En 1907, Guillaume Apollinaire escribió un cuento que traducido del francés se conoció como "Una bella película". En el relato, un grupo de cineastas orquestan un asesinato frente a cámara por el mero beneficio económico que puede generar.

Lo que describe Apollinaire sin saberlo hoy se conoce por los más curiosos del underground cinematográfico como snuff, un género que consiste en el registro audiovisual de asesinatos reales para su distribución comercial clandestina. La obvia ilegalidad que conlleva la realización de películas de este estilo las convierte inmediatamente en un misterio, un secreto a voces y un mito urbano. 

"Es un género cinematográfico que no se sabe si existe, si no existe. Todas esas cuestiones de mitos o leyendas urbanas, donde uno no sabe hasta qué punto hay realidad y hasta qué punto hay conspiración, siempre me atrajeron muchísimo", le cuenta Ariel Pukacz a Buenos Aires 12 desde México, donde reside actualmente. 

Ariel se enteró que existía el snuff en 2008, mientras cursaba la maestría de Periodismo documental en la Universidad Tres de Febrero. Mientras investigaba encontró que uno de los pocos datos certeros en un género muy secreto es que la película fundacional, donde supuestamente se mostraba un asesinato real, había sido filmada en Argentina, por una pareja estadounidense, Roberta y Michael Findlay. Había sido filmada en Tigre en 1970 con un presupuesto modesto, con elenco y crew argentino pero sin sonido, ya que fue doblada al inglés para su posterior estreno, donde se la conoció bajo el nombre de Slaughter. 

Sin embargo, la cinta cambió cuando cinco años después, el director Simon Nuchtern rodó una escena que funcionaría a modo de epílogo, resignificando toda la película y rompiendo la cuarta pared: Nuchtern registra el fin de un rodaje en un set de filmación, lo que da a entender que todo lo visto anteriormente era una ficción. Con su nuevo nombre, Snuff, la película se estrenó en Nueva York sin créditos, dando la sensación de que todo lo visto había sido real. Snuff fue estrenada en 1976 bajo el slogan “una película que sólo pudo ser filmada en Sudamérica, donde la vida no vale nada”.

"Con la investigación quería hacer un ensayo, pero me terminé dando cuenta que esto era una historia para una novela", afirma Ariel Pukacz sobre Snuff, la novela donde volcó su obsesión por el misterioso género. Ariel fue periodista freelance para medios como Rolling Stone, VICE, Billboard, La Nación, además de trabajar como documentalista, guionista e investigador privado. Además, es el creador de Editoral Walden. Snuff es su primer libro de ficción. 

A pesar de apostar por la ficción, Ariel quería usar elementos de la investigación y que funcionen a modo de rompecabezas con el texto. Todos los datos de la novela son reales, y pueden apreciarse en los archivos periodísticos, bibliografía, filmografía, el afiche original de la película. Esto se amolda a las memorias de Brenda, la narradora, cuando era estudiante de cine documental. Brenda logra contar, diez años después, el intento del grupo de estudiantes en llevar a cabo un documental sobre la filmación de Slaughter en el Tigre.

"Que se haya filmado en Argentina a mi me generaba una especie de unión. ¿Esto tan global y misterioso empezó en Argentina? Me generaba mucha curiosidad", afirma. ¿Por qué acá? Que el slogan de la película al momento del estreno halla sido “una película que sólo pudo ser filmada en Sudamérica, donde la vida no vale nada” no es una simple casualidad. La comercialización del film estuvo atada a su lugar de origen. 

"Por un lado, somos una producción estadounidense que estima a Sudamérica, en su mentalidad, como un lugar super anárquico, exótico, donde las personas desaparecen o son vendidas sin ningún tipo de problema. Por otro, fue vendida como la primer película donde se muestra una muerte real. El cine de explotación trabaja desde el shock, desde lo mas llamativo. Fueron esas las dos patas a través de las cuales se comercializó la película", afirma Ariel. 

Sin embargo, el año de estreno de la película final hace que los argentinos podamos leer la historia de otra manera. 1976, donde la vida no valía nada. Ariel comenta que existe una conexión con el género snuff y las desapariciones de personas en Argentina y México. Uno de los personajes de la novela le dice al otro: “no tengo dudas de que hay snuff hecho durante la dictadura. Si se quedaban pibitos cómo no van a torturar y filmarlo para un circuito diminuto, lo opuesto al underground, subterráneo pero para arriba, el poder de verdad, los que manejan los hilos en silencio, el upperground". La oscura historia de la Argentina se cuela subrepticiamente en la novela. 

"Para mi es todo como medio apócrifo, como un género que existe en la mente de las personas, como idea. Pero nadie publicamente ha dicho "yo vi una película snuff". Sin embargo, yo creo que sí, que es algo que es más probable que exista que que no exista. Quizás en esferas más poderosas o cosas por el estilo, en la deep web, o formas donde este material circule", afirma Ariel. 

El tema es desconocido, tanto para los cinéfilos como para el público en general. "Más allá de que haya sido para un público yanki, acá está prácticamente olvidada, y forma parte de nuestro patrimonio cultural. Cuando uno busca snuff, el origen recae en Argentina. Cualquier artículo que leas, para hablar del género se tiene que hablar de la película. En el orden que uno quiera, pero es una parada obligatoria. Quizás no diga que se filmó en el Tigre, con actores argentinos, pero dice que se filmó acá, y que eso dió pie al slogan de la película", afirma. 

Ariel no pudo visitar las locaciones de la película ya que cuando escribía la novela se encontraba en México. "Me hubiese encantado. Pero mientras miraba la película buscaba describir las locaciones con detalle. Aparte no es lo mismo que la vea yo que que la vea un estadounidense. De pronto van a un almacén y hay cajas de galletitas Bagley. Yo veo eso y me reconozco en eso, y quizás para un estadounidense eso es solamente parte del fondo. Me encantaba eso, de los guiños que solo podían ver los argentinos", reconoce. 

Aunque no exista documental, película o novela anterior a Snuff que toque el tema, Ariel dice que por ahora no está interesado en filmar el documental de la historia. "Aproveché a los personajes de la novela para que hagan el documental, en vez de hacerlo yo", bromea. 

"En el medio de la investigación me contacté con una de las actrices de Snuff, pero al fnal decidí no hacerlo. No sé por qué. Hubo algo que me hizo desistir de esa idea. Quería seguir jugando entre lo real y lo ficcional, y la entrevista me parecía mucho. Hay cosas que mejor mantenerlas de forma ficticia", afirma. 

Snuff fue editado por la editorial La Conjura, y puede conseguirse en librerías independientes o a través de su página web