El 31 de agosto de 2011 Venus Williams llegó a la sala de conferencias del US Open y anunció que le habían diagnosticado el Síndrome de Sjögren, una enfermedad autoinmune. Parecía el principio del fin de la tenista, que entonces llevaba un año y medio sin celebrar un título. Aunque reapareció en marzo de 2012, la estadounidense tuvo una larga travesía para volver a los primeros planos del deporte que la había convertido en una estrella mundial. Recién en enero de este año, en Australia, disputó su primera final de Grand Slam desde 2009, pero la perdió ante su hermana Serena.

Pero a sus 37 años, Venus se procuró una nueva oportunidad y hoy se enfrentará a la española Garbiñe Muguruza en la final de Wimbledon. No es un duelo más para la estadounidense, que se enfrenta a un cóctel de emociones difícil de entender. La enfermedad, el hecho de que el partido sea en el escenario donde celebró su primer grande hace 17 años, o la ausencia de su querida hermana embarazada añaden dramatismo al partido.

Por si eso no fuera suficiente, poco antes de Wimbledon se vio envuelta en un accidente de tráfico en Florida, en el que murió un hombre.

“Si gana con 37 años después de todo lo que pasado, y no me refiero sólo a las últimas semanas, sino a su enfermedad y al hecho de mantenerse a flote viendo cómo su hermana ganaba todo durante cinco o seis años, sería literalmente una de las grandes historias del deporte, quizás la más grande”, señaló el ex tenista Mats Wilander, campeón de siete Grand Slam -los mismos que Venus-, al periódico de Dubai “Sport 360”. 

“Es como si los astros se hubieran alineado. Sí, tuve algunos problemas”, concedió Williams en Wimbledon. “Tuve muchos problemas. Tuve muchos altibajos en mi carrera, pero lo que hice fue mantener la cabeza alta sin importar lo que me fuera dando la vida”. “El deporte, además, es un ámbito en el que hay lesiones y enfermedades. No vas a poder jugar al cien por cien siempre”, añadió.

Pero, ¿qué es exactamente el síndrome de Sjögren que afectó y afecta a Venus Williams? Es una enfermedad reumática inflamatoria crónica de causa desconocida, caracterizada por sequedad en los ojos y en la boca, debidas a una disminución de la secreción de las glándulas lagrimales y salivales.

“La fatiga es difícil de explicar, a menos que la tengas”, dijo Venus Williams hace años a “The New York Times”. “Casi que te acostumbras a ella, te dices que puedes quitártela, sencillamente seguir adelante. Pero con el tiempo, comienzas a preguntarte qué está pasando y si no estás enloqueciendo”.

La ex número uno del tenis cambió de dieta y se define a sí misma como “cheagan” o “cheating vegan”, una “vegana mentirosa”, ya que no siempre cumple estrictamente con la dieta. “No soy perfecta, pero lo intento”, afirma la estadounidense. “Al no sobrecargar su cuerpo con un exceso de calorías, productos químicos o azúcares, su sistema tiene más fuerza para combatir el síndrome de Sjögren”, se explica en el sitio web de la jugadora, que acudió para ello a la famosa chef Lauren Von Der Pool.

Aunque el Síndrome de Sjögren es una enfermedad crónica, Venus se acostumbró a nuevos hábitos para poder seguir compitiendo al tenis al más alto nivel. Si gana hoy a Muguruza, se convertirá con 37 años y 28 días en la mujer de más edad en ganar Wimbledon en más de cien años. Hay que remontarse a 1908, para ver a Charlotte Sterry conquistar el prestigioso torneo con 37 años y 282 días.

“Me sorprende que Venus siga jugando con todo lo que ha conseguido”, dijo  Muguruza. “Que siga teniendo la motivación de jugar y de seguir viniendo a los torneos donde hace muchísimo que está jugando. Es lo que más me sorprende, que tenga ese hambre de competición”.