Foto: Pablo Mehanna

Tradición plant based

Los porteños somos fanáticos de los sándwiches de miga, verdadero patrimonio nacional. En los últimos tiempos, además de las confiterías y panaderías clásicas de la ciudad, se sumaron propuestas más modernas que apostaron a una versión 2.0 de estos sándwiches. Pero el caso de Luciano Combi y Tomás Salinas, dueño y chef de Fifí Almacén, va incluso más allá: una sanguchería plant based ubicada en una pequeña esquina de Colegiales. “Sangüich es una opción para comer rico, sin usar proteínas animales ni tampoco ultraprocesados que abundan en la cocina vegana”, cuenta Combi. “Los sándwiches de miga son icónicos para los porteños y no había opciones a base de plantas. Participando en pop ups nos dimos cuenta de que había mucha gente que nos pedía estos sándwiches y que luego volvía por más”, continúa.

Pintado de un llamativo rojo, Sangüich resalta en una esquina con impronta bien barrial, gente paseando al perro, poco movimiento en una zona tranquila y vecinos que, desde la apertura del local en noviembre del año pasado, se acercan curiosos para ver de qué se trata. La propuesta es sencilla: hay cuatro opciones de sándwiches (desde $450), con rellenos como el de papa huancaína con cilantro, choclo y tapenade de aceitunas negras; de ricota de soja orgánica con espárragos y pasta de tomates secos; el caprese que preparan con queso de cajú; y el de tofu revuelto que viene con salsa de no-huevo, queso crema de cajú y ciboulette ($2800 por seis unidades, $5300 la docena). Además, todos los fines de semana hay especiales. Para tomar, jugos orgánicos prensados en frío ($900), kombuchas ($700), vermú ($700) y cerveza ($700). También hay café y, entre los postres, además de un sándwich helado (cookie de cacao y algarroba con helado de banana y vainilla y garrapiñada de maní, hay un Jelly&Peanut Butter, un sándwich de miga relleno de jalea y pasta de maní que sorprende por lo rico y original. Ideal para hacer un alto en un paseo por la zona, también para pedir por teléfono y, fiel a las costumbres porteñas, disfrutar en una merienda o cumpleaños.

Sangüich queda en Av. Forest 1300, CABA. Horario de atención: miércoles a domingos de 10 a 18. Instagram: @sanguich.ba.

Fto: Pablo Mehanna

Una bobe feliz

Pocas cosas dan más alegría que un sándwich realmente rico. Es que el sándwich es una comida universal, perfecta, práctica y deliciosa, tan habitual que muchos caen en el error de considerarlo tan solo un simple relleno dentro de dos panes. Por suerte, hay quienes intentan darle vuelo y sabor. Y un buen ejemplo es la misma dupla que en su momento supo crear Moisha, y que ahora apuestan a Rivka, su nuevo proyecto. Allí, con el aporte de la cocinera Valeria Erlich, diseñaron una carta de sándwiches suculentos y deliciosos. Ubicado en el Mercat de Villa Crespo cuenta con seis variedades (desde $2360), todos en pan de pletzalej extra large (ese pan que viene con cebollita y semillas de amapola), ideal para compartir o para comer en dos tiempos. Como buen lugar de ascendencia judía, no podía faltar el Pastrami & Eggs pero hay dos estrellas que resaltan: el Salpicurry de pollo desmechado con mayo de curry, cilantro, pepino fresco y chutney de frutos rojos; y La Joyita, que sale con chivito uruguayo con mayonesa de morrón, tomates confitados, lechuga, huevo, muzzarella y cebolla crispy. La opción vegetariana es de gírgolas a la plancha con guacamole, morrón asado, pepinos agridulces y lechuga.

Todos los días hay un sándwich especial que forma parte del combo (de milanesa o atún) y viene acompañado de papas rejilla con salsa secreta o coleslaw y agua de fruta casera que puede ser de limón, miel de moringa, jengibre y eneldo o de naranja, pomelo rosado, hinojo y albahaca ($2400). En Rivka no hay gaseosas pero sí algunas bebidas muy ricas como el Dill Tonic (un gin tonic con eneldo que viene embotellado y listo para tomar). Para los que busquen una alternativa al sándwich, hay bohios, sambusak, knishes y kippes ($400). De postre, solo uno pero contundente: budín de pan de jalá con dulce de leche ($650).

Rivka está dentro del mercado, en la planta baja: se puede comer ahí, en alguna de las mesas altas para compartir o comprar para llevar. En breve, saldrán las cajas sangucheras y prometen algunas sorpresas más.

Rivka’s Deli queda en Thames 747, CABA. Horario de atención: martes, miércoles, jueves y domingos de 11 a 20; viernes y sábados de 11 a 00.30. Instagram: @rivkasdeli.

Foto: Pablo Mehanna

Cafecito al paso

Saavedra viene poblándose de algunos micropolos gastronómicos, en especial en los alrededores del parque homónimo. Rosie, el nuevo emprendimiento de la pastelera y cocinera Trinidad Benedetti (quien pasó por la cocina de Cuadra), es uno de los nombres que empiezan a brillar por el barrio. Un salón con mesitas en la vereda de una cuadra tranquila y llena de árboles, donde comer algo rico, tomar un buen café de especialidad y refugiarse del tórrido calor que vive hoy en Buenos Aires. El Latte Cold Brew con caramelo salado en tan simple como delicioso, apenas un retrogusto salado al final que se redondea de forma mágica con el dulce del caramelo ($650). También hay Cold Brew Tonic con almíbar de frutilla ($600) y cafés filtrados.

Siempre es buen momento para elegir las medialunas de manteca de la abuela que salen rellenas con dos quesos (gouda y sardo) y lomito ($700). También hay rohayhú, un pan de maíz y queso con ricota cremosa y mermelada de pimientos ($750), para acompañar la limonada de yerba mate o de sandía ($480): básicamente un bocadito salado con forma de mini muffin de puro sabor.

De tarde, una buena idea puede ser pedir una copa de vino (hay cinco etiquetas, entre criolla, naranjo, pinot noir y chardonnay) junto con unos porotos y berenjenas en escabeche o un plato de quesos y chutney (desde $1200). “Toda mi cocina es medio de abuela, un homenaje a ellas, en especial mis platos salados que salen muy parecidos a los que preparaba la mía”, cuenta Trinidad, quien los mediodías ofrece siempre uno o dos platos de almuerzo, una ensalada contundente, algún sándwich de leberwurst o una tarta pascualina.

A tono con la experiencia de Trinidad, las estrellas del lugar son los dulces. Las masitas de la abuela son un viaje a la infancia, lo mismo pasa con las tortas, desde la tarta tibia de frutas de temporada (en estos días hubo de higos) o la torta de chocolate, mascarpone y frutas de estación (desde $1200).

Rosie es un muy lindo lugar, acogedor y moderno, luminoso e ideal para sentarse a disfrutar de una merecida pausa.

Rosie queda en Ruiz Huidobro 3049. Horario de atención: miércoles a viernes de 13 a 20, sábados y domingo de 10 a 20. Instagram: @rosiecafe_