Las reuniones para las fiestas de fin de año no siempre son una oportunidad para celebrar junto a los seres queridos. También pueden ser encuentros forzados, artificiales, en los que las personas se ven obligadas a compartir ese espacio que se supone feliz con otras con las que han dejado de tener un vínculo cercano. Y es que la familia no siempre es ese espacio seguro en el que cada uno puede sentirse contenido para recuperar lo esencial, sino que muchas veces se convierte en un agujero negro en el que habitan sentimientos como el miedo, el odio o el desprecio. No por nada el viejo Freud señaló a ese mismo seno como origen de lo siniestro. De ese universo se sirve el hasta ahora youtuber Jorge Pinarello para articular la historia de Algo que pasó en Año Nuevo, su ópera prima como director y guionista.

Tomando como modelo las películas de sectas con atmósferas paranoicas, en las que los protagonistas de a poco van quedando presos en un escenario donde lo real y lo mental comienzan a superponerse, Pinarello logra trasladar al espectador ese estado de confusión. El punto de partida es el viaje que María y Manuel, un matrimonio de mediana edad que atraviesa un momento crítico, realiza a la casa de campo donde la hermana de él vive junto a su marido, para pasar ahí una semana y festejar el Año Nuevo. Las diferencias entre ambas parejas son notorias, tanto en el plano personal como en el social. Mientras los visitantes son de clase media trabajadora, sin grandes aspiraciones, los dueños de casa pertenecen a la clase media alta aspiracional. Ese será uno de los choques que harán posible que lo extraño se vaya filtrando por las grietas de las diferencias.

La hermana y el cuñado de Manuel viven rodeados por un séquito de chicos y chicas jóvenes siempre sonrientes, a quienes llaman ahijados, y se la pasan dándole a los invitados lecciones de vida en el insufrible envase de la sabiduría new age. Pinarello llevará al extremo el juego de las diferencias formando parejas de opuestos. Mientras Ana es un ama de casa de barrio, la cuñada es una tilinga superada que la mira desde arriba. Y si Manuel es un peluquero reservado y sin muchas luces, el cuñado es un tipo extrovertido muy seguro de sí mismo. Esa oposición, que la película registra en tono de farsa, irá aumentando su extrañeza de forma progresiva, potenciada por una atmósfera cada vez más lisérgica.

Pinarello parece tomar de referencia películas como ¡Huye! (Jordan Peele, 2018) o El bebé de Rosemary (Roman Polanski, 1968), y las relee desde el punto de vista del grotesco argentino: ahí está la cita directa a Esperando la carroza, de Alejandro Doria, para confirmarlo. El cruce suena extraño (y lo es), pero se puede decir que el director sale airoso del desafío. Algo que pasó en Año Nuevo no es una película perfecta, pero consigue cohesionar de forma efectiva los imaginarios cinematográficos que cruza. 

Algo que pasó en Año Nuevo 6 puntos

Argentina, 2022

Dirección y guión: Jorge Pinarello

Duración: 90 minutos

Intérpretes: Natalia Maldini, Casper Uncal, Xiomara Martínez, Federico Aimetta, Chapi Barresi, René Mantiñán, Lucía Pocai, Agustina Fornari

Estreno: Disponible en Cine Gaumont.