Argentina Programa 4.0, la iniciativa anunciada semanas atrás por el Gobierno para impulsar el sector de la informática y las telecomunicaciones, aspira a formar 70 mil programadores y programadoras en 2023 y 350 mil en los próximos cinco años. Está destinada a interesados e interesadas en Sistemas, Programación, Automatización o Desarrollo de Software como un primer contacto con los temas de ese campo académico. Es una forma de acercarse a la tecnología de uso diario con otra mirada.
Para la formación de esos futuros profesionales que van a “vender talento argentino al mundo”, en palabras del ministro de Economía, Sergio Massa, las universidades públicas cobran un rol insustituible. Representantes de 32 casas de estudios superiores y 29 empresas del sector participarán de una mesa de trabajo junto Massa y sus pares de Educación, Jaime Perczyk, y de Ciencia y Tecnología, Daniel Filmus, además del secretario de Economía del Conocimiento, Ariel Sujarchuk. El objetivo es superar los 1100 graduados que logró la primera versión de la iniciativa.
Ante este panorama, y con el fin de conocer la repercusión que tuvo el lanzamiento de Argentina Programa 4.0, el Suplemento Universidad consultó a referentes de las universidades nacionales de Cuyo (UNCUYO) y Tierra Del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (UNTDF), la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER). Las instituciones coincidieron: todas esperan que la iniciativa sea un envión para sumar alumnos y alumnas a las carreras del área tecnológica.
La inversión en el semillero
“Para nosotros fue un avance que nos permitan estar en la mesa, dar nuestro punto de vista, sin ser nosotros los dueños de la razón, y contar experiencias relacionadas con Ingeniería en Sistemas o Tecnicatura en Sistemas”, evaluó el secretario de Extensión y Cultura de la UTN, Federico Olivo Aneiros.
Cada institución educativa convocada hizo una oferta académica para alinear expectativas. La UTN, que además cuenta con una Tecnicatura en Programación, llevó propuestas de carácter introductorio. “Lo que nosotros vemos de Argentina Programa es que puede ser un futuro semillero para todas las universidades o para el sector universitario para seguir estudiando y formándose”, consideró Olivo Aneiros.
Por su parte, el director general del Instituto Tecnológico Universitario (ITU) de la UNCUYO, Guillermo Cruz, destacó las certificaciones por períodos cortos de formación como una ventaja en relación al cambiante mercado laboral.
“Lo que tenemos que tratar desde el área de Educación y de todos lados es generar programas que sean accesibles, que estén actualizados, que le permitan la actualización permanente a la gente, pero que les posibilite su propio recorrido”, consideró Cruz. En el ITU cuentan con las carreras de Redes y Telecomunicaciones, Producción Industrial Automatizada y Mantenimiento, a las que el próximo año se les sumará la Tecnicatura en Desarrollo de Software.
Si bien los representantes de las universidades consultadas por este suplemento realizaron una evaluación positiva de Argentina Programa y destacaron las modificaciones en su edición 4.0, sumaron algunas sugerencias que, a su entender, mejorarían el plan.
“Me parece estratégico como política el programa en general, pero además habíamos hablado con el responsable de este programa de la deserción que tenía”, explicó la vicerrectora de la UADER, Rosana Sosa Zito.
Completar solos las dos partes de Argentina Programa –Sé Programar y Yo Programo– puede llegar a ser un reto para quienes tienen que lidiar con su trabajo, la carrera universitaria que puedan estar cursando y las particularidades de la vida cotidiana, aun con las tutorías programadas.
“No todos tienen la capacidad de estudiar de forma autónoma. En ese punto me parece estratégico haberlo dividido en dos y también que hayan incluido el testing, porque es muy demandado en el mercado”, señaló Sosa Zito. Además, aconsejó “incrementar las tutorías”, porque son “fundamentales” para acompañar a los y las estudiantes.
Las tensiones entre el estudio y el trabajo
Desde la Secretaría de Economía del Conocimiento estimaron que el sector tecnológico tiene un déficit constante de personal calificado de 10 mil búsquedas laborales al año. Esta demanda de profesionales es tan alta que interrumpe la trayectoria académica de quienes transitan por las aulas.
Los cuatro representantes de las universidades consultadas coincidieron en que la mayoría de las personas que cursan carreras del área terminan trabajando antes de obtener el título universitario. Incluso, algunas dejan de asistir a la universidad por varios años hasta que identifican un techo en su profesión y vuelven a completar su educación.
Desde la UNCUYO contemplan esta demanda empresarial y coordinan con ese sector y el sindical para llegar a acuerdos que beneficien a todas las partes. A partir de la práctica profesionalizante con la que terminan la carrera, el 67 por ciento de los y las estudiantes obtienen su primer empleo. “Es un trabajo que hacemos mucho con las empresas de pedirles que nos dejen que lleguen, que egresen y que no se los lleven antes para que los chicos puedan terminar y que tengan la titulación, que es una herramienta para toda la vida”, explicó Cruz.
Por su parte, Olivo Aneiros, secretario de Extensión de la UTN, describió: “Nosotros queremos que los estudiantes terminen, queremos que trabajen y queremos cumplir con las empresas. Para nosotros es importante la terminalidad del estudiante para que sea ingeniero en sistemas”. Y aseguró que “cualquiera que esté vinculado con las nuevas tecnologías y tenga un grado mínimo de formación y lo pueda demostrar hoy va a trabajar”.
En la UNTDF imparten la Licenciatura en Sistemas y la carrera de pregrado Analista Universitario en Sistemas. Allí no solo los y las alumnas son quienes terminan eligiendo trabajar para el sector privado, sino que es un “gran problema” que afecta también a los docentes. “El cuerpo docente realmente está flaqueando; estamos en grandes problemas, porque pasa lo mismo: vas a trabajar a alguno de estos lugares que vienen a reclutar gente y se gana muchísima más plata que en una universidad”, se lamentó el coordinador de Sistemas, Horacio Pendenti.
El incremento en las inscripciones de las carreras relacionadas con la tecnología se evidenció en las cuatro casas de estudios consultadas. En la UADER, de 2021 a 2022 crecieron un 60 por ciento; en la UTN aumentaron en todas las carreras de Ingeniería en Sistemas; en la UNTDF pasaron de años casi sin inscriptos a tener 200 en 2022; y en la UNCUYO todavía no publicitaron la apertura de la Tecnicatura en Desarrollo de Software y ya hay una lista de espera de 150 interesados.
Aun así, Sosa Zito, vicerrectora de la UADER, resaltó un detalle importante con relación a esas profesiones tan bien remuneradas en el mercado laboral: “La inscripción de las mujeres es muy baja, bajísima”. Solo alrededor del 15 por ciento de quienes estudian la Licenciatura en Sistemas en esa universidad provincial son mujeres y cuando se trata de la Licenciatura en Automatización y Control de Procesos Industriales el número desciende al 5 por ciento.
“Hay más mujeres que hombres en la Universidad, pero tenemos en este tipo de carreras muy baja presencia de género”, reconoció. En la UADER intentan contrarrestar este fenómeno con el “Programa de Inclusión de Género en carreras STEAM: por un futuro con igualdad de oportunidades” para fomentar las vocaciones en ciencias, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas desde el nivel inicial hasta el secundario.
Relaciones peligrosas
La articulación entre las universidades y el Poder Ejecutivo es fundamental para esta nueva etapa de Argentina Programa. Según cómo se desarrolle la relación entre ambos sectores de acá a cinco años, elecciones presidenciales mediante, puede tratarse del factor clave para alcanzar esos 350 mil programadores y programadoras que necesita el continente.
A partir de 2023, la edición 4.0 llegará a la plataforma educativa del programa con más de 100 cursos enmarcados en tres perfiles: programación (Java, Python, PHP y videojuegos), testing y habilidades digitales básicas. Todos serán para estudiantes principiantes y avanzados en las modalidades presencial, virtual, sincrónica y asincrónica. Las universidades que hayan firmado el convenio funcionarán como sede para la modalidad presencial.
“Toda iniciativa que tenga que ver con la difusión y con la inversión de los chicos en esta disciplina realmente la veo muy atractiva, interesante y me parece muy buena”, consideró Pendenti (UNTDF), aunque también señaló la multiplicación de cursos y programas estatales o sin fines de lucro orientados al sector tecnológico: “Quizás se podrían llegar a coordinar un poco más, para mejorar un poco la efectividad".
Cruz (UNCuyo) se sumó a los elogios: “Está muy bueno y felicito que tengamos estos programas, que se esté trabajando en que haya capacitación y formación, que se destinen recursos a la formación en un sector que es tan demandante”.
Por su parte, Sosa Zito (UADER) sumó como dato clave que Concepción del Uruguay fue incorporada en septiembre pasado a la Red Mundial de Ciudades del Aprendizaje de la UNESCO y detalló cómo suelen coordinar con el gobierno local: “El municipio trabaja fuertemente con las universidades. Hemos desarrollado capacitaciones específicas que tienen que ver con formar al público en general en lo que es la programación, pero también hemos trabajado en capacitaciones específicamente orientadas a mujeres y disidencias”.
Para Olivo Aneiros (UTN), Argentina Programa 4.0 permite “despertar vocaciones e identificar talentos y dar una buena calidad académica”. Y subrayó que esa casa de estudios “va a acompañar todo programa que sea para democratizar conocimiento y generar oportunidades”.
Cuidar la relación entre el Ejecutivo y las universidades no depende solo de las autoridades educativas, sino de la planificación de las políticas públicas que define cada gobierno. Esa estrategia fue planteada por el ministro Massa en la presentación de Argentina Programa 4.0: “En 2024, gobierne quien gobierne, sigamos fabricando programadores argentinos para vender talento y trabajo argentino al mundo”.