Primero fue contra los alumnes, luego contra padres y madres, ahora contra docentes. El gobierno porteño decidió castigar al vicerrector del Colegio Mariano Acosa por haber apoyado libremente los reclamos que lxs estudiantes realizaron el mes pasado durante una toma por las malas condiciones de estudio en esa institución de la ciudad de Buenos Aires. Para la administración de Juntos por el Cambio, el respaldo que el docente le dio a esas demandas se trató de “un adoctrinamiento” que, advirtieron, “no vamos a tolerar”.

Lo que se decidió hacer contra Julio Pasquarelli, la autoridad en cuestión, fue iniciarle un proceso administrativo a modo de medida aleccionadora que rebota de manera intimidatoria en el resto de los docentes que pretendan criticar a ese gobierno que tomó a la Educación como trinchera en su guerra contra los gremios.

La persecución de Acuña no para

Esta vez, la sanción de los macristas recayó sobre un docente. Pero en los primeros días de las tomas, la persecución había sido contra las madres y los padres que apoyaron esas demandas y permitieron que sus hijos ocupasen los colegios. A las familias se las denunció y exige multas millonarias, y a lxs estudiantes se les impuso días de escolaridad en fines de semana.

“Las acciones tienen consecuencias”, y “cerrar una escuela es un acto ilegal”, definió la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, sin aclarar que el directivo no apoyó la toma, que durante esa medida no hubo un cierre de la institución ni suspensión de las actividades.

La razón por la cual Pasquarelli es sancionado por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, quien salió a apoyar el castigo de Acuña, fue pararse frente a sus alumnes en el patio y respaldar los reclamos por mejoras edilicias y para que la administración porteña entregue viandas en condiciones aptas para su consumo, no en mal estado ni en cantidad insuficiente para lo que es una comida diaria.

Lo que dijo el vicerrector fue: “No estamos de acuerdo con la toma, pero hay una cantidad de reclamos que compartimos. Los chicos tienen que tener clase, pero ¿de qué manera? ¿Con frío, con vidrios que se caen, con paredes, con humedad, con carpinterías que se caen en la calle? No estoy a favor de la toma, pero sería interesante que dejen entrar a los medios para que muestren el estado de la escuela”.

A pesar de haber sido claro en ese punto, Acuña y Rodríguez Larreta intentan adoctrinar a los docentes que cuestionan su gestión, le endilgan al vicerrector el apoyo a la toma y lo acusan de “violar el derecho a la educación de los estudiantes”.

La ministra fue más allá en su exageración: “Hacer una arenga en forma violenta en democracia no corresponde a la ejemplaridad de un directivo o docente”, dijo durante una entrevista por Radio Mitre.

“Cuando toquen a un solo padre, estudiantes o docente, vamos a salir a luchar y no lo vamos a permitir”

La “arenga” a la que se refirió fue al discurso que Pasquarelli dio, micrófono en mano, frente a la comunidad educativa el 27 de septiembre pasado mientras las tomas se sucedían en distintos colegios públicos.

“En estos días se instaló una representación social de que lo político es malo. La escuela está politizada, los docentes politizan. Somos sujetos políticos en la calle, en la escuela o donde carajo sea”, dijo y remarcó que “cuando toquen a un solo padre, estudiantes o docente, vamos a salir a luchar y no lo vamos a permitir”.

Para criticarlo, Acuña recurrió a su clásico argumento persecutorio contra el peronismo: “Lo primero es la ética docente. El estatuto docente, que defienden los kirchneristas, habla de ejemplaridad y de garantizar la armonía en la comunidad educativa. No hay antecedentes en situaciones de tomas. Sí de docentes sindicalistas que insultaron funcionarios dentro de una escuela. Se los suspendió 30 días”.

A lo que aludió la ministra fue, efectivamente, a otros casos de sanciones contra docentes que expresaron su opinión en contra de la administración educativa.


Con respaldo de Larreta

El anuncio de la sanción contra Paquarelli fue hecho por la funcionaria a través de Twitter, en sendos mensajes que tergiversan y mal definen lo que es una medida democrática tomada en libre asamblea estudiantil contra situaciones de padecimiento o injusticia hacia los alumnos y alumnas.

En ellos dijo que “la escuela educamos para formar ciudadanos libres (…) y no para bajar línea”, recalcó que “no vamos a tolerar el adoctrinamiento” en las aulas, calificó de “ilegal” a la toma del Mariano Acosta y de “prepotente” a la actitud del vicerrector.

“Estos gestos contribuyen a generar violencia y son un claro ejemplo de lo que no tenemos que permitir más en la Argentina. Por eso, iniciamos un procedimiento para ejercer las sanciones correspondientes”, escribió la ministra con el respaldo de Rodríguez Larreta que, en su autolanzada campaña presidencial, retuiteó los mensajes.

“Hay límites que no se pueden cruzar –dijo el precandidato presidencial-. No vamos a permitir el adoctrinamiento; todo lo contrario: vamos a seguir trabajando para que los chicos puedan pensar libremente. La prepotencia y la violencia no son formas de diálogo y no las queremos para nuestro país".

La solidaridad del Frente de Todos

Por su parte, legisladores del Frente de Todos emitieron un comunicado a través del cual repudiaron la persecución llevada adelante por las autoridades porteñas y se solidarizaron con  Pasquarelli.

"Para fortalecer la educación pública es necesario garantizar instancias de diálogo y participación, bajo el respeto de las normas que así lo promueven", expresaron.

Los legisladores consideraron que "es inadmisible que las máximas autoridades políticas del gobierno de la Ciudad se empeñen en señalar y amedrentar a los y las trabajadores de la educación que en el ejercicio de sus funciones, promueven espacios de discusión plurales y democráticos".