La balanza de pagos muestra las entradas y salidas de divisas de nuestra economía. Las clasifica en transacciones con el resto del mundo de bienes y servicios, que se registran en la cuenta corriente, y de inversiones y financieras, registradas en las cuentas de capital y financiera, respectivamente.

El conjunto de todas estas operaciones que efectúa nuestro país con los demás países puede dar como resultado un saldo positivo, un superávit, cuando se obtienen más entradas que salidas de divisas o un déficit, cuando las salidas son mayores a las entradas. Un superávit hace que las reservas internacionales del Banco Central se incrementen y un déficit, que disminuyan.

Por tanto, las reservas pueden crecer como resultado del superávit en la cuenta corriente - es decir un saldo favorable en el intercambio de bienes y servicios – o por superávit en la cuenta financiera y de capital, que incluyen el endeudamiento y la venta de patrimonio nacional, empresas, entre otros.

Un repaso de historia 

En el 1996 bajo el sistema de convertibilidad se incrementaron las reservas internacionales del Banco Central con respecto al año anterior. En ese mismo año hubo también un déficit en la cuenta corriente generado fundamentalmente por los servicios. A pesar de que la balanza comercial, que solo contiene al comercio de bienes, presento un superávit, el país compró al exterior más servicios de los que les vendió, entre los que se destacan fletes, seguros y viajes internacionales. 

En esa etapa prevaleció el modelo neoliberal en las decisiones políticas y económicas con el objetivo de reducir la capacidad de regulación y participación del Estado en la Economía. Los recursos para cubrir ese déficit de la cuenta corriente y el incremento de las reservas internacionales provinieron de un superávit de las cuentas de Capital y Financiera. Llegaron dólares del exterior en forma de préstamos y de inversión extranjera destinada a comprar y privatizar empresas nacionales. Es decir: se financió el aumento de las reservas y los déficit de servicios con endeudamiento externo y vendiendo a inversores extranjeros empresas argentinas, fundamentalmente del estado.

La balanza de pagos hoy

La actividad comercial se refleja en las compras y ventas – de bienes y de servicios - que hace el país al resto del mundo. Las compras implican salidas de divisas del país (importaciones) mientras que las ventas a los otros países son entradas de divisas a la economía nacional (exportaciones).

El conjunto de esta actividad de compras y ventas de bienes y servicios se refleja en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Cuando las ventas superan a las compras estamos ante un superávit. A la inversa estaríamos ante un déficit y significaría que salieron más divisas que las que entraron debido a que las compras superan a las ventas.

Durante el primer semestre de 2022 el intercambio de bienes tuvo un saldo favorable, aunque no fue así en los servicios ni en los ingresos primarios que incluyen la renta o el pago de los rendimientos de las inversiones, ganancias y dividendos que se transfieren al exterior. Estos dos ítem explican el déficit de la cuenta corriente, según el Indec .

El superávit comercial –mayores exportaciones que importaciones de bienes – guarda relación con el proceso de devaluación de nuestra moneda nacional que encarece las compras al exterior provocando su disminución. En tanto las exportaciones crecen, porque se vuelven más baratas en dólares para los demás países.

Sin embargo, los servicios de fletes internacionales son imprescindibles para poder exportar nuestros productos. Al no disponer de una flota mercante de bandera nacional con suficientes buques, debemos alquilarlos generando un déficit financiero para el país en este ítem de la cuenta corriente. También los pagos a los rendimientos de las inversiones fueron deficitarios. Dentro de este grupo se incluyen las ganancias y dividendos que envían las empresas extranjeras radicadas en el país, a sus casas matrices en sus países de origen.

Es decir, el saldo que queda a favor por vender más bienes al mundo se utiliza para pagar los fletes y los rendimientos de las inversiones extranjeras.

Las inversiones extranjeras que llegan al país constituyen entradas de divisas, y pueden ser para comprar activos – empresas - ya existentes o para crear nuevas. Es en este último caso cuando las inversiones extranjeras generan el mayor efecto en el crecimiento económico y el empleo nacional.

En nuestra historia de privatizaciones más reciente e importante durante los años noventa, fueron cuestionados los precios a los que se vendieron las empresas argentinas al capital internacional.

También es necesario tener en cuenta que estas empresas extranjeras remiten al exterior sus ganancias en dólares registradas en el grupo de pagos de los rendimientos de las inversiones de la cuenta corriente, pero sus ingresos generalmente provienen del mercado interno y en pesos. 

Flota mercante nacional

Si se invertiría una parte del pago de intereses de la deuda para construir o adquirir barcos propios para trasladar productos al comercio internacional, la cuenta de servicios por el concepto de fletes internacionales mostraría mejores resultados a favor de las finanzas nacionales.

Además, permitiría reducir o eliminar un déficit crónico o estructural de la cuenta de servicios para contribuir a que la cuenta corriente generara al país un superávit o un menor déficit lo que, a su vez, permitiría disponer de mayores cantidades de dólares para pagar la deuda sin acudir al reendeudamiento.

Tener más reservas internacionales puede ser una solución a las necesidades de corto y mediano plazo para las políticas del Banco Central y de la Economía, pero también sería necesario analizar las fuentes de las cuales provienen su crecimiento. Una solución para el presente puede conllevar a mayores desafíos e incertidumbre en el largo plazo.

Atender las apremiantes necesidades operativas deben conjugarse con una visión para el desarrollo. Es imprescindible tomar notas de los desaciertos del pasado e intentar no repetirlos.

* Docente en la UBA y en UNQ en Economía y en Impuestos.