"No escucho de parte de las otras fuerzas políticas hablar de los temas más importantes de la ciudad, es como que estamos en un momento donde hay una banalización de la política, que las campañas suelen ser las caras bonitas en los afiches o un par de frases pomposas", consideró la concejala Verónica Irízar, quien busca renovar su banca ocupando el segundo lugar en una de las listas de precandidatos a concejales del Frente Progresista. Para la edila socialista, el ejemplo más claro fue la discusión por el endeudamiento. "No hubo debates sobre las obras que había que hacer, lo que hubo fue una gran mezquindad política, en particular del PRO, de no permitir que la ciudad avance, y a veces no se mide cuando se pierden oportunidades", apuntó la candidata en una entrevista con Rosario/12. Irízar planteó que a pesar de la ausencia de debates entre la dirigencia política, en cada una de las recorridas de campaña observa que "la gente tiene una agenda muy clara de los problemas que cotidianamente los afectan".

Durante 18 años, Irízar ocupó varios lugares en la secretaría de Hacienda municipal, la que pasó a comandar durante la primera intendencia de Mónica Fein hasta que en el 2015 reemplazó en el Concejo Municipal a Miguel Cappiello, quien resultó electo senador. Ahora va por la reelección secundando a Pablo Javkin en una de las listas que competirá en la interna del Frente Progresista el próximo 13 de agosto. "Es una elección compleja porque es de medio tiempo, entiendo que va a ser bastante repartido el escenario", estimó la candidata.

--Finalmente, y luego de varios años de reclamos, el socialismo cede el primer lugar en una lista de concejales.

--El 2015 fue un punto bisagra en la historia del Frente y del Partido Socialista donde hubo un claro mensaje de la sociedad de renovación, a toda la política y particularmente a nosotros que hace más tiempo estamos en este proceso de transformar la ciudad. La composición del gabinete reflejó esa renovación. Fue un proceso casi natural y noto una diferencia con la gestión anterior. La veo a Fein mucho más cerca de la gente, resolviendo más obras barriales, observo más afianzado el trabajo con el gobierno provincial en el marco de la consolidación del Plan Abre, que comenzó con el gobierno de Antonio Bonfatti pero que hoy tiene un volumen muy fuerte. Hoy el problema está en el Concejo, que se transformó en un lugar que frena el avance de la ciudad. Necesitamos destrabarlo para que acompañe ese movimiento.

-¿La traba mayor fue el rechazo al proyecto de endeudamiento externo?

-Es el ejemplo más fuerte, pero también hay un montón de temas pequeños que cuando uno lo habla con empresarios y organizaciones de la ciudad observa que muchas cosas se traban en el Concejo. Esta liviandad a la hora de permitir bloques, una Parlamentaria con 18 bloques, también es muy complejo y genera a veces una traba. El desafío de hoy está en el Concejo y entendemos que es el lugar a priorizar con una lista que refleja esta lógica de renovación. Todos los partidos del Frente Progresista, salvo el radicalismo, están representados.

-¿Cómo resultó su experiencia en el Concejo después de tantos años en funciones ejecutivas?

-La secretaría de Hacienda fue un lugar muy duro y estuve nueve años con responsabilidades muy altas, pero me permitió conocer muy de cerca la gestión, aprendí mucho. Pero el Concejo me dio una mirada mucho más macro y la oportunidad de conocer a más personas y a organizaciones, de ayudar concretamente. Veo que es un desafío mayor el de discutir e intentar convencer o sumar voluntades para que la ciudad avance.

-¿Y cuál es el mayor desafío que tiene Rosario?

-Integrar sus barrios y resolver infraestructuras básicas. Cuando asumió, la intendenta planteó en su campaña que iba avanzar con las cloacas y muy pocos creyeron. Hoy, más del 90 por ciento de la ciudad ya tiene las cloacas. El otro punto que uno ve como preocupación pasa por el empleo y la actividad económica, debido a las consecuencias de las políticas macroeconómicas del gobierno nacional que no compartimos y que demostró claramente que gobierna para los más ricos, y además sus funcionarios no conocen la realidad del país.