa, ESMUC, y la guinda del pastel de este magma cultural de los últimos 15 años fueron los festivales de capital privado como Sónar o Primavera Sound. Son muchos los ingredientes, y sumados marcan la diferencia. Los exitos no son casuales.”