La fantasía de Terminator 2 parece hacerse realidad. Investigadores de la Universidad Carnegie Mellon, de Estados Unidos, crearon un robot que puede pasar de estado sólido a líquido, y viceversa, según los deseos de quien lo maneje.

El MPTM (Material de Transición de Fase Magnetoactiva) fue creado a partir del galio, metal que se funde a una temperatura casi ambiente (29,8°), agregando partículas de una aleación de otros tres elementos, neodimio, hierro y boro, lo que aumenta la respuesta magnética que necesita para calentarse y pasar del estado sólido a líquido y, luego, al enfriarse, se solidifica de nuevo.

“La figura tiene un tamaño similar a una figurita comercial de LEGO: aproximadamente cinco milímetros de ancho y un centímetro de alto. Se utiliza un campo magnético para fundirlo a líquido y sacarlo del recinto”, explicó Carmel Majidi, ingeniero mecánico de dicha institución norteamericana.

Cómo funciona el robot líquido

Está hecho con una matriz de un metal, el galio, que, puro, se funde a 29,8 grados. Es decir, que se derretiría en las manos. A esta matriz le añadieron partículas de una aleación de otros tres elementos, neodimio, hierro y boro. Con esto, amplificaban la respuesta del ingenio a los campos magnéticos.

Un campo magnético a una determinada intensidad induce una corriente eléctrica dentro del galio que genera calor, pasando de sólido a líquido. Sin llegar a ese umbral, estos campos magnéticos son también los que le permiten saltar 20 veces su altura, rotar sobre sí mismo a 1.500 revoluciones por minuto o moverse a una velocidad de un metro por segundo, explicó el diario El País.

Cuáles serían sus utilidades

Este material tiene una alta resistencia en su forma sólida, con lo cual los investigadores sugieren que podría usarse como un tornillo universal para uso en espacios reducidos.

Asimismo, los creadores creen que su utilización será más eficiente en aplicaciones médicas: En una demostración, usaron el material para soldar un circuito LED por control remoto y recuperar objetos del interior de una réplica de un estómago humano. Jugando con imanes, lograron sacar una pelotita que estaba dentro del estómago. En otra muestra, lo que ensayaron fue la administración de un fármaco envuelto en MPTM. Tras llevarlo al sitio donde hacía falta, se fundió liberándolo.

Si bien es divertido pensar que el T-1000, el villano de Terminator 2 es la inspiración para este invento, lo cierto es que los pepinos de mar fueron, de hecho, las verdaderas inspiraciones, según Majidi.

Estas criaturas marinas, por ejemplo, pueden endurecerse ante el peligro, una característica que cautivó durante mucho tiempo a los investigadores de ciencia de materiales y robótica. Tal atributo podría permitir que un dispositivo maniobre en espacios reducidos mientras está blando y luego se endurezca para resistir el desgaste.