¿Una buena forma de morirse? Ahogarse en una piña colada. La tercera y última temporada de Dead to Me (ya disponible en Netflix) se inicia con la postal de Judy (Linda Cardellini) y Jen (Cristina Applegate) en un resort mexicano. Las mujeres han dejado todos sus inconvenientes atrás, beben tragos en copas gigantes y hacen chistes de humor negro. Pero si algo ha dejado en claro la “traumedia” creada por Liz Feldman es que todo pueden cambiar a cada instante. Y así será en estos diez episodios finales de esta ficción que tiene tanto de comedia oscura como de superación de heridas emocionales.

Death to Me, entonces, entrega a un aparatoso equilibrio kármico. En definitiva, la dupla protagónica está conformada por dos mujeres muy distintas que se volvieron íntimas en tanto cometen acciones que sonrojarían a Thelma & Louise. En una enroscada sucesión de eventos, cada una fue responsable de la muerte de la pareja de la otra. A la ligereza se la resquebraja con estiletazos sobre la pérdida, el perdón y la amistad. Esta serie también marca el temprano adiós de Applegate de la actuación tras haber sido diagnosticada con esclerosis múltiple. Lo cual, según las involucradas, reforzó el mensaje de la serie. “Jen y Judy se apoyan la una a la otra, se quieren, se ayudan mutuamente en las cosas. Aquí pasó lo mismo”, especificó Cardellini.