Como todos los años, la Feria del Libro Infantil y Juvenil aparece como un atractivo más en la abultada agenda de vacaciones de invierno. El encuentro con los libros, con sus autores y con una cantidad de actividades alrededor de ellos, se da esta vez por primera vez en tres sedes, de manera simultánea: en el Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151), en el predio de Tecnópolis, en Villa Martelli, y este año también en La Plata, en el Centro Cultural Pasaje Dardo Rocha (50 y 7). En todos los casos, con entrada gratuita, y además con la posibilidad de continuar el paseo con las actividades que cada uno de estos espacios ofrece, a su vez, como propuestas propias.

“Siempre la pensamos como un acontecimiento cultural dirigido a toda la familia”, advierte el escritor Oche Califa, director de la Fundación El Libro, organizadora de la Feria, sobre el sentido de la propuesta. Desde esta idea abarcativa de todas las edades es que se piensan las actividades culturales que parten o confluye en el libro: talleres de arte y de ciencias, narraciones, espectáculos teatrales, firmas de escritores e ilustradores. Y también las que están pensadas para ese sector “juvenil” que ha demostrado ser gran lector, a juzgar por los números de ventas de libros dirigidos a este segmento. Allí por ejemplo se lucen, también en la ferias “grandes” como la que terminó en mayo, booktubers y  bookstagrammers, aquellos que eligen YouTube o Instagram para hablar de sus libros favoritos y compartir recomendaciones.

A contramano del lugar común que indica que “los jóvenes ya no leen”, las actividades pensadas para este público demuestran tener gran crecimiento, al igual que las ediciones de libros para ellos. “Hay cierto mito de edad de oro, como si ‘antes’ todos los jóvenes hubiesen sido lectores y ahora no. Son esos lugares comunes que se generan, que no tienen base dura alguna. Sí es verdad que hay grandes contingentes de adolescentes que han llegado a la lectura a través de las redes sociales, compartiendo sus gustos entre pares, que es como comparten los jóvenes. Es decir que, por donde se suponía que se iban a fugar, los jóvenes han arribado a la lectura”, evalúa Califa. Desde ese diagnóstico, muchas actividades de la feria están dirigidas a apelar visiblemente al lector juvenil, para que también la sienta como un lugar propio.

Entre las actividades especiales que engloba la Feria, se destaca la realización del 8° Festival de Historieta, que tendrá lugar el 29 y 30 de julio próximos, en la sede CCK de la feria. Ese día habrá varios talleres dictados por los que hacen los comics que los chicos siguen: autores como El Bruno, Pablo Tambuscio y César Da Col. Además, para los adultos vinculados al mundo LIJ, se reeditan las Jornadas para Docentes y Mediadores de Lectura, este jueves y viernes, en la misma sede. Esta vez el evento que reúne a docentes de todos los niveles, bibliotecarios, estudiantes, profesionales del área de la salud, de la educación especial y agentes de espacios comunitarios, estará centrado en aquellos “Temas que incomodan”. A esto hay que agregar el programa de actividades de la Feria, que hoy incluye la actuación del muy exitoso grupo Canticuénticos (ver aparte) y los momentos especiales que programa cada editorial en su stand. En el stand de Loqueleo, por ejemplo, hoy a las 16 firma María Brandan Araoz, mañana hay un doblete de lujo con Ana María Shua (a las 16) y Laura Devetach (a las 17.30), y el viernes las grandes firmas siguen con Ema Wolf, Andrea Ferrari y Silvia Schujer (a las 15, 16 y 17 respectivamente). Así planteada, en la 27° Feria del Libro Infantil y Juvenil hay de todo y para todos, para ir y volver más de una vez. Al menos, hasta que las piernas y el espíritu de los adultos aguanten.