Consultado sobre los favoritos para ganar el próximo mundial de fútbol, Mauricio Macri incluyó, al explayarse sobre uno de sus temas predilectos, al seleccionado alemán, y acotó que es "una raza superior".

La frase remite al nacional-socialismo de los años 30 y generó repudios desde la noche misma del lunes, cuando el expresidente fue entrevistado por televisión.

El uso banal de una expresión propia de la Alemania nazi, en base a la cual el régimen de Adolf Hitler persiguió y exterminó a millones de judíos, además de a gitanos y homosexuales, no es moneda corriente en el mundo. O no debería serlo, aún en un contexto de avance de opciones políticas de ultraderecha. Menos aun, en un país como la Argentina, que sufrió a partir de 1976 una de las experiencias autoritarias más escalofriantes en el mundo posterior a la caída del Tercer Reich.

La frase de Macri lleva al 15 de septiembre de 1935, el día en que se promulgaron las Leyes de Núremberg, el corpus racista que convirtió a Alemania en un Estado segregacionista. Fue a partir de entonces cuando comenzaron las persecuciones contra quienes no eran considerados alemanes puros. La discriminación condujo a millones de personas a los guetos y, de allí, a los campos. Por ende, "raza superior", no es una frase que se pueda citar con liviandad o usar de manera jocosa.

"Hitler era un tipo espectacular"

Es llamativa la repetida alusión al nazismo en el PRO. Ellos solos se meten en el tema y, cuando lo hacen, quedan muy mal parados. La primera noticia en la materia, vino de la mano de Jaime Durán Barba. El gurú ecuatoriano, estratega político del macrismo, escandalizó con una entrevista de noviembre de 2013 a la revista Noticias, en la que declaró que "Hitler era un tipo espectacular".

La frase del experto en marketing  (con la que Noticias tituló la entrevista) surgió de la comparación del dictador alemán con Hugo Chávez. "Hitler tuvo una aprobación mayor que la de Chávez, 90 por ciento", dijo, y cuando le plantearon que el parangón con el fallecido presidente venezolano no tenía pies ni cabeza (como cualquier equiparación de Hitler con presidentes que no hayan provocado genocidios), afirmó: "¡No! ¡Hitler era un tipo espectacular! ¡Era muy importante en el mundo!". En ese punto, le recordaron el Holocausto, a lo que contrapuso que Chávez "expulsó a la mitad de los judíos de Venezuela" (sic) .

Los dichos del asesor de imagen causaron un repudio total. Todo el arco político condenó semejante banalización, incluido el PRO. El propio Macri afirmó que eran expresiones "inaceptables" y el bloque de la Legislatura porteña se sumó a un proyecto de repudio.

Sin embargo, no rodó su cabeza y siguió como consultor del entonces Jefe de Gobierno. "Toda mi vida repudié los totalitarismos, Stalin y Hitler son los personajes históricos que más he rechazado", fue su aclaración. 

El admirador de Rommel

En 2015, el macrismo llegó al gobierno. Además de la Nación, retuvo la ciudad de Buenos Aires y se hizo de la provincia de Buenos Aires, donde además sumó unos cuantos municipios.

Entre las intendencias obtenidas estuvo la de General Pueyrredón, más conocida por su ciudad cabecera: Mar del Plata. Carlos Arroyo se convirtió en intendente. Había sido funcionario de la dictadura en el área de control de tránsito, con Mario Russak como intendente de facto. Cuando Russak regresó a la intendencia a través de las urnas, en 1991, convocó a Arroyo para el mismo cargo que detentara durante el terrorismo de Estado.

A comienzos de 1994, Arroyo fue denunciado por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) y la Sociedad Unión Israelita Marplatense (SUIM). Ambas entidades alegaron que en su despacho había simbología nazi y que portaba una cruz esvástica en el saco. El funcionario, conocido por su carácter fuerte y sus modales agresivos, negó tener objetos del Tercer Reich y dijo sentirse apenado por tamaña imputación. Eso sí: admitió que tenía un busto de Erwin Rommel y que se lo habían regalado.

No era la única coincidencia con el mariscal que luchó al frente del Afrika Korps en la Segunda Guerra. Brillante estratega, Rommel fue apodado "Zorro del Desierto". Arroyo se hacía llamar "Zorro 1". Cuando el diario La Capital lo inquirió sobre eso, respondió: "Dígame: ¿cómo llama la población de Mar del Plata a la policía de tránsito? Son los zorros. Y yo soy su jefe. Es elemental que yo sea 'Zorro 1'".

Neonazis en la Rosada

En julio de 2016, con Macri ya como presidente, el entonces jefe de Gabinete, Marcos Peña, organizó una reunión de juventudes partidarias en la Casa Rosada. La invitación fue amplia, tanto, que a la sede del Poder Ejecutivo Nacional entraron representantes juveniles de Bandera Vecinal, que era la más reciente reconversión del neonazismo vernáculo que lideraba Alejandro Biondini.

Vale decir: el Estado nacional sentó a la mesa, como un participante más, a admiradores del Reich de los Mil Años, que cambiaron levemente su discurso (se definen como "nacionalistas") para no tener problemas con la ley.

De hecho, Bandera Vecinal resultó la continuación del Partido Nuevo Triunfo, que perdió la personería en un fallo confirmado por la Corte Suprema en 2009. Biondini disfrazó su discurso en una nueva agrupación y morigeró al máximo sus alusiones al nazismo (por televisión, a comienzos de los 90, dijo que reivindicaba a Hitler y, más cerca en el tiempo, Leandro Santoro se negó a participar con él en mesa de TV que lo tenía como contertulio, por antisemita).

Cuando se supo que a la Rosada había entrado la juventud neonazi, el centro de las críticas fue Peter Robledo. Era el subsecretario de la Juventud y, por ende, responsable de haber cursado las invitaciones. Venía de ser el presidente de la Juventud Nacional del PRO. Robledo dijo que no habían invitado a los neonazis, que lo desmintieron. Más aun: en las propias fotos oficiales del encuentro se ve a los dos enviados de Biondini.

"Una dirigencia que no fue capaz de unir"

En marzo de 2017, Esteban Bullrich, como ministro de Educación de la Nación, visitó la Casa-Museo de Ana Frank en Ámsterdam. Allí dijo que "ella tenía sueños, sabía lo que quería, escribía sobre lo que quería y esos sueños quedaron truncos, en gran parte por una dirigencia que no fue capaz de unir y llevar paz a un mundo que promovía la intolerancia".

Anna Frank, su padres, su hermana y otras cuatro personas, pasaron dos años escondidos en una buhardilla hasta que se los llevaron a un campo de exterminio.

Los rechazos no tardaron en llegar. Bullrich había dicho semejante frase en el lugar mismo donde una Ana Frank escondida de los nazis volcó sus inquietudes en el célebre diario, y la persecución nazi era reducida a "una dirigencia que no fue capaz de unir y llevar paz a un mundo que promovía la intolerancia". Dejó su cargo, pero no por el bochorno, sino para ser candidato a senador nacional por la provincia de Buenos Aires.

Citas de Macri a "Mi Lucha"

Mauricio Macri aportó lo suyo como presidente en 2018 y a través de Twitter. Allí repudió el escrache a unos pizzeros del Conurbano que lo habían saludado en un acto. "El único antídoto ante este veneno social que persigue inocentes es mantenerse unidos. Tenemos que aislar a las personas envilecidas que buscan el fracaso de los demás", escribió en la red social. "Veneno social" y "personas envilecidas" son expresiones que aparecen en Mi Lucha, el libro que Hitler escribió en la cárcel en 1924

Allí se lee esto: “Karl Marx fue, entre millones, realmente el único que con visión de profeta descubriera en el fango de una humanidad paulatinamente envilecida los gérmenes del veneno social, agrupándolos, cual un genio de la magia negra, en una solución concentrada, para poder destruir así, con mayor celeridad, la vida independiente de las naciones soberanas del orbe. Y todo esto sólo al servicio de su propia raza”.

El uso de esas expresiones por parte de Macri no pasó desapercibido. Horacio Pietragalla, Eduardo Barcesat y Carlos Rozanski denunciaron al entonces mandatario. "No se puede entender que un presidente parafrasee un texto de Mi Lucha de Hitler. Este pueblo tiene memoria y no se puede permitir que se incite a la teoría del enemigo interno”, señaló Barcesat al presentar la querella penal.

La Gestapo deseada

Antes de eso, casi al mismo tiempo que la frase de Bullrich en Ámsterdam, ocurrió un hecho que recién se divulgó en 2021. Un video de 2017 mostró una reunión de funcionarios del gobierno bonaerense de María Eugenia Vidal. Allí, el ministro de Trabajo, Marcelo Villegas, dijo que “si yo pudiera tener una Gestapo para terminar con todos los gremios, lo haría”.

El episodio dio pie a una causa penal por la persecución a dirigentes gremiales, con eje en el caso de Juan Pablo Pata Medina, líder de filial La Plata de la Uocra. Villegas pidió "sinceras disculpas por haber utilizado torpemente una palabra absolutamente inadecuada, que además está lejos de mi forma de sentir, de pensar y actuar".  

La Gestapo fue la policía secreta del nazismo. El máximo responsable de esa fuerza represiva se llamó Reinhard Heydrich. En enero de 1942, Heydrich encabezó la Conferencia de Wannsee, la reunión en la que se decidió el traslado masivo de judíos de los guetos a los campos de exterminio. 

Ahora, a días del Mundial de Qatar, se suma la alusión al seleccionado alemán como "raza superior", un concepto insostenible. No sólo por los antecedentes científicos e históricos, sino también, tratándose del contexto en que Macri lo dijo, el futbolístico. Porque, como recordó alguien en Twitter, "a la 'raza superior' le ganó una final del mundo un morocho de Villa Fiorito"