Perdió Boca 2 a 1 ante Talleres en Córdoba. Pero acaso eso no fue lo más grave de la noche. Más allá de la reacción de los diez últimos minutos, la actuación del equipo que dirige Hugo Ibarra fue desalentadora. Sin línea de juego, sin presencia física ni moral, con individualidades varias en un nivel bajísimo y con diez jugadores en casi todo el segundo tiempo por la expulsión del colombiano Villa, de la decepción casi no se salva nadie. Aunque se desalineó al final, la "T" jugó mucho mejor y construyó una victoria incuestionable con goles de Michael Santos y de Ezequiel Fernández en contra. Luca Langoni descontó para Boca.

Talleres tuvo todo lo que le faltó a Boca en el primer tiempo. Salida clara desde el fondo a través de los centrales Catalán y Juan Rodríguez, laterales bien abiertos con Benavídez por la derecha y Pizzini por la izquierda,  una media cancha activa a través de Villagra y Franco, el enlace de Garro y el uruguayo Michael Santos metido entre Valdez y Figal. Los cordobeses movieron bien la pelota, ocuparon mucho mejor los espacios, primerearon casi todos los rebotes y por eso se fueron ganando 1 a 0. A los 28 minutos, un remate de Pizzini pegó en Valdez y Fabra y derivó hacia Santos que llegó antes que Sergio Romero y anotó. Antes, un remate del propio Santos había dado en el travesaño.

Un sólo dato revela lo que fue Boca: no remató al arco de Talleres. Manejó más el balón, pero muy lejos del área cordobesa. Fue un equipo blando, quieto, sin agresividad para recuperar la pelota ni para jugar. Los volantes se pasaron la pelota entre si. Pero no fueron capaces de acompañar arriba al colombiano Villa y al uruguayo Merentiel que antes de los diez minutos reemplazó por lesión a Orsini.

El técnico Ibarra movió el banco de regreso para la segunda etapa: salieron Varela y Ramírez e ingresaron Equi Fernández y Langoni. Pero no hubo caso. A los 6 minutos, Equi Fernández marcó en contra en una jugada en la que Sergio Romero quedó a mitad de camino. Y a los 10, a instancias del VAR, fue expulsado Villa por darle un puntapie y una trompada a Benavídez. 

Dos goles abajo, con un hombre menos, sin planes ni idea de juego, desconcertado dentro y fuera de la cancha, a Boca se le hizo cuesta arriba el partido y se diluyó en su impotencia. Más allá de que a los 37 minutos descontó con un gol de Luca Langoni tras un buen pase de Merentiel. Y hasta pudo haber empatado con un cabezazo de Figal, tras un córner de Zeballos que Herrera manoteó con esfuerzo. En verdad y fuera del arrebato del final, Boca no jugó a nada, perdió sin atenuantes y por eso, la semana será movida en el complejo de Ezeiza y en los pasillos de la Bombonera.