La obra más célebre de José Hernández, publicada entre 1872 y 1879, tiene a un gaucho payador por protagonista. A través de su largo derrotero, el autor da cuenta de las condiciones de vida de las clases populares argentinas en el siglo XIX y reivindica a este sujeto político, que construye y propone una ética personal y social. A 150 años de su publicación, Caras y Caretas dedica su número de diciembre, que estará este domingo en los kioscos opcional con Página/12, al Martín Fierro, el gran poema nacional.

En su editorial, Felipe Pigna escribe que José Hernández, “por aquellos días de 1872, se alojaba frente a la Plaza de Mayo, en el Hotel Argentino, y se disponía a dar una batalla que dejaría inermes a sus poderosos enemigos, mitristas y sarmientinos, aquellos que llegarían a ponerle precio a su cabeza. Había decidido jugarse a la incorrección de volver protagonistas a los invisibles, a los pobres de toda pobreza, creadores de enormes riquezas a los que los verdaderos haraganes, dueños de todo, sobre todo de la palabra, llamaban vagos y malentretenidos. No dudaba Hernández de que el gaucho no era responsable de aquella ‘ignorancia’ sino la víctima de una política que había decidido marginarlo en todas las formas posibles, comenzando por negarle las herramientas de la escritura y la lectura para tornarlo aún más indefenso en un mundo cada vez más ‘ilustrado’”.

Desde la nota de tapa, Ángel Núñez pone en contexto la obra: “En 1872 se publicó la que sería la primera parte del poema, con el título de El gaucho Martín Fierro (la ida). La segunda parte, que es La vuelta de Martín Fierro, se publicó en 1879. Hoy es para todos un libro muy especial, del que se hacen ediciones de lujo y del que existen cientos de versiones ilustradas por grandes artistas. Ha dado pie a elogios y vituperios, pero es visto por muchos, tal vez por la mayoría, como representación del país, de la gente humilde, de la lucha del hombre contra las circunstancias adversas de la vida y de la pelea contra las injusticias. Escrito en estilo gaucho del siglo XIX, lo que implica algunas dificultades para su lectura, se refiere a la clase popular, al personaje del gaucho, muy característico de ese siglo, y ubica un mundo social bien determinado: los pobres, su circunstancia y su lucha en una sociedad adversa”.

Mario Goloboff hace un perfil de José Hernández, María Malusardi escribe sobre el Martín Fierro en el contexto de la literatura gauchesca, Matías Emiliano Casas reflexiona sobre los autores que debatieron e interpretaron la obra de Hernández, y Alejandro Tarruella se dedica exclusivamente a Jorge Luis Borges que, en las antípodas ideológicas, propuso el final del gaucho payador.

Hernán Brienza da cuenta de la parábola de Fierro: de su ida a la vida salvaje, entre la indiada, en los márgenes de la ley, al regreso a la civilización en el marco del nacimiento del Estado moderno. María Pia López analiza la vigencia del clásico de José Hernández. Y Emiliano Ruiz días rastrea posibles relaciones entre el Martín Fierro y el peronismo.

Laura Santos escribe sobre lo que el gaucho deja atrás (la esposa y los hijos) y lo que gana (la amistad incondicional de Cruz). Y Juan Carrá propone una reflexión sobre Martín Fierro y la política de los cuerpos, donde cruza distintas intertextualidades con el poema de Hernández.

Respecto de otras obras que, desde distintos formatos, se hicieron eco del gran poema nacional, Damián Fresolone escribe sobre las distintas ediciones que tuvo en la historia, Guillermo Courau se dedica a las películas que lo retrataron, Marina Amabile a las versiones teatrales y Laura Vázquez a las historietas. Ricardo Ragendorfer, en tanto, propone una crónica policial sobre un crimen que concitó la atención pública en la misma época en que Hernández escribió el Martín Fierro.

El número se completa con entrevistas a Martín Kohan (por Juan Carrá), Liliana Heker (por Adrián Melo) y Gabriel Di Meglio (por Pablo Galand).

Un número imprescindible, con las ilustraciones y los diseños artesanales que caracterizan a Caras y Caretas desde su fundación a fines del siglo XIX hasta la modernidad del siglo XXI.