Se suspendió el juicio contra Sarah Mardini, la refugiada y activista, que junto con su hermana, la nadadora olímpica Yusra Mardini, salvó a un grupo de refugiados en 2015 que intentaban llegar a las costas griegas para poder escapar de la guerra en Siria. La resolución del Tribunal se dio a conocer una hora después de que la ONU pidiera retirar los cargos contra Mardini y otros 23 procesados en Grecia.

El Tribunal de Apelación de Mitilene devolvió la acusación al fiscal debido a deficiencias procesales, incluida la falta de traducción de la acusación. Se retiraron los cargos de espionaje, pero igualmente los acusados siguen corriendo riesgo de ser condenados por tráfico de personas y lavado de dinero, en otras investigaciones que se están llevando adelante.

Los rescatistas, que ofrecían ayuda humanitaria en las costas griegas a todos aquellos migrantes que llegaban dándoles mantas, comida, agua y traducción para que pudieran comunicarse, al salir del juicio mostraron su disconformidad en declaraciones a la prensa, diciendo que “Todo lo que queremos es justicia. Queremos que esto vaya a juicio”. "Nos sentimos como rehenes desde hace cuatro años y medio", afirmó Nasos Karakitsos, uno de los principales acusados. 

Además, afirmaron que no se sentían realmente exonerados por ser inocentes, sino que el juicio fue suspendido por fallos en la investigación. El juicio se dará por terminado a fines de este mes porque los fiscales no tendrán tiempo para generar una nueva acusación y el caso prescribirá.

Según la acusación, los trabajadores humanitarios monitorearon ilegalmente los canales de radio y los barcos de la Guardia Costera griega y usaron un vehículo con placas militares falsas entre 2016 y 2018, acusaciones que los abogados defensores rechazaron como infundadas. Esto se da en un contexto de un aumento de las políticas griegas contra la ayuda humanitaria para migrantes, lo cual asusta a diferentes ONG porque se podrían generar antecedentes de criminalización para los trabajadores que están en las fronteras.

"Este tipo de juicio es realmente preocupante, porque criminaliza acciones que salvan vidas y crea un peligroso precedente", denunció el viernes Elizabeth Throssell, portavoz de la Oficina del Alto Comisionado. A su vez, este caso fue presentado por el Parlamento Europeo como "el mayor acto de criminalización de la solidaridad en Europa". 

La historia que se convirtió en ficción

Netflix estrenó “Las nadadoras” el año pasado, inspirada en la historia de vida de una de las acusadas y su hermana. Ambas, nadadoras profesionales en Siria, escaparon hacia Alemania por la guerra. Luego de falsificar documentos, pagar enormes sumas de dinero para subir a una embarcación y lograrlo; en medio del Mar Egeo la embarcación se detuvo.

Sarah al ver que las fuertes olas golpeaban el bote y no teniendo otra salida gritó: “¿Quiénes saben nadar?” y saltó al agua. Su hermana menor, que tenía tan solo 17 años, la secundó y ambas tiraron de las sogas del bote durante horas. "Nos dio mucho, mucho miedo, aunque seamos nadadoras", recordó Yusra, preocupada entonces porque había un niño en el bote. "Es el mar, no es la piscina y no sabes qué hacer", afirmó. 

Las hermanas salvaron ese día a 18 personas que iban a bordo del bote llevándolas a tierra firme. La noticia fue conocida internacionalmente. Año tras año mueren cientos de personas realizando la misma travesía. Además, las hermanas lograron llevar a Berlín támbien a sus padres y su hermana más chica. 

Yusra, en Alemania, pudo convertirse en una deportista de élite y participar en las Olimpiadas de Río y Tokio, en el equipo de refugiados. Además, desde los 19 años es la embajadora de Buena Voluntad más joven del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), un cargo que sigue desempeñando activamente, compaginado con sus estudios universitarios en EEUU. "Me di cuenta de que ya no se trataba solo de mí (...) se trata de los refugiados, se trata de representarlos", afirma. "Después de eso, conseguí una voz poderosa y pensé '¿Sabes qué? ¿Por qué no usarla?'", dice sobre su decisión de hacer la película.

Mientras su hermana, Sarah, volvió al Mediterraneo a continuar salvando vidas, pero fue arrestada en 2018 injustamente por tráfico de personas. "Los cargos no eran justos y se enfrenta a hasta 25 años de cárcel, no solo ella, sino también otras personas. Y esas personas eran sólo voluntarios", afirma Yusra. "Sólo estamos intentando ayudar a los refugiados, es muy triste".

Después de 107 días en prisión fue liberada tras pagar una fianza. En el juicio que empezó el 10 de enero, y que ya concluyó, enfrentaba una condena por más de 20 años.