“No alcanza el agua para tomar pero hay de sobra estancada. Y en la manzana 2 se nos murió Gilda sacando agua podrida de su casa. Se nos murió electrocutada". Con esta imagen resume la Negra Albornoz, referente del feminismo villero de La Poderosa, lo que investigadores llaman pobreza no monetaria. Es decir, privaciones de derechos que trascienden la esfera de los ingresos: el acceso a los alimentos, a la salud, a la educación y a la vivienda. Eso que los investigadores titulan y La Negra explica, lo experimentan el 42,5 por ciento de los niños, niñas y adolescentes en Argentina. El porcentaje asciende a 66 por ciento cuando esos niños, además, son pobres por ingresos.

Son aproximadamente 8,8 millones de niñas y niños de Argentina pobres por ingresos o privados de derechos básicos, como el acceso a la educación, la protección social, a una vivienda o un baño adecuado, al agua o a un hábitat seguro. El 28 por ciento, es decir 3,7 millones enfrentan ambos tipos de privaciones de acuerdo con el estudio “Pobreza monetaria y privaciones no monetarias en niñas, niños y adolescentes en Argentina” que presentó hoy como cada año Unicef

Las causas

Esta situación de pobreza multidimensional, que refleja el núcleo más duro de la pobreza, se mantiene desde hace más de seis años pero con tendencias distintas: mientras que la pobreza monetaria infantil no logra descender del piso del 50 por ciento, sí se ve una tendencia a la baja en la pobreza no monetaria. "Es que la pobreza monetaria depende del ciclo económico, de variables que hoy están en discusión como el tipo de cambio, los salarios, el desempleo, el consumo, pero sobre todo de los precios", explica en la presentación del informe Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión de Unicef Argentina, y remata: "Salvo que haya un shock de ingresos importante o una gran caída de la inflación, la pobreza va a persistir en un rango elevado este año".

El 51,5 por ciento de niños y niñas son pobres por ingresos, es decir viven en hogares con ingresos menores a lo que cada mes refiere la Canasta Básica Total de bienes y servicios; mientras que el 13,2 son indigentes. Al hacer doble clic y salir de los promedios para contestar la pregunta: ¿Quiénes son mas pobres entre los pobres?, ese 51,5 aumenta a 80 cuando la persona de referencia del hogar reside en un barrio popular o es desempleada. Asciende a más de 70 por ciento cuando hay un clima educativo reducido en el hogar o los ingresos provienen de trabajos informales, y al 60 por ciento si es una mujer. 

La pobreza no monetaria alcanza al 42,5 por ciento de los niños y niñas del país. Son 5,6 millones con restricciones de acceso a derechos básicos y 2 millones, es decir 15,4 por ciento, indigentes. "La tendencia descendente de la no monetaria desde 2004 es para destacar. En 2004 eran 10 millones de niños niñas y adolescentes con privaciones vinculadas a derechos, hoy 4 millones menos", explica Waisgrais. El especialista asegura que tiene que ver con la inversión estatal en obra pública más allá del ciclo económico. 

Haciendo nuevamente doble clic en esta pestaña, los principales componentes que inciden en la pobreza total son la vivienda, contar con baño en el hogar, acceso a agua segura y buen hábitat. En el caso de la pobreza severa o indigencia, se explica por la falta protección social. Si bien desde Unicef resaltan la importancia de la AUH y la Tarjeta Alimentar para evitar que este número sea más alto, también marcan la falta: "Calculamos que hay un millón de niños y niñas elegibles por la protección de ingresos AUH que no la reciben. Es un número que no es nuevo, pero estamos realizando un trabajo asiduo con Anses para realizar operativos territoriales y bajar las barreras de entrada a lugares en los que no saben ni siquiera que existe ese beneficio", asegura Waisgrais.

Párrafo aparte merece la mención al fenómeno cada vez más creciente de los trabajadores pobres. Es que nueve de cada diez chicas y chicos en situación de pobreza monetaria viven en familias en las que el papá y/o la mamá trabaja, lo cual refleja que la sola creación de empleo, sin tomar en cuenta su calidad, no permite salir automáticamente de la pobreza. El 76 por ciento de estas chicas y chicos pobres viven en hogares donde los adultos tienen trabajos informales o relaciones laborales precarias. "No se sale de la pobreza creando cualquier tipo de empleo, sino empleo decente, es decir, protegido y de calidad”, sostuvo el especialista.

Luces y sombras del presupuesto

Según el informe realizado por UNICEF sobre la base del Presupuesto Abierto y otras fuentes de información pública, el presupuesto nacional destinado a la infancia en 2023 presenta contracciones de entre un 13,3 por ciento y un 22,2 por ciento, dependiendo el número de inflación que se tome (60 por ciento del presupuesto o 97 de acuerdo a proyecciones privadas del REM). En 2022, la reducción fue de 4 por ciento. 

Para 2023 el programa Conectar Igualdad tuvo un aumento entre un 39 y 55 por ciento en términos reales; los Jardines infantiles también tuvieron un aumento entre un 23 y 37 por ciento en términos reales y gran parte de las asignaciones del Ministerio de Salud presentan variaciones positivas en ambos escenarios analizados.

En cambio las Asignaciones Familiares (incluyendo contributivas y no contributivas) cayeron entre un 11 y 20 por ciento en términos reales, la Prestación Alimentar entre un 42 y 48 por ciento en términos reales, de Primera infancia incluye una caída entre el 24 y el 32 por ciento del Plan Nacional de Primera Infancia y del 90 por ciento de la línea de construcción de Centros de Desarrollo Infantil. Transversalmente el presupuesto asignado a la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia presenta una caída entre un 18 y 26 por ciento en términos reales.

En 2022 la AUH se redujo 10,4 por ciento en términos reales, la Prestación Alimentar 7,5 por ciento, Plan Nacional de Primera Infancia 27 por ciento, Sennaf 10 por ciento, Jardines Infantiles 45 por ciento y prevención embarazo adolescente 18 por ciento.

"El presupuesto es un factor clave en la reducción de la pobreza de chicas y chicos. Es fundamental priorizar las políticas públicas y, particularmente, los programas de protección de ingresos que han demostrado ser una herramienta potente para mitigar la pobreza y, sobre todo, la pobreza extrema”, explicó Luisa Brumana, Representante de UNICEF Argentina.

No es amor

El informe cuantitativo sumó este año uno cualitativo en su alianza con la organización social La Poderosa para visibilizar las experiencias cotidianas y las historias de vida de mujeres que viven en barrios populares. Los testimonios dan cuenta de procesos de múltiples sufrimientos, estigmatización y culpabilización en edades tempranas y se sostiene con el trabajo comunitario y redes barriales. 

Se trata de redes sostenidas principalmente por mujeres que afrontan una triple jornada laboral: trabajo en el mercado, trabajo no remunerado en los hogares y trabajo comunitario. Estas mujeres, que con su trabajo sostienen los comedores y merenderos, los espacios de apoyo escolar, educación y cuidado infantil, cuidado de la salud, de atención de violencia hacia las mujeres y diversidades, no son la mayoría de las veces reconocidas ni remuneradas. 

Por eso, la organización presentará el próximo 8 de marzo un proyecto de ley en el Congreso para su reconocimiento. Alimentan a más de diez millones de personas que comen en comedores populares en la Argentina, y el Estado les da insumos pero no les paga: "¿Qué cree que el Estado que los comen crudos a los fideos? Es tiempo dedicado exclusivamente para esa tarea, cuando las mujeres están cocinando no pueden hacer otra cosa". El proyecto de ley pedirá un salario equivalente al salario mínimo, vital y móvil y reconocimiento de derechos laborales como vacaciones, ART y jubilaciones para las 70 mil cocineras que calculan hay en el país.