Mientras la temporada de verano sirve como telón de fondo para que los diferentes sectores políticos saquen a relucir sus propuestas y precandidaturas en el incio del año electoral, el entramado opositor bonaerense empieza a analizar las estrategias para enfrentar a un oficialismo que, anclado en la gestión, confía en revalidar en la provincia de Buenos Aires y que, como suele suceder, eso sirva de plafón para aumentar las chances nacionales de un todavía incierto armado panperonista.
En ese juego, a Juntos por el Cambio le vuelve a crecer un fantasma al que, por temerle, quieren seducir: el sector libertario que a tiene a Javier Milei como máximo referente nacional y que, desde otro carril, empuja José Luis Espert en la provincia de Buenos Aires.
El lunes, Néstor Grindetti y Gustavo Posse se encontraron en Pinamar. Ambos dirigentes desandan la costa por estas horas intentando jugar sus cartas para quedarse con la precandidatura opositora, el de Lanús desde el PRO y el de San Isidro por la UCR. En una de esas reuniones, Posse pidió abiertamente buscar “un acuerdo programático en el que haya muchas ideas que sean aplicables y asegurar de esa manera iniciar un ciclo nuevo en la Provincia”. Para eso, en lo que vaticina una elección “difícil” aseguró que “si Milei, a nivel nacional, saca 20 puntos" y eso se replica en la provincia, Juntos por el Cambio no ganará la gobernación “porque no hay balotaje y se gana o se pierde por un voto”, detalló.
De esa forma, Posse se sumó a la advertencia que ya había hecho otro de sus competidores internos, Martín Tetaz respecto a los efectos que podría generarse a partir de la expansión de la oferta antiperonista en la provincia. En ese sentido, en una entrevista publicada por La Nación el fin de semana, el economista propuso “un acuerdo con Milei” que consistiría en “convertir la elección de octubre en la provincia en un balotaje, que deje mano a mano al mejor candidato contra Kicillof”. “Esa es la forma de ganar la provincia de Buenos Aires. Si el mejor candidato en la provincia, en las PASO, es el de Milei, el resto de los candidatos que se bajen y dejen al candidato de Milei a gobernador. Si es nuestro el mejor, que lo deje al nuestro mano a mano con Kicillof y que se baje el de él”, aseguró Tetaz en paralelo al inicio de su recorrida por la costa con la que busca comenzar a poner su nombre en el menú de candidatos a gobernador de Juntos por el Cambio.
Sin definiciones hasta el momento, crecen las dudas sobre el nombre que el libertario podría poner a jugar en territorio bonaerense, por fuera de la ya lanzada candidatura de José Luis Espert, a quien Juntos por el Cambio no logra seducir para sumarlo a una interna. Por ahora, también las posibilidades de un acercamiento entre ambos economistas parecen descartadas.
Así las cosas, el panorama no es el más atractivo para el cambiemismo que, en ese marco, intensifica sus discusiones internas respecto a qué hacer con esas expresiones que se acercan ideológicamente a su ala más dura pero aleja a la pata más progresista del radicalismo que, en la provincia de Buenos Aires, experimentó su reverdecer más importante de los últimos tiempos en las legislativas del 2021.
Allí es donde entra a jugar el pragmatismo y las necesidades de “ampliar la coalición” por derecha. Si bien todavía no queda del todo claro si la situación bonaerense quedará atada a una suerte de alianza nacional, también lejos a siete meses de las primarias, hay limitaciones que se advierten desde ambas partes. Fundamentalmente, las que surgen de las ideas expresadas por el propio Milei, para quien Horacio Rodríguez Larreta es “un zurdo” y que en reiteradas oportunidades ha descalificado al radicalismo y a una de las figuras más caras a su historia reciente: Raúl Alfonsín. Esa postura descartaría que el jefe de los libertarios habilite un acuerdo con esos espacios en la provincia, desde donde, a pesar de todo le siguen lanzando guiños.