“Si hay una banda que perseguir, es la que rescindió los contratos de las rutas (en referencia al gobierno de Mauricio Macri). Son ellos los que impulsan la persecución en combinación con los empresarios del denominado círculo rojo. Las defensas dejaron al descubierto la enorme cantidad de irregularidades del proceso y la inocencia de los acusados”. Con estos conceptos, el exministro Julio De Vido, cerró sus últimas palabras en el juicio por las obras viales de Santa Cruz. Tal vez la intervención más emotiva fue la de Raúl Daruich, exjefe de Vialidad Nacional en Santa Cruz: “Yo ya estoy condenado -dijo Daruich al borde de las lágrimas-. Fui expulsado sin motivo de Vialidad Nacional en marzo de 2016. Y a los 60 años no conseguí insertarme en el mercado laboral. Vivo con la asistencia de mi esposa y mis tres hijos”. El martes será la anteúltima audiencia y es posible que hable Cristina Kirchner, aunque todavía no está del todo decidido.

El desarrollo más extenso de la jornada de este viernes fue el de De Vido. El exfuncionario incluso respondió a los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola en varios puntos:

*”Es la tercera vez que tengo que responder a una acusación en la que los propios fiscales dicen que no intervine en ningún expediente, pero que debía saber. En realidad son causas direccionadas política y mediáticamente”.

*”Las obras viales fueron parte de una política del presidente Néstor Kirchner. El concepto era planificación centralizada y ejecución federal. Eso explica por qué aún en los proyectos opositores estaban las mismas obras. Porque no había planes distintos: eran planes acordados con gobernadores oficialistas y opositores”. De Vido hizo en ese tramo una referencia a lo que descubrió la defensa de Cristina: en dos proyectos de presupuesto presentados por la oposición, figuraban las mismas obras a los mismos valores.

*”Los fiscales dicen que yo dotaba de fondos a las obras. Es falso. El Ministerio de Economía dotaba de fondos. Y los jefes de Gabinete eran los administradores de esos presupuestos votados en el Congreso Nacional. Cuando los jefes de Gabinete iban al Congreso nosotros preparábamos hasta 1.000 respuestas”.

*”Nosotros introdujimos a la Sindicatura General de la Nación (Sigen) en el Ministerio de Planificación como forma de controlar toda la gestión”.

*”El plan limpiar todo, como lo llamó la fiscalía, no existió. Se terminaba el mandato y reasignamos partidas para tratar de finalizar las obras. Ya sabíamos que el gobierno de Macri no iba a terminar las rutas, lo que significaba un inmenso perjuicio para el estado y la población”.

Los demás imputados que les tocaban sus últimas palabras en la audiencia de este viernes optaron por hablar muy brevemente. Lázaro Báez agradeció a su abogado Juan Villanueva; Abel Fatala recordó que ya habló muchísimo en el juicio, contestando todas las preguntas que le formularon y reiteró que quedó claro que la subsecretaría de Obras Públicas, el organismo que estaba su cargo, no intervino en ninguna de las obras, Daruich reflejó la situación de la mayoría: imputados, embargados y tácitamente condenados desde hace seis años. En su caso, la situación resultó más dramática porque, a los 60 años, no pudo insertarse en lo laboral.

“Le pido a los jueces que no se escuden -redondeó De Vido-. Todos sabemos que es una acusación insostenible, injusta y eso surge evidente con cualquier mirada objetiva. La verdadera opción es entre una condena inmoral o el resguardo del estado de derecho”.