Más de 3000 personas murieron y otras 10 mil resultaron heridas a raíz de un sismo de magnitud 7,8 que sacudió Turquía y el norte de Siria este lunes a la madrugada. Es el movimiento más importante en Turquía desde el terremoto del 17 de agosto de 1999, que causó 17.000 muertos, un millar de ellos en Estambul.

"Se ha declarado un periodo de luto nacional de siete días. Nuestra bandera estará izada a media asta hasta la puesta de sol del domingo 12 de febrero de 2023 en todas nuestras representaciones nacionales y extranjeras", dijo el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, al declarar el luto por las miles de víctimas.

El temblor se sintió a las 4.17 --23.17 hora Argentina-- y se produjo a una profundidad de 17,9 kilómetros, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). El epicentro se situó en el distrito de Pazarcik, en la provincia de Kahramanmaras, en el sureste de Turquía, a unos 60 kilómetros de la frontera siria.

Según la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias de Turquía, el terremoto dejó en ese país al menos 1.762 muertos y más de 11.000 heridos y provocó el derrumbe de unos 2.834 edificios, lo que hace temer "un número aún mayor de víctimas", según consignó la agencia de noticias AFP.

En la vecina Siria, en total, el potente terremoto causó al menos 1000 muertos y más de 2.280 heridos. El Ministerio de Salud sirio informó 593 personas muertas y 1403 heridos en las zonas bajo control del gobierno en este país en guerra. Mientras que los Cascos Blancos, que operan en las partes en manos de los rebeldes y fueron quienes se movilizaron en esas zonas, indicaron que hubo al menos 700 muertos y más de 1.050 heridos en esos sectores. 

A su vez, aseguraron que el número podría aumentar ya que "cientos de familias están bajo los escombros" y advirtieron que sus equipos sufrían "grandes dificultades" y necesitaban "material de rescate". En tanto los Cascos Blancos dijeron que la situación era "catastrófica" y llamaron a las organizaciones humanitarias internacionales a "intervenir rápidamente" para ayudar a la población local. 

Por seguridad, se cortó el gas en toda la zona, por las réplicas y por temores a que se produjeran explosiones. Es muy probable que el balance se agrave rápidamente, teniendo en cuenta el número de edificios derrumbados en las ciudades más afectadas, como Adana, Gaziantep, Sanliurfa y Diayarbakir, en el sureste de Turquía.

Hubo derrumbes de viviendas en varias ciudades, entre ellas Alepo (norte), segunda urbe de Siria, además de Hama (centro) y en Lataquia y Tartus, en la costa mediterránea. La ciudadela de Alepo y otros sitios arqueológicos de Siria quedaron dañados tras el sismo: "Partes del molino otomano del interior de la ciudadela de Alepo se derrumbaron, y partes de los muros defensivos del noreste se agrietaron y se partieron", indicó la Dirección general de las antigüedades y de los museos, en un comunicado.

El movimiento telúrico se sintió también en el Líbano y Chipre y a su vez en Dinamarca y Groenlandia donde los temblores "fueron claramente registrados por los sismógrafos" de estos países, indicó la AFP.

Zona de rescate

En Sanliurfa, una de las ciudades más impactadas por el sismo, el lunes por la noche, decenas de socorristas intentaban sacar a los sobrevivientes de un edificio de siete plantas reducido a escombros en uno de los principales bulevares de la ciudad. Decenas de residentes observaron las operaciones de rescate en silencio, el que necesitan los socorristas para realizar su trabajo.

"Fueron varios los sobrevivientes que se quedaron en la calle mirando los rescates, cuidando la mercadería de sus comercios y esperando a volver a entrar a sus hogares que todavía son peligrosos. "Pensamos que era el apocalipsis", dijo la reportera Melisa Salman, que vive en el lugar. “Es la primera vez que vivimos algo así", agregó a AFP la mujer. 

"Mi hermana y sus tres hijos están bajo los escombros. También su marido, su suegro y su suegra. Siete miembros de nuestra familia están bajo los escombros", explicó a la AFP Muhittin Orakci, sobreviviente, que veía las operaciones de rescate. 

La comunidad internacional envió sus condolencias por las víctimas, entre ellos el Gobierno argentino que expresó su "solidaridad" a través del presidente Alberto Fernández, en tanto el papa Francisco ofreció "sentidas oraciones" por los miles de muertos y heridos.

La Unión Europea, Rusia y Estados Unidos manifestaron su disposición a mandar ayuda a la zona del desastre. Además, la Asamblea General de la ONU guardó un minuto de silencio por las víctimas. 

El cónsul argentino en Estambul, Diego Álvarez Rivera, afirmó a Télam Radio que por el momento no se registró ningún residente argentino víctima del sismo en Turquía.