La prolongada y pronunciada bajante de los ríos que componen la cuenca del Paraná desconectó al sistema de lagunas y riachos, donde los peces jóvenes encuentran alimento y refugio. “El sábalo es quien habita estos espacios y se alimenta del plancton, además es el primero en la cadena alimenticia, del que se alimentan otros peces. La falta de movimiento en el río en materia de crecientes y bajantes genera que no haya agua en los arroyos, después baje, se genera el plancton, vuelva a subir y los peces entren de nuevo en ese curso, es decir el ciclo de vida del humedal”, explicó a RosarioPlus Lucas Santangelo, guía de pesca profesional y presidente de la Asociación de Guías de Pesca de Santa Fe.
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