Los pedidos de disculpas de los acusados no conmovieron a los papás de la víctima. Graciela Sosa y Silvino Báez fueron explícitos al hablar con los medios, cuando se retiraron de los tribunales de Dolores, rodeados de móviles de TV y de una nutrida custodia policial, fortalecida desde los incidentes de la última audiencia de la etapa probatoria.

"Ninguno de ellos me miró a la cara. No me conmueve que lloren", expresó Graciela. "Me duele en el alma lo que le hicieron a mi hijo. La vida que tengo ya no es vida. Lo extraño muchísimo. Acá la única víctima es Fernando." Silvino dijo que le pareció "actuado". "Es muy fuerte que maten a tu hijo y después vengan a pedir perdón. No les veo sinceridad", explicó. Para él, los imputados quisieron simplemente "modificar su situación" ante los jueces. "Estamos fuertes y con las pruebas sobre la mesa", concluyó.

Sobre las vallas de los tribunales, algunos carteles en homenaje a Fernando y con el pedido de justicia y perpetua estaban tapados con bolsas de nylon por la lluvia que se avecinaba. Mientras Silvino --de la mano de una policía-- y Graciela --con un rosario colgado al cuello-- se retiraban por la calle Belgrano, los vecinos gritaban "justicia", o frases como “no están solos” y "fuerza papis, fuerza". El abogado Burlando iba adelante. Una mujer le dijo: "Dios me lo bendiga".