El año 2020 amaneció con la pandemia. En 2022 la guerra entre Rusia y Ucrania aportó otro hecho imprevisto y crucial. Con catástrofes globales consecutivas de tremenda dimensión el orden internacional no será jamás lo que fue. Ni se conoce lo que será. Claro que ignoramos si el año próximo propinará otra hecatombe asombrosa pero se va viendo que la guerra durará, que se agravarán sus consecuencias. Todo indica que el invierno será cruel en la Unión Europea (UE) y en Gran Bretaña con riesgo severo de ahondar el ramillete de crisis políticas que atraviesan tantos países.

En la Argentina la cámara de diputados discute el Presupuesto de 2023 de manera bastante sistémica por ahora. El Ejecutivo proyecta inflación anual del 60 por ciento. Una cifra voluntarista, deseable hoy en día aunque es superior a la que se heredó del gobierno de Mauricio Macri.

Juntos por el Cambio (JpC) pone un dique: si los precios al consumidor trepan más del 10 por ciento debe reabrirse el debate sobre la ley de leyes. Una cláusula gatillo más, un fenómeno de moda cuya aplicación parece sensata cuando todo se indexa a ritmo febril.

Se viene el año electoral. La principal oposición paga y difunde encuestas, se lee ganadora. Es un pronóstico posible, el más probable. Hasta ahí acierta la opo. Omite que nadie llega a la Casa Rosada por prevalecer en los sondeos, que las elecciones se definen cuando se cuenta el último voto, que en épocas vertiginosas un año puede prodigar novedades, abismos, rupturas, emergencias. O sea, más de lo mismo, más de lo que acontece a diario. La incertidumbre extrema imposibilita anunciar el resultado electoral con año de antelación.

El ritmo de la vida pública mueve el arco cada semana o cada mes. A veces la gente común pierde la cuenta o no usa el espejo retrovisor. Martín Guzmán renunció al ministerio de Economía a principio de julio. Silvina Batakis lo sucedió durante un ratito. La crisis política y la financiera se conjuraron. Sergio Massa consiguió despejar las suspicacias del presidente Alberto Fernández y de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Armó un esquema de gobierno, llegó como superministro, la figura fuerte del oficialismo debilitado por divergencias dentro del Gabinete y en la cúpula del Frente de Todos (FdT). Cristina y Alberto rompieron por un ratito su incomunicación de meses.

El primero de septiembre se cometió el atentado contra Cristina. Una bisagra en la historia que algunos quieren olvidar o ningunear. La investigación judicial es lenta, berreta… como acostumbran serlo, lo que no dispensa de responsabilidades a la jueza y al fiscal. La querella y el sector del periodismo en el que revista este diario mueven los expedientes, consiguen revelaciones. El juzgado no amplía su escasa dotación de personal, rehúsa unificar dos causas cuya vinculación es evidente desde el vamos.

En el ínterin renunciaron tres ministros que el presidente quería conservar en sus cargos: Elizabeth Gómez Alcorta, Juan Zabaleta y Claudio Moroni. Con motivos diversos, cada quien con su lógica, pero la simultaneidad revela un clima de diáspora. El jefe de Gabinete Juan Manzur, otro desteñido tras dos años de gestión, anuncia que desea dimitir para volver a su Tucumán querido. Por ahí pronto, por ahí en 2023 que está cerquita. AF se esfuerza por contenerlo. Tal vez no sea aconsejable: quien quiere levantar vuelo pierde vinculación con el laburo cotidiano, conscientemente o no tanto.

El presidente y la vice no se ven, ni conversan. 

El expresidente Mauricio Macri y la exministra Patricia Bullrich extreman posiciones de derecha, anuncian un gobierno drástico, arrasador. Quizás se están sincerando en exceso, en particular Macri. Cerrar empresas públicas traerá despidos, alarma para miles de trabajadores. El diputado Gerardo Milman se embala en una entrevista perdida por la tele: promueve cerrar el PAMI. Millones de personas se atienden allí, es la Obra social más grande del país. Quién le dice, hay potenciales votantes que teman ese porvenir factible.

Macri remeda mal al presidente Carlos Menem, como de costumbre. El riojano consiguió la presidencia en 1989 prometiendo salariazo, revolución productiva, revoleando el poncho. Se convirtió en neocon rabioso sentado en el sillón de Rivadavia. Traicionó ese contrato electoral como Macri el de mantener todo lo bueno en 2015… Menem buscó la reelección en 1995 cuando se conocían el viraje, las relaciones carnales y las privatizaciones. Obraba como contrapeso a su favor el cese abrupto de la hiperinflación conseguido con la Convertibilidad. La estabilidad económica, el alivio tras el flagelo inflacionario, “garpó” en la opinión pública y el cuarto oscuro.

Macri no logró revalidación porque su herencia fue pura negatividad. Sus acólitos, acaso, se equivocan cuando suponen que esas deudas prescribieron, que la gente las olvidó.

Avara para los vaticinios, esta columna no asegura nada pero en la angurria de almorzarse la cena tal vez el macrismo muestre demasiado los dientes, desdeñe la empatía con gente común poco proclive a votar sangre, sudor, lágrimas, pérdida de derechos, laburos y recursos.

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El 17 recargado, con sobremesas picantes: Tres actos, dos masivos, imantaron atención el 17 de octubre. Muchedumbres acudieron a la Plaza de Mayo y al estadio de Deportivo Laferrere. La tentativa de magnicidio contra Cristina no desmovilizó a la gente de pie ni a la militancia. Se vio en el acto de repudio al ataque y en estas convocatorias. La violencia de bandas de ultraderecha no paraliza, de momento y en buena hora.

Los tres actos expresan facciones del FdT que sinceran posiciones. Quieren participar en la (virtual, no existente) mesa de decisiones del oficialismo. Reclaman espacio en las listas electorales de 2023. Se explayaron las divergencias, se acentuaron durante la semana. Del espacio público al contrapunto de tuits entre La Cámpora y el Movimiento Evita. Se añadió otro formato de la etapa: la reunión entre la cúpula de la CGT y dirigentes del Evita. Mesa larga, machirula en la integración, sanguchitos de miga para amenizar la velada. Una foto de circunstancia, más divulgada que los detalles del palique. La CGT y las organizaciones sociales albertistas (o algo así) unen fuerzas para pulsear espacios contra la Cámpora.

En Plaza de Mayo se abstuvo de hablar Pablo Moyano. En quinchos peronistas se interpretó que fue para contener broncas o por pedido de Hugo Moyano. No hay modo de corroborarlo entre otros motivos porque la distensión hipotética no perduró ni una semana.

El discurso del diputado Máximo Kirchner ahorró algunas virulencias. Fue crítico pero centrado en el Fondo Monetario Internacional (FMI), la conducción cegetista y las cerealeras. Un común denominador persiste entre los variados y tensos sectores del FdT: ahorrar cuestionamientos a Massa, con nombre y apellido. No patear ese tablero que, bien o mal, concede un grado de estabilidad a la gestión. Estabilidad sesgada a centroderecha, más atenta a la macro que a la distribución hasta acá… pero estabilidad al fin.

El esquema ordenador sirvió en la City y en Washington pero no llega a las góndolas, a la vida cotidiana de los ciudadanos. On the record u off the record cualquier dirigente peronista reconoce que “con eso no se gana”: hace falta que la gente viva mejor. Off the record calibran que a mediados de julio (apenas tres meses atrás) se estaba al borde del abismo. El sentido común que sostiene al silencio como táctica para bancar a Massa se cuartea a medida que pasan los meses sin impacto rotundo en el índice de precios al consumidor. Restan dos meses largos para fin de año, pesan como décadas.

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Medidas reparadoras, debates: El Gobierno anunció el “Refuerzo alimentario para adultos sin ingresos” que Massa prometió cuando se implementó el dólar soja. Parte de lo recaudado ayuda a financiar dos pagos de $ 22.500 para personas de entre 18 y 65 años. Una variante del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para un universo más acotado. Previa inscripción y chequeo de datos las mensualidades se pagarán en noviembre y diciembre, antes de las fiestas. La medida es reparadora, transitoria concede un respiro para personas muy necesitadas. El paliativo ayuda sin dejar de ser un parche. De cualquier manera, sorprendió que lo reprobara Emilio Persicco, líder del Movimiento Evita y funcionario de Desarrollo Social, sobre todo porque no sugirió un beneficio más estable o una ampliación institucional de ingresos. Quedó bastante solo dentro de las organizaciones sociales. A menudo cuesta descifrar el pensamiento de referentes oficialistas entre la maraña de declaraciones periodísticas y contrapuntos internos.

Los gobernadores transitan por otros carriles. Manzur retorna al pago porque las elecciones para gobernador se celebrarán en mayo. Es la cuarta provincia que adelanta los comicios, no es novedad. En 2019 desdoblaron 18 provincias de las 22 que renuevan ejecutivo. Llama la atención, en cambio, la fecha tan temprana, la misma que fijó el gobernador de Salta. Si el oficialismo local muerde el polvo será pato rengo durante un lapso prolongado. Los taitas locales que conocen su terruño escogen el momento, calculan que les saldrá bien. Cada provincia define su calendario.

Las versiones sobre las Primarias Abiertas nacionales (PASO) van y vienen, pendulan. Los cambiemitas alertan hace mucho: el kirchnerismo anhela suprimirlas a nivel nacional para empiojar la interna adversaria. El oficialismo es menos macizo en su postura. Hay promotores de la jugada que no convence a Alberto Fernández y suscita el rechazo de organizaciones sociales y de la cúpula cegetista. El poroteo en Diputados se insinúa adverso para algún cambio. El transcurso del tiempo estrecha los márgenes para cambiar. Tal el cuadro de situación al cierre de esta nota.

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Hay 2023 ¿Ay, 2023? En Francia la extrema derecha y la nueva izquierda disputan “la calle” para resistir los planes de ajuste del presidente Emmanuel Macron.

La primera ministra británica Liz Truss renuncia después de sucesivos fiascos en 44 días, incluyendo haber amagado bajar el gasto social y los impuestos a los ricos. Los conservadores tratan de permanecer en el poder, capitalizando su mayoría parlamentaria y gambeteando una elección general en la que perderían según todos los pronósticos.

Giorgia Meloni forma gobierno en Italia; atraviesa una contingencia mejor que la de sus colegas pero el futuro es brumoso.

Se acerca el invierno en el hemisferio Norte. El costo de la energía castigará a la clases trabajadora y media. Se atisban vientos de fronda.

Acá el kirchnerismo quiere impulsar un refuerzo de ingresos para sectores vulnerables por un período más extenso y un conjunto más numeroso que el “bono soja”. La paridad en el Senado traba la iniciativa promovida por Juliana Di Tullio.

El 20 de noviembre arranca el Mundial. Los jueces de Liverpool maquinan dictar sentencia en la causa de Vialidad antes de fin de año, hecho solapado por otros más recientes.

Cristina Kirchner fue visitada por el expresidente ecuatoriano Rafael Correa y por la ex presidenta de la Asamblea legislativa del país hermano Gabriela Rivadaneira. Ambos están exiliados y proscriptos: él en Bélgica, ella en México. Las persecuciones judiciales no existen ni hay proscriptos en la región proclama la Vulgata dominante. Pero estas figuras descollantes tuvieron que exiliarse y remozar la institución del asilo en México. En Brasil, Lula disputa la presidencia; estuvo preso casi dos años en una causa en la que fue declarado inocente.

Los expedientes que investigan el atentado contra Cristina van revelando tramas ignotas hace un bimestre para gente normal o para cronistas como quien firma esta nota. Pero la violencia desatada, el giro a derecha de la política mundial y de su capítulo argentino sí eran conocidos. Cristina es asediada por una entente político judicial que la quiere proscripta y encarcelada.

Ahora se develan complicidades, lazos, financiamientos, nombres y apellidos, personajes chocantes. Apellidos famosos también. Estas historias continuarán.

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