El reclamo de vecinos y vecinas de Villa Devoto para que se proteja la histórica casona del dirigente radical Francisco Beiró podría sufrir un nuevo golpe en las próximas semanas. El proyecto de ley que busca recuperar la vivienda para el dominio público perderá estado parlamentario si no se trata en la Legislatura porteña antes del cierre del año legislativo, mientras vecinos y vecinas advierten que la casona se encuentra "abandonada por completo". El inmueble pertenece a una inmobiliaria desde hace 14 años y desde ese momento sufrió un visible deterioro pese a tener protección estructural.

El proyecto de ley 1961 del 2020 es ya la tercera esperanza de los vecinos y vecinas de Villa Devoto para poder salvar la histórica casona de José Cantilo al 4500, que forma parte de la identidad de su barrio. En 2009 y 2011 otros dos proyectos para expropiar el inmueble ya habían perdido estado parlamentario, y el actual, presentado en 2020, podría correr la misma suerte si no se debate en el recinto antes del 15 de diciembre, fecha en la que está prevista la última sesión del año. Además de declarar a la vivienda de "utilidad pública", el proyecto prevé "la restauración y puesta en valor de la totalidad de la fachada, incluyendo su entorno, así como de las áreas internas del inmueble".

"El proyecto está estancado. Desde que se presentó en 2020 nunca se puso a votación y mientras tanto la casa está absolutamente deteriorada", dijo a Página/12 Yamila Rambaldi, vecina de Devoto. Desde las redes sociales de su cuenta Buenos Aires Perdida, en la que acumula más de 40 mil seguidores, Rambaldi fue una de las primeras en difundir la situación crítica de la casa Beiró entre otras postales del patrimonio histórico perdido de la Ciudad. En un hilo de Twitter viralizado en febrero de este año, Rambaldi advirtió que a la casa "la compró una inmobiliaria en 2008 y desde entonces la abandonaron, posiblemente para que se deteriore y el GCBA autorice su demolición".

"La casa perteneció a descendientes de Beiró hasta ese año en que se vende y lamentablemente quedó en manos de una inmobiliaria de la zona. En ese momento estaba en perfecto estado, pero cuando se le dio la protección estructural la abandonaron por completo y ahí el deterioro se aceleró muchísimo", señaló ahora Rambaldi a este diario.

En 2008, al enterarse de la venta del inmueble y ante los rumores de una posible demolición, la Junta Histórica de Devoto consiguió que se aprobara la protección estructural para la casona, lo que prohíbe que pueda ser derribada. A partir de entonces la situación del inmueble quedó en una especie de limbo, ya que los nuevos dueños la abandonaron a su suerte y el Gobierno porteño tampoco se encargó de protegerla ni impulsó la recuperación del lugar.

"El gran problema es de presupuesto, nadie quiere expropiar porque dicen que el costo es muy caro. Pero por otro lado uno ve que la plata que llega, por ejemplo, de convenios urbanísticos no se usa para cosas como estas que son de importancia para la protección patrimonial", sostuvo Rambaldi en este sentido. La ley de protección de 2008 detalla que el edificio construido por el propio Beiró en la década del '20 abarca 265 metros cuadrados construidos y tiene un "estilo arquitectónico que puede encuadrarse en el eclecticismo" con "influencia italianizante evidenciada en la severa volumetría y la ornamentación de poco relieve de sus fachadas".

De la quinta original se conserva solo la casa principal y su jardín delantero. El resto de la quinta fue loteado, y las caballerizas y cocheras demolidas en la década del '60. Pese a los vidrios de los ventanales rotos, el alambrado que desentona con la reja de hierro de la entrada, los pastos y los árboles crecidos y sin cuidado, las paredes interiores invadidas por la humedad y hasta con los pisos removidos por la inmobiliaria, la casona todavía se sostiene en la esquina de Cantilo. "Como vecina la vi desde que estaba en perfecto estado hasta que se fue deteriorando, y aún con 15 años de deterioro es impresionante ver cómo resiste", destacó en este sentido Rambaldi.

Por el lado histórico, la creadora de Buenos Aires Perdida subrayó que la casona, una de las últimas quintas urbanas de la Ciudad, "perteneció a una figura muy importante de la Argentina, que en 1928 fue elegido vicepresidente pero murió en esta misma casa y no llegó a asumir. La casona es una figura central para la política, acá venía todo tipo de dirigentes y hasta Yrigoyen vino muchas veces. Durante la dictadura también se juntaba en secreto mucha gente del radicalismo".

En este sentido, el proyecto de ley que podría perder estado parlamentario prevé que, una vez restaurado, el inmueble sea destinado a un Museo y Centro Cultural de la Democracia "para la realización de actividades artísticas, culturales y de extensión de la Comuna 11, donde podrán llevarse a cabo las reuniones de Junta". Antes de ser vendida, la casa también fue utilizado para grabar series, películas y videoclips musicales.

Hace unas semanas los y las vecinas de Devoto presentaron un proyecto de ley integral con el objetivo de proteger el patrimonio del barrio ante un avance inmobiliario que, según denuncian, se volvió desmesurado desde la aprobación del nuevo Código Urbanístico en 2018. Además de limitar las alturas de construcción, el proyecto también busca ampliar los alcances del Área de Protección Histórica N°36 para abarcar también a la casa Beiró.