“Me parece que el intérprete suma un desafío un poco más complejo cuando asume la idea de ponerse en el lugar y la obra del otro, y lo canta”, sintetiza Julián Venegas. Así como José Santucho: “mirar afuera es como mirar hacia adentro; lo nuestro opera un poco en ese registro, donde se empiezan a difuminar bellamente esas diferencias”. Ambulantes es el disco que reúne a Venegas y Santucho en un amoroso repertorio, dedicado al oficio callejero de pregoneros, floristas, afiladores y churreros; y se presenta hoy –y todos los viernes del mes– a las 21 en el Centro Cultural de Abajo (Entre Ríos 579). Con dirección, guión, puesta en escena y luces, a cargo de Santiago Dejesús, el show suma la asesoría general de María de los Ángeles “Chiqui” González.

“Lo charlamos mucho con José y no sé si llegamos a una conclusión contundente, pero desde el principio tuvimos muchas ganas de hacer una descripción lo más sincera posible de ese mundo paralelo, que es mucho más real que el mundo que hoy predomina, que es el de las pantallas. Estamos hablando de trabajadores y trabajadoras que resisten e insisten en el territorio, en el mano a mano, en el ambular itinerante, que no es andar perdido sino todo lo contrario, es estar astuto al territorio que propicia la venta y el trabajo del día. Y nos llama la atención esa insistencia. Si le sacás una foto a un churrero y la ponés en blanco y negro, podrías creer que es una foto de hace 50 años. Hay muy pocos cambios. Los afiladores antes iban caminando y con una rueda de madera, tenían su puesto y se instalaban; hoy esa tradición mutó a la bicicleta y a tocar la flauta. Hay pequeños cambios con el correr del tiempo pero nos resultó muy interesante la insistencia en la tradición de esos oficios. Así como nos parece que el trovador es también un trabajador itinerante, siempre buscando cuál es la parada más propicia para que su trabajo se escuche”, explica Julián Venegas a Rosario/12.

El repertorio de Ambulantes reúne canciones compuestas –salvo excepciones– por José Santucho, con el aporte invaluable de Venegas en la música e interpretación. La armonía que resume el disco es encantadora. Según Santucho: “cuando nos juntábamos a comer y conversar comenzó a surgir la idea de retratar algunos oficios urbanos. En principio tratamos de ver qué registros había en el repertorio latinoamericano que cada uno conocía, para saber sobre qué lugares avanzar en la composición. Y nos parecía que los oficios urbanos e itinerantes no tenían mucho andar. Por otro lado, otra cosa que se nos había presentado en esas sobremesas fue que los ambulantes eran de los pocos que habitaron la calle durante el contexto de pandemia, y eso nos llamaba la atención: ellos presentes en un contexto donde la ciudad se había silenciado”.

La afinidad entre Santucho y Venegas resulta en una complementariedad admirable, de sensibilidad mutua. Cada una de las canciones lo expone, habida cuenta de cómo música, letra y voces, dialogan y pintan poéticamente un imaginario próximo. “En mi caso, estoy muy tranquilo por el piso que otorga ‘Chula’ (Venegas), no solamente técnico sino también emotivo. En este sentido, un poco de lo que nosotros charlábamos está presente en la tapa del disco (los dos en un camioncito de chatarrero, con Santucho al volante y Venegas con el altavoz): en mi caso, por la dimensión compositiva, y en el de Chula por asumir el lugar de intérprete. Desde ya, no son totalidades, pero la idea fue la de hacer dialogar eso desde la tapa del disco, donde se emula un registro que dialoga con la canción del chatarrero”, agrega Santucho.

Ambulantes fue seleccionado en la convocatoria Fomento Argentina Florece del Instituto Nacional de la Música, cuyo financiamiento permitió su realización. La presentación de esta noche agrega otra dimensión, habida cuenta de la puesta en escena que dirige Santiago Dejesús. En este sentido, Venegas explica: “Nos tomamos el trabajo de mostrar el repertorio con personas y amigos que consideramos importantes en la críticas y las devoluciones; entre esas personalidades estuvo el Fander (Jorge Fandermole), a quien le tocamos el repertorio de principio a fin. Le gustó muchísimo. Él es muy cariñoso y sincero, pero también filoso cuando tiene que serlo. Y le pareció importante que nos pusiéramos en contacto con Chiqui (González), porque consideraba que la obra necesitaba ‘entres’ entre las canciones, para que no perdieran su poética. Y Fander estaba convencido de que la persona para eso era Chiqui. Nos juntamos con ella y tuvimos dos encuentros muy largos y ricos, en donde nos hizo devoluciones, nos escribió un poema para el espectáculo, y nos aconsejó tener una dirección. Ahí fue cuando recurrimos a Santiago Dejesús, que entendió desde el principio cuál es la propuesta”.

Y concluye Santucho: “Somos un equipo grande trabajando en diferentes aristas. También está en producción la impresión de un cancionero con las canciones que conforman el disco, lo está imprimiendo La Vigil. Nos parecía que el proyecto tiene un sentido de obra conceptual, donde poder plasmar todas esas aristas, como también la cuestión audiovisual. Se viene un nuevo video con otra de las canciones, está la presentación del cancionero, hay muchas líneas tendidas que me parece dialogan con la idea de la obra”.