El número de muertos por los devastadores terremotos del lunes supera ya los 20.000, de los cuales 17.134 se contabilizan en Turquía y 3.317 en Siria. En ambos países hay más de 75.000 heridos.

En Turquía, más de 100.000 miembros de equipos de salvamento y del Ejército están movilizados para rescatar a los supervivientes, pero el tiempo invernal, el grado de destrucción y la amplitud de la zona afectada complican los trabajos.

Una vez traspasado el límite de las 72 horas las esperanzas de encontrar a supervivientes se reducen. Con todo, los rescatistas han continuado liberando en las últimas horas a personas de los escombros, incluidos cuatro menores que llevaban 84 horas sepultados.

En Siria el número de muertos por los terremotos en todo el país se eleva ya a 3.317 y el de heridos se sitúa en al menos 5.245, incluidas las áreas en manos de la oposición y las controladas por Damasco.

El primer convoy con ayuda humanitaria de la ONU llegó este viernes a las áreas opositoras del noroeste de Siria a través del paso fronterizo de Bab al Hawa, que une la provincia siria de Idlib con Turquía, casi cuatro días después del sismo inicial. Se critica que el envío no incluye comida ni maquinaria para las labores de rescate, que los socorristas locales llevan a cabo con muy pocos recursos.

Al mediodía del jueves, tras 81 horas de emergencia en la región, seis camiones de la ONU cargados con tiendas de campaña, mantas, colchonetas, kits de higiene y productos de limpieza llegaron al paso fronterizo de Bab al Hawa, que une la provincia noroccidental siria de Idlib con Turquía.

Desde el terremoto inicial registrado la madrugada del pasado lunes, no habían llegado suministros a las zonas de las provincias de Idlib y Alepo, en manos de la oposición, rodeadas de territorio en manos de actores rivales y solo accesibles de forma directa desde el otro lado de la divisoria turca.

Sin imprescindibles


Un responsable del cruce de Bab al Hawa que pidió el anonimato aseguró a EFE que el convoy no transportaba alimentos, agua ni materiales médicos, ya que se trata de un envío rutinario de las Naciones Unidas cuya llegada había quedado pospuesta a causa de los terremotos.

Los Cascos Blancos, un grupo de rescatistas que lidera las operaciones en las zonas opositoras y que alertó reiteradamente de la falta de maquinaria para el desescombro, entre otros materiales, lamentó que el cargamento no incluyese tampoco "equipamiento especial para los grupos de búsqueda".

"Esto nos hace sentir una gran desilusión, en un momento en el que lo que más necesitamos es equipamiento que nos ayude a salvar vidas de debajo de los escombros", denunció en su cuenta de Twitter la organización, que estima que todavía hay "cientos" de atrapados.

Los materiales fueron enviados desde un almacén de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en la localidad turca de Gaziantep, el principal núcleo para la ayuda al noroeste de Siria y que también fue fuertemente golpeado por los sismos.

La OIM confirmó en un comunicado que los camiones llevaban a bordo principalmente materiales de refugio y artículos de primera necesidad, con los que esperan ayudar a unas 5.000 personas en estos bastiones opositores con una población de más de 4 millones de personas.

La gran mayoría de los residentes en estas zonas ya precisaban asistencia humanitaria antes de la catástrofe, que ha sumado a sus desgracias 1.970 muertos, casi 3.000 heridos y 418 derrumbes totales a poco de que Siria cumpla doce años sumida en la violencia y el conflicto el mes próximo.

Otros puntos de acceso


Los retrasos en la llegada de ayuda a Idlib y Alepo han vuelto a poner sobre el tapete las limitaciones que presenta el mecanismo de las Naciones Unidas para el envío de asistencia a las zonas opositoras del país sin pasar por las manos del gobierno de Bachar al Asad.

En 2014, con la guerra en pleno auge, el Consejo de Seguridad aprobó la utilización de dos pasos fronterizos con Turquía, uno con Irak y otro con Jordania para estos fines, pero en la actualidad solo permanece activo el cruce de Bab al Hawa debido a los vetos de Rusia, aliada de Damasco.

Su oposición hace que la continuación del mecanismo tenga ser sometida a votación en el órgano cada seis meses, o en el mejor de los casos, una vez al año.

La única otra alternativa para suministrar al noroeste son los denominados envíos "translineales" desde áreas en manos del gobierno de Al Asad, una opción que presenta muchas limitaciones y que la ONU planea utilizar para al menos un convoy de ayuda en los próximos días.

El secretario general de la ONU, António Guterres, respaldó la idea de que el Consejo de Seguridad considere abrir más cruces fronterizos entre Turquía y las zonas de Siria bajo control rebelde, un plan ya propuesto por la Secretaría General del organismo.

Algunas ONG han demandando también más vías de entrada a Idlib y Alepo, que podrían ser accesibles de forma directa a través del cruce de Bab al Salam, en la divisoria turca y cerrado en los últimos años a consecuencia de la campaña rusa en el órgano de las Naciones Unidas.

Por ahora, también han fracasado los intentos de las autoridades kurdas del noreste de Siria, zona que apenas se vio afectada por los sismos, para hacer llegar suministros al noroeste, controlado por una miríada de grupos rebeldes enemigos de los kurdosirios.

Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por kurdos, denunciaron en un comunicado que durante los últimos cuatro días las milicias apoyadas por Turquía han estado bloqueando el paso a sus convoyes con destino a Afrín, en Alepo, y a Idlib.

Pese a las limitaciones, la entrada del convoy de este jueves ha dado esperanzas de que pronto comience a entrar ayuda específica para el terremoto, una idea alentada por el enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, quien indicó que "obviamente" después de estos camiones vendrán otros.