Desde Santa Fe

Omar Perotti será candidato en las elecciones de Santa Fe en 2023. No puede ser reelecto como gobernador porque la Constitución de la provincia se lo impide. Pero ya definió su estrategia política para consolidar -en un segundo gobierno- un “modelo de desarrollo” que promovió la inversión pública y obras de infraestructura en un nivel que considera “histórico”, acompañó a los sectores productivos y fomentó la creación de empleos porque “cada puesto de trabajo que se crea es una puerta que se le cierra al delito”, dice. El plan está. Perotti encabezará la lista de diputados provinciales para empujar --en la misma boleta-- al candidato a gobernador del peronismo, que él quiere que sea el diputado nacional Roberto Mirabella, a quien ve como su eventual sucesor en el período 2023-2027. “El candidato de Perotti”, lo llaman en la Casa Gris.

La fecha de las elecciones en Santa Fe tampoco es un misterio. La Constitución ordena realizarlas entre seis y tres meses antes de que el gobernador termine su mandato, el 11 de diciembre de 2023. Un rango que va desde el 10 de junio al 10 de setiembre. La  semana pasada, la ministra de Gobierno Celia Arena anunció a referentes de la oposición que Perotti convocará a los comicios en el segundo semestre -para acortar el plazo de la transición- y evalúa tres fechas: el 27 de agosto, el 3 y el 10 de setiembre. Así que en Santa Fe es probable que se vote el primero o el segundo domingo de setiembre, en vísperas de primavera. Un mes y medio antes de las elecciones nacionales que están previstas para el 22 de octubre.

La campaña al hombro

La boleta electoral que imaginan entonces en el gobierno es Mirabella gobernador-Perotti diputado provincial. Un esquema político que no es nuevo en Santa Fe y al que apeló el exgobernador Carlos Reutemann en las elecciones del 3 de setiembre de 1995, cuando encabezó la lista de diputados provinciales para fortalecer las chances del candidato a gobernador del Partido Justicialista que era Jorge Obeid, por entonces intendente de la ciudad de Santa Fe y poco conocido en la provincia. La estrategia resultó exitosa, ganó Obeid. Cuatro años después, el 8 de octubre de 1999, Reutemann fue reelecto para un segundo mandato. Y a los cuatro años, el 7 de setiembre de 2003, Obeid también obtuvo su reelección. Así, entre los dos, se alternaron en cuatro períodos de gobierno, dos cada uno, 16 años en el poder.

El socialismo, primero en la Alianza Santafesina con la UCR y luego con el Frente Progresista, también utilizó la misma estrategia para hilvanar tres gobiernos y doce años en el poder con Hermes Binner, Antonio Bonfatti, y Miguel Lifschitz, entre 2007 y 2019. En las elecciones del 14 de junio de 2015, Lifschitz fue candidato a gobernador y Bonfatti encabezó la lista de diputados. Y cuatro años después, en las del 16 de junio de 2019, se alternaron los roles: Lifschitz era el primer diputado y Bonfatti candidato a gobernador, pero no logró su reelección porque le ganó Perotti. Los dos socialistas presidieron la Cámara de Diputados, que es lo mismo que se propone ahora el gobernador de Santa Fe, si gana las elecciones del año que viene.

Perotti se va a poner la campaña electoral al hombro”, aseguran en la Casa Gris. Esta semana le preguntaron cuál era su objetivo para el último año de gobierno: “Consolidar el modelo de desarrollo que propusimos desde el primer día de trabajo y nos permitió poner a Santa Fe de pie”, contestó. El gobernador admite que tiene una deuda pendiente ante la crisis de inseguridad –sobre todo en Rosario-, a la que considera una herencia sin inventario de sus antecesores, pero está convencido que en la provincia se pondera la tarea de su gobierno, la inversión pública que “es histórica”, el acompañamiento a los que sectores que invierten, producen y trabajan y la creación de empleo como el gran organizador de la sociedad y su mejor estrategia para “cerrar las puertas del delito y de la inseguridad”. “Queremos consolidar el modelo de desarrollo que nos permitió poner a Santa Fe de pie”, enfatizó. El plan para lograrlo es que su apellido figure en la boleta del peronismo como primer diputado provincial, y empujar –desde allí- la candidatura a gobernador de Mirabella para que lo suceda el 10 de diciembre 2023, en un segundo período. “Voy a acompañar a nuestro candidato, haciendo campaña y fundamentalmente, priorizando a Santa Fe”, afirmó el mandatario. Un comentario que se escucha en el entorno está en esa línea: “No vinimos al gobierno sólo por cuatro años”.

Un nuevo frente político

Perotti y Mirabella coinciden que el peronismo debe ampliar sus bases con un frente que incluya a los aliados históricos, pero incorpore también a otros espacios afines. En Rosario, el Partido Justicialista ya negocia un acuerdo programático con Ciudad Futura (un movimiento de centro izquierda con desarrollo territorial), en un intento de recuperar la Intendencia, que en los últimos 40 años, desde la recuperación de la democracia en 1983, es gobernada por radicales y socialistas. “Hay que ampliar las bases del peronismo y los acuerdos. Hay que repensar el frente político de cara a las elecciones de 2023. Y así como se reestructura el frente en Rosario con la incorporación de Ciudad Futura, lo mismo hay que hacer a nivel provincial”, dijo a Rosario12 una fuente cercana a Perotti. Por ahora, no está claro si la convocatoria incluirá a los sectores del Frente Progresista que se resisten a ser cooptados y conducidos por el partido de Mauricio Macri en una alianza antiperonista, que la prensa llama “frente de frente”.

La ampliación de un frente político que tenga como articulador al peronismo comenzó a madurar a partir de una realidad jaqueada por la fragmentación política y un hastío social que abona el avance de la ultra derecha. “La política está fragmentada”, subrayó la fuente. El disgusto y el fastidio social por la crisis económica lo capitaliza el diputado antiderechos Javier Milei, quien –según esa lectura política en el gabinete de Perotti- le saca votos no sólo a Juntos por el Cambio, sino también a otros espacios. “Hay un sector de la sociedad que los votó a ellos, que nos votó a nosotros, y que hoy está harta”. Y reveló que según una encuesta de noviembre que circuló por la Casa Gris un eventual candidato a gobernador de Milei tenía un 10% de intención de votos y que el propio Milei llegaba al 21%. Dos datos que generaron alarma política.

El 3 o el 10 de setiembre de 2023

En Santa Fe, la Constitución ordena realizar las elecciones provinciales entre seis y tres meses antes de que el gobernador termine su mandato. Es decir, entre el 10 de junio y el 10 de setiembre. Por mandato constitucional, nunca coincidirán con las nacionales que por ley se realizarán el 22 de octubre, un mes y medio después. Celia Arena reunió a referentes de partidos opositores y les dijo que el gobernador era partidario de una transición corta, de tres meses, así que convocará a las elecciones en tres fechas posibles: 27 de agosto, 3 o 10 de setiembre. En el gabinete le aconsejan el segundo domingo de setiembre. Perotti ya sabe lo que es una transición de seis meses: en 2019 fue electo un 16 de junio y recién asumió el 11 de diciembre. No quiere repetir esa experiencia. Porque en ese lapso, su antecesor Miguel Lifschitz le armó el presupuesto de la provincia y la Legislatura lo votó en una semana. Así que en 2020 tuvo que gobernar en plena pandemia con un presupuesto armado por Lifschitz, que presidía la Cámara de Diputados.

En las últimas diez elecciones en la provincia, desde 1983 hasta ahora, 5 se realizaron en setiembre, que ganaron Víctor Reviglio en 1987, Reutemann y Obeid en 1991, 1995 y 2003 y el propio Hermes Binner en 2007. Una, en julio, que ganó Bonfatti en 2011. Y dos, en junio, que ganaron Lifschitz (por un puñado de votos) en 2015 y Perotti en 2019. Conclusión: los socialistas convocaron en invierno y los peronistas en vísperas de primavera, así que Perotti seguirá esa tradición.

Peronismo, antiperonismo y ultraderecha

Aún ante el avance de la ultraderecha, Perotti observa una polarización entre el peronismo y el antiperonismo en Santa Fe. “¿Ve un esquema de grieta en las elecciones del año que viene en la provincia?", le preguntaron. “Ese esquema ya está instalado porque para muchos la grieta es un negocio político. Creen que si endurecen el lenguaje conservan votos. ‘Tengo un mensaje duro, entonces, esa gente va a seguir muy de cerca lo que digo y así no la disperso’. Eso es preparar soldados para una guerra. Y no tender puentes para una construcción distinta. Tener posiciones firmes no significa generar grietas. Sin diálogo y sin trabajo común no se sale” de la crisis. “Y sin la posibilidad de acordar con otras fuerzas políticas, y eso es bueno para un país y una provincia, tampoco se sale”, afirmó. “Nosotros trataremos de poner el mejor diálogo y generar los puentes necesarios en un momento en el que los santafesinos y santafesinos necesitan que trabajemos juntos. No son momentos para que la política deje de lado acuerdos a favor de la gente y piense en su conveniencia electoral”.