La Unión Cívica Radical tuvo en Costa Salguero su gran acto, en una previa electoral que acelera sus tiempos y acorta sus almanaques por la llegada del mundial de fútbol que comienza el próximo 20 de noviembre. El centenario partido reunió a sus dirigentes más importantes y envió una serie de mensajes a la interna de Juntos por el Cambio en el que se marcaron las diferencias con el ala más dura del PRO, principal aliado dentro de la coalición opositora. La foto más simbólica, sin embargo, no fue radical: apareció con la llegada de Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli, que "pasaron a saludar". 

Si alguna vez Alfonsín había dicho que Mauricio Macri debía representar “un límite” para el radicalismo, el acto del sábado retomó aquella vieja idea poniendo un llamado de atención sobre las últimas declaraciones del ex mandatario, que en el último tiempo decidió que la mejor estrategia para ganar lugares en la discusión nacional era endurecer su discurso y reclamar por una serie de cambios urgentes que lo ponen muchas más cerca de Javier Milei que de sus actuales socios en la coalición.

“Del lugar en donde estamos se sale con shock. Pero no con un shock que sea una guadaña, sino con un shock que sea un cambio de rumbo colectivo de la Argentina”, aseguró Martín Lousteau cuando habló sobre el escenario. El palo se continuó con una ferviente defensa al rol del Estado, algo que también apunta a marcar diferencias con el novedoso Macri libertarizado. “Ninguna sociedad puede funcionar si le exige a todos sus habitantes que tengan actos heroicos, por eso necesitamos un Estado que resuelva las cosas. A veces, con discursos duros nos perdemos de la idea de lo que es la democracia que Raúl nos legó”, afirmó.

Evidentemente conforme con el poder de convocatoria exhibido en caluroso mediodía del sábado, Geraro Morales aseguro que el radicalismo “tiene todo para ser protagonistas de la transformación en la Argentina. Tenemos líderes, tenemos 400 intendentes, gobernamos 3 provincias, y gobernamos bien. Por eso, no vamos a aceptar la descalificación de los que nos tratan de populistas por aferrarnos a nuestras convicciones”. Al titular del partido todavía parece dolerle los dichos de Macri que sindicaron al gobierno de Hipólito Yrigoyen como el que “comenzó con el populismo” en la Argentina.

El valor de la unidad

A pesar de la ausencia, preanunciadas y justificadas, de algunas figuras fuertes del partido a nivel nacional, como la del diputado presidenciable Facundo Manes y el gobernador correntino Gustavo Valdés, la UCR logró mostrar este sábado un armado territorial a partir del cual quiere salir a discutirle al PRO la representación mayoritaria dentro del espacio opositor. “Ideas, acción política, liderazgo y capacidad de gestión”, dijo Morales sobre el escenario, que volvió a chicanear al advertir que “liderar no significa decir que tenemos el mejor equipo de los últimos 50 años para después fracasar”.

En el escenario de Costa Salguero el radicalismo pudo reunir a sus referencias más importantes, incluso incorporando a la foto final a las diferentes vertientes que conviven en cada uno de los distritos y que hoy se disputan la mejor forma de llegar a alcanzar victorias provinciales que le permitan al partido ensanchar sus espaldas para pedir una mayor participación en la toma de decisiones dentro del cambiemismo.

La receta propuesta es lograr avanzar en armados locales en los que la unidad del radicalismo sea la base de la unidad de Juntos por el Cambio y abra los caminos para ensanchar la alianza. En el revival del renacer democrático experimentado colectivamente el sábado el discurso más aplaudido fue aquel que cerró la campaña de Alfonsín y que convocaba a la unidad nacional a partir de unidad del pueblo. “Primero, todos los nuestros juntos, pero después hay que salir a buscar a los otros”, resumió Lousteau minutos más tarde, que también aprovechó el multitudinario acto para probar empujar el clamor por su candidatura a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad, puesta en duda en las últimas horas a partir de una serie de trascendidos que adjudicaron a su propio entorno.

La foto y la interna

“No hay que darle bola a esas operaciones”, aseguraba uno de los hombres cercanos al líder de Evolución en la previa al acto. El jueves, en simultáneo, una serie de artículos periodísticos aseguraron que Lousteau estaba evaluando la posibilidad de abrirse de la pelea en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para sumarse al pelotón de radicales que quieren alcanzar la Presidencia de la Nación. La teoría no sólo abría un nuevo frente en la interna de su partido, sino que también significaba una mojada de oreja para Rodríguez Larreta, al que también se le sumaba un competidor desde su propio territorio.

Todo quedó saldado cuando el ex ministro de economía aseguró que iba a ser candidato a Jefe de Gobierno de una coalición (deletreó el término para acentuar a idea) y pidió por la conformación de “fórmulas cruzadas” que permitan pensar “un trabajo colectivo para decidir qué se va a hacer”, pero si la intención era que el alcalde porteño dejase de lado las vacilaciones y que vuelva a tener un gesto para con el sector del radicalismo que quiere volver a gobernar la ciudad, salió a la perfección.

El viernes, el senador compartío un evento junto a la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, y el sábado Rodríguez Larreta “pasó a saludar” por el acto radical. Apenas un rato antes, Patricia Bullrich había acusado al Jefe de Gobierno de querer "entregar la Ciudad" a la UCR en pos de su proyecto presidencial. Por esa razón, que se sumó al apoyo de la titular del PRO a la candidatura de Jorge Macri, la presencia del Rodríguez Larreta del sábado cobra un significado mayor. Y no sólo para el futuro del radicalismo, sino para la propia vida interna del partido amarillo.

Junto a él llegaron también Santilli, el jefe de Gabinete Felipe Miguel, la jefa de asesores del Gobierno de la Ciudad, Julia Pomares, y el vicepresidente primero de la Legislatura porteña, Emmanuel Ferrario. En un pequeño espacio montado a un costado del escenario, también posó para la foto el titular de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro.

Todo fue muy rápido, protocolar, sin demasiado contacto con la prensa. Hubo abrazos, palmadas y sonrisas cruzadas. “Horacio cumplía años y se tuvo que ir”, explicaron desde el radicalismo. Entre el público también estuvo la líder del GEN, Margarita Stolbizer, y el diputado bullrichista Gerardo Milman, ex Secretario de Gestión Federal de la Seguridad de la Nación, por estas horas en el ojo de la tormenta por un presunto comentario que lo vincularía con el intento de asesinato contra Cristina Fernández de Kirchner el pasado 1 de septiembre.

Si nada extraño sucede en el camino, correligionarios y correligionarias se volverán a ver las caras en marzo. Será en Córdoba, en un congreso partidario en el que Morales anticipó que se definirán las bases para un programa de Gobierno que su partido saldrá a convidar a sus socios en Juntos por el Cambio. O a lo que, en ese momento, quede él.