El déficit en la balanza comercial fue en junio de 748 millones de dólares, con lo que revirtió el superávit de 174 millones de igual mes del año pasado. Según reconoció ayer el Indec en su informe de Intercambio Comercial, el deterioro del balance respecto de 2016 “se debió a la caída de 2,6 por ciento de las exportaciones combinada con el crecimiento de 15,4 por ciento de las importaciones”. 

Durante el primer semestre las importaciones crecieron 13 por ciento interanual, mientras que las compras apenas avanzaron un 0,8 por ciento, con lo cual el rojo comercial asciende en la primera parte del año a 2613 millones –el peor déficit desde 1994– frente a un superávit de 689 millones de igual periodo de 2016. En la primera parte del año las importaciones que más crecieron fueron alimentos y bebidas para la industria, con 80,4 por ciento interanual, y para consumo en hogar, 35,8; equipos de transporte, 70,7; y automotores, con un 39,5 por ciento. 

La apertura del mercado interno al arribo de las importaciones no sólo está afectando a las industrias con las que compiten los productos provenientes del exterior, sino que además está haciendo mella en la balanza comercial. Como resultado de las mismas políticas, los saldos comerciales evidencian el peor desempeño desde 1994, en pleno proceso de liberalización comercial. El rojo de junio se extendió a la relación con los países y bloque más importantes con lo que comercia la Argentina. Los déficits más importantes registraron con Brasil (652 millones), China (385 millones), Estados Unidos (392 millones), Alemania (168 millones) y México (158 millones). 

En junio, el valor de las importaciones fue de 5898 millones de dólares, un 15,4 por ciento (786 millones) respecto de igual mes del año pasado. El aumento se explicó por un alza de 5,8 por ciento en precios y de 9 por ciento en cantidades. En el cotejo interanual se destacó el crecimiento en cantidades en las compras de piezas y accesorios para bienes de capital (27,8 por ciento), automotores de pasajeros (25,3 por ciento), bienes intermedios (8,1 por ciento), de consumo (10,42 por ciento) y de capital (3,4). Las importaciones de combustibles y lubricantes retrocedieron en un 5 por ciento, según el Indec. 

El menor incremento de las compras de bienes de capital además denota una menor inversión por parte de las empresas respecto a las compras para consumo. En el acumulado del primer semestre los incrementos fueron para vehículos (39,5 por ciento), combustibles y lubricantes (18,2), bienes de capital (16,9), de consumo (15,5), intermedios (5,5) y piezas (5,4).

Las exportaciones de junio alcanzaron los 5150 millones de dólares, con una caída 2,6 por ciento (135 millones menos) respecto al mismo mes del año previo. El retroceso responde a una leve baja de 0,7 por ciento en precios y de 1,9 en cantidades. “Las mayores caídas de las exportaciones estuvieron vinculadas con el complejo oleaginoso”, reconoce el informe del Indec. Las exportaciones de productos primarios cayeron 3,6 por ciento en un escenario de retención de la liquidación de las cosechas, ayudado por la flexibilización en los plazos (hasta diez años) para ingresar los dólares de sus ventas. En cantidades, la caída de exportaciones de productos primarios fue superior a 8 por ciento interanual en junio, con una baja acumulada de casi 10 por ciento durante el primer semestre, según un informe de Abeceb. 

En valores absolutos, las exportaciones de harina y pellets de la extracción del aceite de soja cayeron en 249 millones de dólares y las de porotos de soja, excluidos para siembra, en 204 millones de dólares. Si se les suma la caída de las exportaciones de aceite de soja en bruto, la merma de las exportaciones de estos tres productos vinculados a la soja fue de 511 millones de dólares (9,9 por ciento de las ventas totales de junio).