El balance de 2022 y las perspectivas para el año próximo están signados por el tema económico. Los rectores y rectoras de las universidades públicas ponen atención al alza inflacionaria, los problemas en la gestión diaria, la imposibilidad de realizar previsiones y la necesidad de contar con fondos actualizados para hacer frente a las negociaciones paritarias con docentes y nodocentes.

Las casas de estudios acordaron con el Gobierno un presupuesto de 892.227.828.812 pesos para 2023, pero plantearon que harán falta actualizaciones si quieren salir airosas de las subas de precios y costos y de las negociaciones paritarias con los sindicatos de docentes.

Más allá de la preocupación económica, una decena de universidades renovaron este año sus conducciones: se eligieron siete rectores y tres rectoras.

Asumieron el médico Ricardo Gelpi en la UBA, el contador público Jhon Boretto en Córdoba (UNC), el licenciado en Administración Martín López Armengol en La Plata (UNLP), el ingeniero agrónomo Mario Bonillo en Jujuy (UNJu), el ingeniero Sergio Pagani en Tucumán (UNT), el médico Omar Larroza en Nordeste (UNNE) y el médico Daniel Quiroga en La Rioja (UNLaR),

Las tres mujeres que llegaron a la máxima conducción académica fueron la historiadora María Beatriz Gentile en Comahue (UNCo), la contadora Esther Sánchez en Cuyo (UNCUYO) y la licenciada en Ciencias de la Educación Flavia Terigi en General Sarmiento (UNGS).

En tanto, la Cámara de Diputados avanzó con la creación de ocho nuevas universidades nacionales, cuyos proyectos cuentan con el aval de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Educación, y que no pudieron tratarse en la sesión especial del jueves 1 de diciembre por falta de quórum.

Entre las nuevas instituciones a crearse figuran las del Delta (que comprenderá a Tigre, Escobar y San Fernando), Saladillo, Pilar y la Cuenca del Salado (con sede en Cañuelas), todas en la provincia de Buenos Aires.

También están la Universidad Madres de Plaza de Mayo (CABA), Río Tercero y Juan Laurentino Ortiz (Paraná), además de la nacionalización de la Universidad Provincial de Ezeiza (UPE).

En Diputados hay otros proyectos, aún sin dictamen, para crear las universidades de Pehuajó (Buenos Aires), Aimogasta (La Rioja) e Innovación (González Catán, partido de La Matanza).

En la Cámara baja están también los proyectos para crear las universidades de Sierras de Córdoba, Esteban Echeverría (Monte Grande, provincia de Buenos Aires), La Frontera (Pasos de los Libres, Corrientes), Intercultural de los Pueblos Originarios (en Chaco), Zárate y Tuyú (Mar del Tuyú, partido de la Costa, provincia de Buenos Aires). Y en el Senado ingresó una iniciativa para abrir una institución en Venado Tuerto (Santa Fe).

Durante 2022, las universidades nacionales del Comahue, Lomas de Zamora (UNLZ), Salta (UNSA), Catamarca (UNCA) y Luján (UNLu) celebraron sus 50 años de funcionamiento, todas nacidas como parte del plan elaborado por Alberto Taquini, en 1968. Más joven, la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA), con asiento en Junín, celebró 20 años de vida.

El cinturón aprieta en el conurbano

El tema económico concentró la atención de este año en las instituciones, una preocupación que se extenderá a 2023, con el condimento que le sumará el clima electoral que desembocará en los comicios generales de octubre.

Para el rector de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), Carlos Greco, el Presupuesto “debe ser funcional, con actualización de las partidas. Hay dos aspectos básicos: el gasto en personal y las inversiones”.

Greco advirtió que “en un contexto inflacionario, el Presupuesto pierde actualización y por eso tuvimos que aunar criterios para que las partidas para el personal, es decir pagar los sueldos, se actualicen según los acuerdos en las negociaciones paritarias”.

“Por ese motivo, dijimos que este Presupuesto 2023 es hasta la fecha y para los acuerdos posteriores en las paritarias hay que actualizarlo, aunque se contempla un monto global de recursos”, subrayó.

A su vez, se mostró conforme con la ejecución que se hizo durante el año, “a pesar de que no hubo una ley”, porque la oposición rechazó su aprobación. “Somos una universidad chica y el presupuesto se mantuvo”, destacó.

“Tenemos que poner el cuerpo y defender la educación superior, que debe ser el factor que genere mayor equidad, justicia social y desarrollo para el país”, enfatizó.

Desde la UNGS, la rectora Flavia Terigi aseguró: “Nuestra universidad creció mucho en los últimos años. Por ejemplo, en 2018 se inscribieron 4.752 estudiantes, en 2019 lo hicieron 6.275 y en 2020 (primer año de pandemia) 6.377. La matrícula universitaria total creció 62 por ciento en tres años. Eso ha producido mucha exigencia presupuestaria”.

Terigi precisó que esa situación “no sólo es en términos de la mayor actividad docente, sino también en cuanto a infraestructura, servicios e insumos, porque finalizamos un año complejo desde el punto de vista presupuestario y esperamos que 2023 nos encontremos menos exigidos”.

“Con las dificultades propias de los procesos de redeterminación de precios en el contexto inflacionario en que nos encontramos, las obras y los planes de infraestructura han tenido continuidad”, subrayó la rectora de General Sarmiento.

Valorar el compromiso en tiempos de crisis

El rector de la UBA, Ricardo Gelpi, aseguró que 2022 “fue claramente un período de transición, en el que hubo que reacomodarse después de dos años de pandemia en los que debimos adaptarnos a una realidad que nadie jamás hubiera imaginado”.

“El 2022 se presentó lleno de desafíos, porque debimos buscar las soluciones a problemas que fueron apareciendo en los últimos años y además debimos pensar si algo de todo lo que cambió en el proceso de enseñanza y aprendizaje había llegado para quedarse”, reflexionó Gelpi y contextualizó: “No es ninguna novedad que nuestro país está pasando por un momento de crisis, con una inflación altísima y un elevado índice de pobreza e indigencia”.

Recordó que antes de tratarse el Presupuesto 2023, los ministros de Economía, Sergio Massa, y de Educación, Jaime Perczyk, se reunieron con representantes de las universidades y que allí “se acordó la necesidad de agregar fondos para becas e infraestructura”.

“Si bien nunca es suficiente el presupuesto educativo, porque siempre se pueden hacer más y mejores cosas, valoramos el compromiso demostrado por las autoridades al habernos convocado y al haber dejado abierta la posibilidad de revisar el Presupuesto si se elevara la inflación en 2023 más allá de lo previsto”, puntualizó Gelpi.

Entre los desafíos, el rector señaló que la UBA “continuará siendo una universidad de excelencia internacional, lo que va de la mano con hacer investigación de calidad”, y anticipó la posibilidad de “actualizar carreras y planes de estudio” para seguir en esa línea. Si bien explicó que “son proyectos que llevan años”, la institución aspira “a que los y las estudiantes puedan egresar con un título y una experiencia educativa de calidad, en menor tiempo”.

De norte a sur

Por su parte, el rector de la UNNE, Omar Larroza, resaltó que el presupuesto universitario “garantiza las bases de funcionamiento sobre las que esperamos poder construir y avanzar en mejoras que garanticen el derecho a la educación superior en nuestro país”.

“La UNNE puso una mirada sobre la reducción de recursos que sufre hace cuatro o cinco años en términos porcentuales del presupuesto global”, destacó Larroza.

Recordó, en ese sentido, que “hace cinco años estábamos en el 2,9 por ciento aproximadamente del presupuesto general y hoy estamos en 2,26”.

“El 2022 podría representar la consolidación de los desafíos que nos trajo la pandemia. Con la llegada del aislamiento social y obligatorio por el COVID-19 tuvimos que dar respuestas inmediatas a problemas imprevistos”, evaluó.

Añadió que “este 2022 significó, por tanto, asumir que no somos los mismos y tomar decisiones para avanzar en dos sentidos: consolidar las experiencias exitosas y aprender de los errores para intentar otros caminos”.

Para la rectora de la UNCo, María Beatriz Gentile, “fue un año complicado en cuanto a lo presupuestario. La ausencia de una ley general, que fuera aprobada por el Congreso, nos dificultó el funcionamiento y dependimos fuertemente del envío de las partidas y refuerzos”.

Gentile precisó que esos refuerzos presupuestarios “se fueron atrasando en el inicio del año, pero a partir de agosto comenzaron a regularizarse las cuotas adeudadas y, a su vez, la creciente inflación nos impidió continuar y/o comenzar algunas obras menores, cuyo financiamiento quedó desactualizado al momento de poder ejecutarse”.

Acerca del Presupuesto 2023, aseguró que “contempla lo que en su momento requirió la UNCo, en julio de este año” y destacó que “es la primera vez que se respeta la solicitud presentada por las universidades, sin recortes”.

“El nivel de inflación y el marco de inestabilidad que transita nuestra economía no garantizan que esas cifras alcancen a cubrir las necesidades, en especial lo que hace a las partidas para funcionamiento, ya que las partidas salariales tienen su paritaria nacional”, advirtió.

“El desafío de 2023, además de poder contar con que bajen los niveles de incertidumbre a nivel financiero, está en afianzar la bimodalidad de nuestras carreras de grado y con ello ver la posibilidad –junto a otras estrategias– de aumentar la matrícula, mejorar la retención y subir la tasa de graduación”, afirmó.

En tanto, la rectora de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), Lidia Blanco, aseguró que “ante la incertidumbre por el presupuesto reconducido y las expectativas por la inflación interanual resultante, la gestión del Presupuesto 2022 se da en un marco de extrema prudencia, porque evaluamos las prioridades diariamente y trabajamos para garantizar la vuelta a la presencialidad plena”.

Blanco destacó que los recursos “han garantizado los pagos de salarios en tiempo y forma hasta la fecha, aunque la paritaria sigue abierta y con aumentos”, pero advirtió que los fondos “llegan con un desfasaje de dos meses”.

La rectora señaló que el Ministerio de Educación “ha garantizado que cubrirá las paritarias que existan hasta el 31 de diciembre, aunque puede haber un desfasaje en el desembolso de esos fondos”.

Acerca del Presupuesto 2023, advirtió: “Sabemos que los números al día de la fecha ya se encuentran desfasados, porque no incluyen el 5 y 15 por ciento paritario cerrados en los primeros días de noviembre”.

“Pero desde la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) garantizaron que este y los futuros aumentos serán contemplados al momento de envío de fondos, lo que nos da más tranquilidad. Más allá de su aprobación, el Presupuesto no nos permite planificar ni programar adecuadamente, por los factores exógenos tales como inflación y el comportamiento socio-económico del mercado internacional”, explicó.

Añadió que en el caso de la UNPSJB “el número final del Presupuesto 2023 pareciera resultar suficiente (con la incorporación de las paritarias que se negocien), pero sólo para continuar en las mismas líneas que 2022 con criterio prudente y sólo pensando en cubrir salarios y gastos fijos que resultan altísimos”.

Blanco ensayó una síntesis del arduo panorama planteado por rectoras y rectores: “La inflación es el mayor condicionante para el desarrollo de todas y cada una de las actividades. No sólo en cuestiones relativas a paritarias, ya que de algún modo la SPU realiza el esfuerzo de cubrirlas, pero luego, en el día a día, el trabajo de planificar y proyectar se vuelve infructuoso, porque se hace muy difícil la gestión diaria y una casi imposible previsibilidad”.