Juntáronse los ratones
para librarse del gato
y después de un largo rato
de disputas y opiniones
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel,
que andando el gato con él
guardarse mejor podrían.
"Pensamiento agudo, a fe”,
dijo un ratón literato
fingiendo cojear de un pie.
“A ver, señores, ¿quién le
pone el cascabel al gato?”.

Lope de Vega, "El congreso de los ratones".

Léctor amandum est: Desde aquella tarde, hace unos 49 años, en que en mi libro de lectura de segundo grado apareció este poema de Lope de Vega y tuve que memorizarlo y recitarlo, he imaginado que alguna vez lo utilizaría en una nota de humor.

Con mis compañeros (todos de entre seis y ocho años) dudábamos frente a ese “juntáronse”. Más bien nos salía “juntaronse”, que en nuestros infantiles cerebros era “juntar once”, o sea, tener un equipo de fútbol titular en nuestro álbum de figuritas.

Pero la maestra tuvo la generosidad de analizar con nosotros el poema e introducirnos en el mundo de la metáfora, sin tener nosotros idea del significado de esa palabra. Entendimos como pudimos que, a veces, la manera certera de resolver una dificultad es proponer una solución imposible y luego echarles la culpa a otros por no poder cumplirla.

A veces es el propio gato (desde la oscuridad, diría Roberto Carlos) el que nos sugiere que le pongamos el cascabel, sabiendo que nadie se atreverá a hacerlo y que, finalmente, nos resignaremos ante “nuestra propia ineptitud”. Manera inteligente del gato de anular otra posibilidad: unidos, los ratones podrían vencerlo (pero de a uno, seguro que no).

"La ultraderecha que acecha se pertrecha y aprovecha las masas insatisfechas. Siembra sospechas y cosecha brechas. Enciende mechas, pelecha y lanza flechas con frases hechas. Cuando gana, echa y desecha." Este texto nunca estuvo en mi libro de lectura; lo acabo de crear tras informarme sobre un congreso. No de ratones, pero sí de roedores diversos de nuestra historia que se autoperciben gatos, y, lo que es peor, actúan cual si fueran leones/as y transforman el mundo en la selva que necesitan que sea para poder reinar en ella.

Un congreso que, si no fuera trágico, sería muy cómico. Payasos, títeres, domadores de ilusiones, manipuladore/as, falsos magos, desequilibristas, una expresidenta de facto boliviana, un magnate que fue CEO de los Estados Unidos, un eclownomista argentino y un excandidato a la presidencia de Chile que hubiera llevado a nuestros hermanos trasandinos al Mesozoico sin escalas. Creo que solo faltaban Bolsonaro, por razones balotágicas; y Mussolini, Franco y Goebbels porque aún no lograron derrotar a la biología.

Con sus teorías homófobas, xenófobas, progresófobas, mujerófobas (algunas eran damas pero se autopercibían tiranosaurias), judeófobas (para que no falte), arabófobas, etceterófobas, esta troupe circense, cual Pinky y Cerebro con delay, juntáronse, pero para ponerle un cascabel al mundo y así "proteger" al resto de la humanidad de los problemas que nos acechan.

Hablaron de “recuperar la democracia”. Claro está que ellos, con tal de recuperar la democracia, están dispuestos a perderla primero. Ansían gobernar un mundo al que detestan y reconstruir un planeta al que antes destruirán, claro. Ellos, el gato, se reunieron para ver quién le pone el cascabel al gato.

Sugiero acompañar esta columna con el video “las partes y el todo, de RS+ (Rudy-Sanz):